viernes, 30 de junio de 2017

Les visionnaires dans le Souffle de l’Esprit !


Qui est l’Esprit Saint ? Comment agit-il ? Comment en être rempli ?

Questions immenses ! À la demande du Père Gilles, Michel et Francine Leroy – missionnés par notre évêque pour accompagner les groupes de prière du Renouveau Charismatique – et le Père Juan Pablo nous ont dispensé un enseignement digne de ceux des Actes des Apôtres.

Enseignement solide, ancré dans la Parole de Dieu, depuis le Souffle Créateur de la Genèse (Gn 1,2) jusquà l’Apocalypse (Ap 1, 10), en passant par la grandiose vision d’Ezéchiel sur les ossements desséchés qui reprennent vie (Ez 37), et, bien sûr, les innombrables passages des Actes des Apôtres qui pourraient nous indiquer le chemin.

La présence d’un groupe de priants a assuré une densité spirituelle exceptionnelle à ce week-end vécu à la Maison Saint Jean.
Ce fut d’une richesse étonnante. La joie, la circulation d’amour étaient tangibles, dans un climat de service remarquablement organisé.
Le Groupement Rive de Loire en sera rajeuni, revitalisé dans l’élan qui la conduit à devenir un « sanctuaire où les assoiffés viennent boire pour continuer à marcher, centre d’un constant envoi missionnaire » pour partager la joie de l’évangile, comme le demande notre pape François.



Los jóvenes son Iglesia


La arquidiócesis de Bogotá inició las jornadas de preparación para los jóvenes que darán la bienvenida al papa Francisco, en la plaza de Bolívar, el jueves 7 de septiembre. Las vicarías territoriales de Espíritu Santo, San Pablo y San José, al igual que la diócesis de Soacha, vivieron este primer encuentro con alegría, entusiasmo y compromiso.

En cada lugar donde se reunieron para iniciar estas jornadas de preparación y catequesis la asistencia superó los 600 jóvenes. Llegaron puntuales, dispuestos, con toda la energía y motivados por su participación importante presencia dentro de la agenda del Sumo Pontífice cuando esté en nuestro país.

Se tiene previsto que el jueves 7 de septiembre en Bogotá, el Vicario de Cristo según la agenda consolidada desde El Vaticano, hará un recorrido en su papamóvil por la plaza de Bolívar en horas de la mañana, y luego, desde el balcón del palacio arzobispal saludará a los 22.000 mil jóvenes allí reunidos y les impartirá su bendición.

Los jóvenes preparan la mente y el corazón

Delegados de la pastoral juvenil de las diferentes vicarías y diócesis urbanas trabajan para que toda esta preparación con los jóvenes, quienes se encuentran entre los 14 y los 30 años, sea motivadora, de crecimiento espiritual y personal.

Se llevarán a cabo tres jornadas, la primera se desarrolló dentro de la temática: “Los jóvenes somos Iglesia”; música, danzas y alabanzas para Dios, lo mismo que talleres de reflexión a la luz de la palabra y cartas para el papa Francisco enmarcaron esta primera catequesis. La próxima se llevará a cabo en el mes de julio y la tercera y última, será un retiro espiritual para los jóvenes.

A continuación, escuchemos al padre Carlos Jiménez, quien lidera estos encuentros de preparación con la juventud. También algunos testimonios de participantes:


jueves, 29 de junio de 2017

Bienvenue nouveau site de Sœurs des Saints Cœurs de Jésus et Marie

http://ssccjm.org/index.html



Pistas para la Lectio Divina...

Mateo 16, 13-19: Un testimonio firmado con la propia sangre. “Sobre esta piedra edificaré mi Iglesia”
Autor: Padre Fidel Oñoro CJM
Fuente: Centro Bíblico Pastoral para la América Latina (CEBIPAL) del CELAM

La de hoy es una solemnidad que nos invita a reposar en la Palabra. El martirio de los apóstoles Pedro y Pablo nos da la ocasión para que nos pongamos de cara al misterio de la Iglesia.

1. Pedro y Pablo: dos caminos y un mismo destino

Una antigua y muy respetable tradición asocia a Pedro y Pablo. Partiendo de Jerusalén, cada uno de ellos llegó por sus propios medios a la capital del Imperio Romano -en ese momento “centro del mundo”- para animar las comunidades daban testimonio de Cristo en este lugar clave. Allí evangelizaron hasta que sellaron su ministerio apostólico en el martirio, hasta que firmaron su testimonio de Jesús predicado con su propia sangre.

