miércoles, 15 de marzo de 2017

Celebrando 50 años de la apertura decisiva al Espíritu Santo

En el marco de la celebración del evento “Ven, sígueme”, por los 50 años de la RCC, organizado por la Casa de Formación Eudista La Misión, el Padre Diego Jaramillo Cjm, predicó y con la sabiduría que lo caracteriza, la orientó en tres momentos para que todos pudiéramos conocer más sobre él Espíritu Santo y su acción renovadora.

Inició preguntando: ¿Quién es el Espíritu Santo?, a lo que él mismo respondió, sabemos quién es, pero no sabemos de manera cierta que es, del Padre y del Hijo sabemos mucho, pero el Espíritu Santo es el gran desconocido, solo hasta 1895 de manera concreta se invita a la Iglesia a clamar al Santo Espíritu de Dios, para renovar la experiencia de Pentecostés, es en el Concilio Vaticano II donde en 72 veces se menciona al Espíritu Santo.

Sabemos que lo recibimos en el Bautismo, haciéndonos hijos de Dios, luego en la Confirmación, reafirmando nuestra experiencia de fe, sabemos que se nos dio para el perdón de los pecados, tanto era el desconocimiento del Espíritu, que después del Concilio Vaticano II, Pablo VI le pide a los teólogos, profundizar en la Tercera Persona de la Santísima Trinidad.
Padre Diego se remitió a los Padres de la Iglesia, hizo un recorrido por la historia de la misma, evidenciando cómo el Espíritu Santo, desde el Antiguo Testamento hasta llegar a nuestros tiempos, ha sido protagonista, unas veces oculto, otras veces de forma evidente, pero ha sido la Presencia de Dios mismo, renovando y cambiando a los creyentes, dándole fuerza y empuje para continuar la misión que Jesús le dio a sus apóstoles, y que hoy nos da a tod@s l@s creyentes.

Seguidamente el Padre Diego Jaramillo, se refirió a los instantes en que en la Iglesia se suscitó el anhelo de volver a la experiencia del Espíritu, comenzando por la beata Sor Elena Guerra, quien en 1895, solicita al Papa León XIII, que toda la Iglesia, volviera al Espíritu, ya que hasta ese momento se había dejado en el anonimato a la tercera persona de la Santísima Trinidad, en respuesta el Pontífice, determina obligatoria la novena de preparación a la solemnidad de Pentecostés.

Contó detalladamente cómo el 17 de febrero de 1967, se reunieron en el Arca y la Paloma, una casa de retiros, en Pittsburgh, Pensilvania, Estados Unidos, estudiantes y profesores, para vivir una experiencia, donde se reflexionó en la experiencia de Pentecostés, animada por el Espíritu, avivando y manifestando los carismas, que hicieron visible la experiencia de oración e intimidad con Jesús de Nazaret, como ocurrió con sus apóstoles y la Virgen María en el Cenáculo.

Por último, invitó y recomendó, a los asistentes renovar el Bautismo en el Espíritu, como experiencia fundamental, que renueva las gracias de los sacramentos de la iniciación cristiana, de tal manera que experimentáramos lo mismo que sintieron en su momento los apóstoles y los discípulos de Jesús, no como un sentimiento, sino como la realidad que le da sentido a nuestra existencia.
Déjense llenar del Espíritu Santo, clamen a Él: Ven, Ven Espíritu Santo!, entusiasmado nos motivó Padre Diego Jaramillo para celebrar estos 50 años, y continuar en este camino de salvación que Jesús trajo al mundo por Amor del Padre y con la gracia del Espíritu Santo.



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