Como cuenta el historiador Eusebio de Cesarea:

“Por último de sus iniquidades, el emperador Nerón declaró la primera persecución contra los cristianos cuando los santísimos Apóstoles, Pedro y Pablo fueron coronados en el combate por Cristo con la corona del martirio”.

Y también Sulpicio Severo:

“Por leyes se prohibió la religión y por edicto se declaró no ser lícito el cristianismo. Entonces fueron condenados a muerte Pedro y Pablo. A Pablo le cortaron a espada el cuello, a Pedro lo levantaron en una cruz”.

Dos martirios grabados en la memoria de la Iglesia

Cuando uno se pasea por las catacumbas romanas como humilde peregrino, uno no puede evitar el estremecimiento al ver los nombres de los dos apóstoles gravados el uno al lado del otro en los grafittis de los pasadizos subterráneos. También dos basílicas mayores en Roma llevan sus nombres. Uno los ve a los dos juntos, llevando en sus manos los instrumentos de su martirio: Pedro, la cruz invertida, porque según la tradición se declaró indigno morir de manera idéntica a su Maestro; Pablo, la espada con la que fue decapitado, probablemente en un sitio conocido como “Tres Fuentes”. Estas imágenes las vemos con frecuencia en los capiteles, vitrales, iconos y retablos.

Por esto no nos extraña que también en el calendario litúrgico de la Iglesia los encontremos asociados “Se celebra el mismo día la pasión de los dos apóstoles, pero los dos no hacen más que uno”.
en la misma fiesta. Como dijo san Agustín:

Dos tipos distintos

Pero, ¿qué hay de común entre el humilde pescador de Galilea y el gran intelectual salido de la academia de Tarso y de la prestigiosa escuela de Gamaliel?

Pedro anduvo con Jesús de Nazareth por los caminos de Galilea, siguiéndolo con generosidad, tomando el liderazgo entre sus compañeros, sufriendo las consecuencias de la terquedad de su noble corazón. Él acompañó al Maestro hasta el fin, o mejor, casi hasta el fin, cuando su debilidad lo llevó a negarlo; pero su fidelidad fue finalmente la del amor primero de Jesús, porque la mirada misericordiosa del Señor le llegó bien hondo y lo llamó de nuevo.

Pablo no caminó con el Jesús terreno, ni escuchó sus parábolas, ni compartió con él la cena. Más bien -a pesar de que escuchó hablar de él- lo que hizo fue combatir a los cristianos que propagaban su memoria y afirmaban su resurrección. También él experimentó la misericordia del Resucitado, quien lo llamó en el camino de Damasco e hizo de él el intrépido apóstol que abrió tantos caminos al evangelio y formó muchas de las comunidades que todavía hoy siguen inspirando las nuestras.

Un camino de comunión

Pedro y Pablo, dos hombres bien diferentes en sus orígenes, formación y temperamento que, a pesar de sus resistencias, fueron ambos llamados y moldeados por las palabras y el Espíritu de Jesús. Pero el mismo Señor hizo que sus ministerios fueran complementarios y los constituyó en pilares de la Iglesia naciente.


Encerram-se hoje os Festejos em Honra a Nossa Senhora do Perpétuo Socorro


Com uma procissão conduzida pelo Terço dos Homens, que percorrerá algumas ruas nas imediações da Capela, que fica próxima ao Iguatemi, ficam encerrados hoje, os festejos em honra a Nossa Senhora do Perpétuo Socorro.

Depois da procissão, que tem seu início programado para às 19horas, será celebrada uma missa presidida pelo vigário paroquial, padre Juan Carlos, que retornou de sua viagem a Colômbia.



QUADRILHA

Faz parte ainda da programação da festa, uma apresentação da quadrilha do Zé Testinha e mais bingo, rifas, bazar e músicas juninas e barracas com comidas típicas, como bolos, pé de moleque, vatapá, baião de dois.

TRÍDUO

O tríduo em honra a Nossa Senhora do Perpétuo Socorro ficou encerrado na noite passado, dia 26 de junho, com Adoração ao Santíssimo, terço mariano e uma celebração eucarística, presidida pelo monsenhor Idelfonso.



50 ans de sacerdoce de Mgr Michel Dubost

Dimanche 25 juin, les cloches de la cathédrale de la Résurrection d’Évry se mettaient à sonner au beau milieu de l’après-midi. Mgr Michel Dubost, évêque du lieu, invitait famille, amis et diocésains à rendre grâce avec lui pour ses 50 ans de sacerdoce. En effet, prêtre eudiste, c’est le 25 mai 1967 qu’il fût ordonné. Avec beaucoup de ministres ordonnés du diocèse et d’ailleurs, étaient présents 3 évêques : Mgr Guy Herbulot, évêque émérite du diocèse d’Évry - Corbeil-Essonnes, Mgr Jérôme Beau, évêque auxiliaire de Paris et Mgr Mgr Michael Apochi, évêque de Otukpo au Nigeria qui dira le Notre Père dans sa langue.

Homélie de Mgr Dubost

Je me suis interrogé sur ce que j’allais vous dire.
J’aurais pu demander pardon.
Ce soir, il y a ici des personnes que j’ai connues tout au long de ma vie, de mon enfance à aujourd’hui…
A chaque époque, il y a lieu de demander pardon.
J’aurais pu demander pardon notamment à mes frères prêtres qui sont ici.




J’aurais pu rendre grâce pour tant de merveilles.
Permettez-moi de le faire pour trois personnes ici présentes : le Père Pascal Gollnisch, qui est en responsabilité de l’œuvre d’Orient - ces chrétiens qui nous sont si chers-, et au Père Herbulot. Mais je tiens aussi à remercier le Père Martial Bernard, responsable de la cathédrale, qui fête aujourd’hui 12 ans de sacerdoce… et, à travers lui, remercier tous les prêtres.



J’aurais pu faire une grande rétrospective du temps où, enfant, j’accompagnais ma grand-mère à une veillée pascale qui avait lieu à six heures du matin et à laquelle je ne comprenais rien, aux dernières veillées pascales où j’ai eu la joie de baptiser par immersion des adultes exprimant leur foi. Quand je compare, je me dis qu’il y a eu beaucoup de progrès et je me réjouis de ce progrès.

J’aurais pu faire un testament…



J’ai choisi de commenter les textes de ce jour : l’important, pour nous tous, c’est la Parole de Dieu, c’est le fait que Dieu nous parle aujourd’hui.
L’aujourd’hui de Dieu...


Au moment de l’offertoire, les offrandes ainsi que des présents pour l’évêque jubilaire de la part des catholiques de l’Essonne furent apportés.



À la fin de la célébration, Mgr Alain Bobière, vicaire général, a pris la parole. Il a tout d’abord remis à Mgr Dubost une lettre de la part des personnes détenues à la prison de Fleury-Mérogis. Puis après quelques traits d’humour pour le décrire, il lui a offert au nom de tous un ordinateur portable.



La messe était animée par une chorale de jeunes du diocèse que l’évêque a tenu à remercier. Il a également souhaité saluer les religieuses ainsi que les laïcs travaillant pour le diocèse.


 

miércoles, 28 de junio de 2017

Fr. Gérard's Corner

Dear Parishioners,
This is my last “Fr. Gérard’s Corner”. Throughout these years, I tried to give you a few insights about the Sunday’s readings taken from “Pastoral Patterns” I used when I was in charge of the Liturgy Committee.

Today I have to consider a “fiat” to my last mission. I am sent as a future pastor of the churches of St James-St. Leo in Solana Beach. You all know how much I love St. John Eudes community. You gave me the best of your commitments and of your faith in Jesus and Mary! I did my best to make Jesus and Mary loved and celebrated. Some of you have gotten a better knowledge of Saint John Eudes. The Eudists were called by the Archbishop to SERVE Saint John Eudes parish and Bishop Wilkerson considered it a plus in the pastoral region to have a Eudist flavor added to our local deanery.

I was delegated by the Eudist region to begin the conversations with Msgr. Nugent and Deacon Bob Seidler to ease the transition. I want to thank them from the bottom of my heart, and with them the Finance and Pastoral Councils who opened their minds and heart to a new experience. I worked with all of them and excluded no one!

With the Eudists you saw a few seminarians. One of them is going to be ordained a priest. Under Saint John Eudes, our patron saint, I made every effort with Fr. Bill and Fr. Carlos to put into place the means to live the three fundamentals of Saint John Eudes charism: Formation, Evangelization and Compassion under the devotion of the Heart of Jesus and Mary.

All along these past six years, I loved you and gave the best of myself, but I did not strive to be a good Eudist pastor. The key word to evangelize is UNITY. Many steps have been made in this direction, the direction of our Mission Statement that we see on our screens before each mass. However, I cannot be satisfied when I meditate on John 17:12. I failed to keep this parish united together to become missionary disciples. We are so diverse here! Please forgive me. I feel unworthy of your love but I accept it! Nothing has been more important than your love, your faith, commitment to Jesus and your service to the poor through the incredible number of fundraisers. I can give so many examples of parishioners transformed by the Word of God and the Eucharist living the virtue of humility.

Some moments of the word of God (Phil 2; 6-11; John 13: 1-15; Romans 7:18-20; 1 cor 4: 7) and the famous profession of humility Saint John Eudes has us say every day:

PROFESSION OF HUMILITY

Lord, Jesus Christ, without You, we are nothing,
We can do nothing,
We are worth nothing
We possess nothing but sin.
We are useless servants,
Born in opposition,
Last among men and first among sinners.
To us be shame and confusion,
To you, honor and glory, for ever and ever.
Vive Jesus et Marie!

Fr Gérard Lecompte



Homilía en la Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús

Paramé (Francia), viernes 23 de junio de 2017

Escuchamos la Palabra de Dios junto con san Juan Eudes. Los textos de la Escritura elegidos por nuestro Padre Juan Eudes tienen una orientación contemplativa, nos hacen entrar en la contemplación del amor de Dios. Es así como nos propone comenzar todo itinerario de oración: adorar, contemplar, admirar.

Pero, ¿es posible contemplar el amor? Sí, ya que el amor tiene un rostro, es posible verlo cara a cara. El amor no es una idea sino relación: en la escucha de la Palabra encontramos a Jesús, establecemos con él una relación. Escuchamos el Evangelio, escogido por san Juan Eudes, precisamente en el momento en que el amor es incandescente, ya que « Jesús pasa de este mundo a su Padre », contemplamos el amor que se hizo visible en esta relación; es también el momento en el que Jesús está con sus amigos y no sólo con sus servidores. Miren hacia dónde nos lleva Juan Eudes, hacia lo que ha sido el culmen de su vida entera, nos conduce al encuentro con Jesús, la epifanía del amor de Dios.

Juan Eudes nos lleva hasta la cumbre para celebrar el Corazón del Salvador. Nos conduce hasta el acto de fe escuchando la Palabra: el amor de Dios se ha manifestado en plenitud en este hombre, Jesús, en este ser humano. Ya que Jesús es «la imagen del Dios invisible», ya que quien le ve ha visto al Padre, Dios no tiene otra faceta del amor que no haya sido revelada en la persona humana de su Hijo. Dios no ha escondido nada, lo ha dado todo en su Hijo.

Este asombro es también el que manifiesta el Papa Pio XII en la encíclica Haurietis Aquas: «El Corazón de Cristo, unido hipostáticamente a la Persona divina del Verbo, palpitó de amor y de todo otro afecto sensible; mas estos sentimientos estaban tan conformes y tan en armonía con su voluntad de hombre esencialmente plena de caridad divina, y con el mismo amor divino que el Hijo tiene en común con el Padre y el Espíritu Santo, que entre estos tres amores jamás hubo falta de acuerdo y armonía» (No.12). Retomemos la manera sublime con la que Juan Eudes describe el Corazón de
Cristo: «Adoramos tres corazones en nuestro Salvador, que no son más que un solo Corazón por la unión estrecha que tienen entre sí» (Leccionario propio, No.43). En razón de la encarnación, el Corazón de Dios nos ha sido desvelado.

Este es el contenido de nuestro testimonio misionero: Jesús es este hombre que amó divinamente, podemos comprender la altura, la anchura y la profundidad del amor porque este amor existe y se ha revelado en Jesucristo.

Y enseguida decimos que este hombre nos amó, que este hombre me amó y me ama infinitamente. Porque la contemplación se hace participación. Este misterio ante el cual me maravillo, se me da para que haga la experiencia. Este amor es para mí. Nos sorprende la manera como lo dice Juan Eudes, en primera persona, pero se trata de la experiencia singular que cada uno puede vivir. Este amor me toca, su misericordia me envuelve, no es un objeto que miro sino un don que recibo.

Y es también el contenido, un segundo aspecto de nuestra proclamación misionera: anunciar a cada persona que ella es amada sin límites e incondicionalmente. En nuestra condición humana podemos vivir cosas difíciles, que nos lanzan al abismo, pero nosotros sabemos que este amor nunca nos dejará caer. Este amor no cambia las condiciones de nuestra existencia, sino que nos hace vivir de otra manera, con el corazón unido a este amor. Este vínculo de amor es como lo proclama san Pablo a los Romanos: “El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado”. Es vital el saberse amado, aceptado, acogido, sin ser juzgado, mientras que aquel que nos ama conoce nuestros corazones y todos sus rincones más o menos oscuros, él conoce los defectos, las cavidades negras de nuestro interior, las resistencias, los movimientos diversos de nuestra maraña interior… y él nos ama, porque este amor más fuerte que la muerte es un amor que comunica vida nueva.

Este es el milagro: el amor manifestado en el Corazón de Jesús es el amor de Dios, lo contemplamos, lo acogemos como un amor actual, gracias a la Resurrección de Cristo. La acogida del amor eterno de Dios actúa en nosotros como las aguas vivas que manan del Templo y que se vacían en el mar muerto. La imagen es de Ezequiel, el mismo que anuncia del don de un corazón nuevo por el don del Espíritu. Cuando escogió este texto como primera lectura, Juan Eudes intuía nuestra participación en el amor de Dios, en el amor del Corazón de Jesús… Hemos escuchado el mandamiento nuevo en el Evangelio: “Ámense como yo los he amado”. Esta frase no se dice sino en razón de la participación
en el amor del Corazón de Cristo. Y es la fuente de nuestro gozo y de nuestro dinamismo misionero. “Entonces la alegría de ustedes será perfecta, nada se las podrá quitar”.

El tercer aspecto de nuestra misión es comunicar el amor de Dios, con todas las formas posibles e imaginables. Nuestra vocación en última instancia está ahí, en este amor recibido y compartido. Somos herederos del Corazón, según las palabras de Juan Eudes en su testamento; ¡es una herencia curiosa que se recibe para ser dada, y que entre más se da más se recibe!

Así, nuestra misión de discípulos misioneros en la escuela de Juan Eudes, en la diversidad de situaciones y de ministerios, consiste en contemplar el amor de Jesús, recibir el amor de Jesús y dar el amor de Jesús. Jesús en nuestros ojos, Jesús en nuestros corazones, Jesús en nuestras manos, diría J. J. Olier.
Al celebrar los jubileos [sacerdotales y de incorporación, NdT], damos gracias por este amor que nuestros hermanos han encontrado, que los ha atrapado, y del cual han sido y siguen siendo los testigos. Aquí radica su grandeza y lo que provoca nuestro reconocimiento. Cuando Vicente se compromete para ser incorporado a nuestra Congregación, se compromete ante todo para amar con todas sus fuerzas, con todas sus facultades, con todo su corazón, para llevar al mundo esta Buena Nueva. Cuando el Provincial entra en funciones, lo hace para hacer percibir el poder del amor de Jesús y para animar a sus hermanos a amar más allí donde él los envía, para dinamizar a sus hermanos y hermanas asociados para que hagan crecer el Reino de Jesús allí donde el amor de Dios lo ha puesto en este mundo. Esto pasa siempre por una escucha generosa, para que estemos seguros de permanecer en el amor.

Si ponemos ingredientes distintos a los del amor en las cosas que hacemos –y esto seguro pasará-, herimos al otro. Si permanecemos en el amor, si sabemos escuchar, si damos atención personal, si tomamos en consideración… entonces todo lo que podamos promover o pedir será acogido con mayor facilidad. Nuestro ministerio está al servicio del proyecto de Dios y nada más. Puede ocurrir que valga como pretexto para una pequeña gloria personal, sepamos reconocerlo y presentemos nuestra debilidad a Jesús. Si nos ataca la ilusión del poder, igualmente presentémoslo a Jesús. Cuando tengamos que decidir algo, aún la más difícil, no lo hagamos sin amor.

Una precisión: nuestro corazón sabe bien cuándo es el caso y cuando no, nuestra conciencia discierne lo que es justo o no. No hay que jugar con la idea de que el amor sería una realidad demasiado vasta para hablar de él. Es lo esencial de lo que tenemos que vivir. Es lo más bello de lo que podemos ofrecer.

Entonces, en este día en que toda la Iglesia contempla el amor de Dios manifestado en Jesús, celebremos con mucha alegría y con confianza todos estos acontecimientos –los jubileos, la incorporación, la instalación del Provincial- a imagen de Jesús: todo para la gloria de su Padre. Recibimos el Corazón de Jesús y recibimos de este Corazón un nuevo impulso para la misión, sin
desanimarnos nunca por la situación, sin bajar los brazos. Pienso en la Provincia de Francia.

El amor es la fuente de la dinámica misionera de Jesús y el contenido de su anuncio del Reino. Para nosotros es lo mismo: el amor nos empuja a la misión y no anunciamos otra cosa sino esto que nos anima. La renovación de la Congregación vendrá de la intensidad de nuestro amor y es por ello que vivimos en comunidad.

Bendigo sea el Señor por san Juan Eudes y por la Congregación de la que hacemos parte. Bendito sea Dios por la misión que nos confía al darnos su Corazón para amar más y para la inmensa gloria de Dios. Amén.

P. Jean-Michel AMOURIAUX 

Homélie pour la fête des prêtres jubilaires du diocèse du Puy

Mgr Crepy a rencontré les prêtres jubilaires à l’évêché le 23 juin 2017 pour la fête du Sacré-Cœur de Jésus.

« Seigneur notre Père, en vénérant le Cœur de ton Fils bien aimé, nous disons les merveilles de ton amour pour nous. » Tout est dit dans ces premiers mots de la prière d’ouverture de notre célébration ! Fêter le Cœur de Jésus, c’est fêter l’amour de Dieu pour chacun de nous et pour l’humanité. Ainsi, les trois lectures de ce jour nous rappellent avec force combien l’amour de Dieu s’étend « d’âge en âge » dans toute l’histoire du salut jusqu’à aujourd’hui.

Ainsi, sommes-nous invités à contempler et rendre grâce pour l’élection d’Israël, le plus petit parmi tous les peuples (Dt 7,7) et pourtant appelé à devenir le plus nombreux grâce à l’amour de Dieu qui l’a fait sortir de l’esclavage, lui a donné son Alliance et lui a manifesté sa fidélité pour mille générations (Dt 7, 8-9). La révélation de l’amour de Dieu commence par cette grande histoire entre Dieu et son peuple, ce peuple qu’Il accompagne, qu’Il conduit, qu’Il châtie parfois mais à qui Il fait sans cesse miséricorde. Ce peuple que Dieu a choisi pour « être son peuple, son domaine particulier parmi tous les peuples de la terre. » (Dt, 7,6) est cher au cœur de Dieu. En effet Dieu a un cœur de mère qui rassemble comme une poule ses poussins, un cœur de père qui éduque ses enfants, un cœur d’époux qui veille avec tendresse sur celle qu’il aime.

Avec saint Jean, nous contemplons et nous rendons grâce en voyant « comment l’amour de Dieu s’est manifesté parmi nous : Dieu a envoyé son Fils unique dans le monde pour que nous vivions par lui. » (1 Jn 4,9). Oui, dans le Christ, s’est manifesté pleinement l’amour de Dieu pour nous, et s’est dévoilée la Bonne Nouvelle que nous annonçons : « Dieu nous a tellement aimés » (1 Jn 4, 11). Dieu a tellement aimé le monde… Il est bon de laisser résonner ce « tellement », ce « tellement aimés »… n’est-ce pas ce que nous relisons dans notre vie quand nous prenons un peu de recul et nous laissons éclairer par l’Esprit Saint pour voir les traces de l’amour de Dieu dans les étapes de nos existences ? Vous, chers frères prêtres jubilaires, c’est ce que vous vivez en ce jour de joie : rendre grâce pour les merveilles que Dieu a faites dans votre vie, mais aussi pour les merveilles de Dieu dont vous avez été témoins tout au long de votre ministère, chez ceux et celles qui ont croisé votre chemin. Dans les moments heureux comme dans les moments difficiles de votre ministère, cette confiance en l’amour de Dieu a guidé votre fidélité, votre engagement auprès de tous les fidèles, votre volonté de suivre le Christ pour servir l’Eglise et le monde. Oui, parce que Dieu a tellement aimé le monde, vous avez, tout au long de ces nombreuses années de votre sacerdoce, cherché à vous donner pleinement à tous et à témoigner sans cesse de la joie de l’Evangile. 


Si le Deutéronome nous dit l’amour fidèle de Dieu pour son peuple, si saint Jean nous rappelle combien Dieu nous a tellement aimés en envoyant son Fils parmi nous, l’évangile de ce jour nous parle de ceux et celles qui sont chers au cœur de Dieu, de ceux et celles qui font l’expérience discrète et humble de l’amour du Père, et qui reconnaissent en Jésus, la miséricorde même de Dieu. « Ce que tu as caché aux sages et aux savants, tu l’as révélé aux tout-petits, oui, Père, tu l’as voulu ainsi dans ta bienveillance. » (Mt 11, 25-26). Le Cœur de Dieu est à l’écoute des pauvres, des petits et des humbles. Ce sont eux, les premiers qui nous témoignent de l’amour de Dieu, au travers d’une vie souvent rude, avec des mots parfois maladroits mais avec une telle foi et une telle lumière dans leurs yeux. Ils savent quelle est leur place dans le cœur du Christ, lui qui attire à lui ceux qui peinent sous le poids du fardeau, ceux dont la vie est rude. Jésus, « doux et humble de cœur » (Mt 11,29), se fait
proche de tous, et les petits sont les premiers à nous révéler cette proximité de l’amour de Dieu. « Seigneur notre Père, en vénérant le Cœur de ton Fils bien aimé, nous disons les merveilles de ton amour pour nous. » Oui, cette oraison traduit bien le sens profond de cette fête du Sacré-Cœur de Jésus. Pour nous prêtres – et évêque –, qui cherchons à être des pasteurs selon le cœur de Dieu, une manière de comprendre le sens profond de notre ministère, c’est de travailler à former Jésus dans le cœur des fidèles, afin que leur cœur et le cœur de Jésus ne fassent plus qu’un. Bien sûr, le grand artisan est d’abord l’Esprit Saint, mais en bons ouvriers de l’Evangile nous mettons tout notre cœur à laisser le Christ prendre place en nous pour que nous sachions aimer comme Lui-même aime. C’est aussi ce qui est au cœur de votre ministère, chers Frères jubilaires : former Jésus dans les cœurs et permettre à tous de découvrir combien ils sont aimés de Dieu.
Confions à celle qui a chanté les merveilles de Dieu d’âge en âge et qui a proclamé son amour pour les humbles, à celle dont le cœur ne fait qu’un avec celui de son Fils – Marie… Notre-Dame du Puy – les prêtres jubilaires et plus largement tous les prêtres de notre diocèse. Confions aussi à Marie les vocations dans notre diocèse : qu’elle intercède auprès de Dieu pour qu’il envoie des pasteurs selon son cœur, heureux de témoigner de l’amour de Dieu pour tous aujourd’hui.


Retraites spirituelles de l'été

La congrégation N.D. de Charité du Bon Pasteur organise cet été deux retraites spirituelles, une dédiée aux jeunes et une seconde dédiée au plus grand nombre à l'abbaye de Maumont(16). L'intérêt est de vous offir un temps privilégié où vous pourrez vous mettre en retrait de vos activités pour réfléchir, méditer et prier.

La retraite spirituelle pour les étudiants et jeunes Pro (18-30 ans) est une semaine au vert, pour s'aérer, respirer, se détendre, partager... avec bien sûr des temps de prière, d'enseignements, de témoignages...sur le thème "Loué sois tu Seigneur, vivant en chaque Créature".

Organisée en plein centre ville d'Angers, dans le cadre priviliégé du Bon Pasteur, elle se déroulera du 10 au 15 juillet. Venez vous ressourcer et vous connecter avec la création.

La retraite spirtiuelle pour tous est organisée à l'abbaye de Maumont, du 1er au 4 septembre. Soeur Odille Laugier et soeur Patricia Diet aborderont avec le groupe le thème "Vivre en intimité avec le Christ". Ces rencontres se vivent dans un climat de silence pour favoriser la prière, le repos et la méditation.

Enseignements, prière personnelle et avec la communauté, possible partage en groupe ou individuel avec les accompagnatrices. Pour plus d'infos : Cliquez ici pour télécharger le flyer




Padre Jaramillo, el presentador de uno de los programas de televisión más antiguos del mundo

 
A las siete en punto los principales canales interrumpen su programación trufada de telenovelas, farándula y noticiarios para ofrecer una breve reflexión espiritual.

Cada noche el rostro del sacerdote Diego Jaramillo aparece en millones de hogares colombianos con "El Minuto de Dios", uno de los programas televisivos más antiguos del mundo, con más de 60 años al aire, y con el que se ha levantado una poderosa fundación de ayuda a los más necesitados.

A las siete en punto los principales canales interrumpen su programación trufada de telenovelas, farándula y noticiarios para ofrecer una breve reflexión espiritual que con los años ha ayudado a erigir el imperio que es hoy "El Minuto de Dios", una obra social que cuenta con museos, universidades y hasta barrios en varias ciudades del país.


Solo en el barrio que la entidad creó en Bogotá hace décadas hay centenares de estudiantes en colegios de primaria y bachillerato, 30.000 universitarios y decenas de miles de vecinos que habitan las casas que construyó el fundador de esta tele-obra social, el sacerdote Rafael García-Herreros, con las aportaciones de los millones de colombianos que lo veían a diario por televisión.

Para financiar su obra, García-Herreros creó "El banquete del millón", una cena austera a la que aún se invita a gente pudiente para hacer donaciones. Lea también: San García Herreros

"El Minuto de Dios quiso dar respuesta a todas las necesidades del hombre, ofreciendo un desarrollo integral, no hay ningún aspecto de la vida humana que se haya descuidado, desde el alimento a la salud, pasando por la educación o la cultura", explicó en una entrevista Jaramillo, sucesor de García-Herreros, fallecido en 1992 a los 83 años de edad.

Jaramillo celebra el progreso social que han vivido miles de personas gracias a la obra de la
fundación, nacida hace más de medio siglo, cuando se emitió por primera vez "El Minuto de Dios", difundido de forma (casi) ininterrumpida desde 1950 por radio, y desde 1955 también por televisión.

Según confesó este párroco que se mueve con desenvoltura entre ricos y menesterosos, jóvenes y mayores, eruditos y estudiantes, el programa de "El Minuto de Dios" solo se dejó de emitir en una ocasión, en 1963.

"En ese momento el padre Rafael criticó a unos jueces que habían dejado en libertad a los atracadores de un almacén en Bogotá, también habían estallado unas bombas y él lo relacionó con el descontento de los obreros y los campesinos. Entonces el ministro de Comunicaciones dijo que no se podía tolerar y ordenó censurar el programa antes de cada emisión", relató.

Esa fue la primera y única noche en toda la historia del programa en la que Rafael García-Herreros no salió al aire con la tradicional cruz de madera torcida a sus espaldas para dirigir sus palabras a la nación.

"Al día siguiente el padre llamó al entonces presidente Guillermo León Valencia, quien le dijo que podía hacer su programa en libertad, pero que no dijera nada porque le podría causar una crisis en su Gobierno", sostuvo Jaramillo, quien está al frente del programa y de la fundación desde los años noventa.

García-Herreros se agarró a su valioso minuto para contribuir a la paz en Colombia, especialmente cuando la violencia de la guerrilla de las Farc y la de los narcotraficantes sacudía el país a diario.

El minuto de Dios y Pablo Escobar


Descripción:
El padre Rafael García Herreros inició su trabajo en medios en 1946, en la emisora Radio Fuentes de Cartagena. / Archivo
Autor:
Archivo El Espectador
El primer telepadre de "El Minuto de Dios" también utilizó su influencia para ayudar a que Pablo Escobar, el jefe del cártel de Medellín, se entregase a la justicia en 1991, una intervención que le valió no pocas críticas.

Preguntado sobre los retos que plantea el momento que vive Colombia tras la firma del acuerdo de paz con las Farc, el padre Jaramillo subraya la importancia de ir a las raíces de esta guerra en el campo colombiano.

"Muchos jóvenes de las zonas rurales se sumaron a la lucha armada porque no tenían otras alternativas, pero les tenemos que cambiar los fusiles por arados o computadores que les permitan vivir y sobrevivir. Me preocupan las zonas rurales del país", advirtió el sacerdote de 85 años, quien ya anda buscando quien le sustituya al frente del programa televisivo más longevo de Colombia.

En todo caso, Jaramillo se muestra confiado y lleno de energía para colaborar en la integración de los insurgentes a la vida civil ya sea construyendo casas, abriendo universidades o reclamando ante poderosos y ricos, pero sin olvidar la mítica frase con la que García-Herreros, en proceso de beatificación, cerraba a diario su programa.

"Dios mío, en tus manos colocamos este día que ya pasó y la noche que llega".

Por: Agencia EFE


The Continuation of the Mission of the Twelve Today

Sem. Ryan Recto

Who will not be afraid when we open our accounts on social media, read the newspaper or read online news and hear more about terrorism, killings, injustices and all deadly events could happen any second? Nation against nation, corruptions, abortion, human trafficking, destructions of nature, not to mention the threat of nuclear weapons which can kill thousands or even millions of people. Psychological and physical illness, we experience that leads us to fear of death and suffering. What can we do as disciples today?

In our gospel, Jesus is sending his disciples on the mission that could be a surprise for them and provoke both fear and excitement. Jesus gives them encouragement which his disciples need on their journey. Because Jesus knows it will not be that easy. He told them, “Fear no one.” It appears three times and with these words, Jesus encouraged the disciples to overcome the fears that could make them abandon their mission of proclaiming the Word of God through their deeds and words. Jesus assured them that their oppressors could destroy the body, but never the soul. Fear must not stop the disciples from proclaiming the Word of God because the coming of the Reign of God was unavoidable.

Every one of us are called to be disciples of Christ from our birth through baptism, receiving Christ through the Eucharist and remembering Christ by following his teaching in our daily lives. Our existence is not an accident, even a mistake because we are born with a purpose: that is to be Christ’s disciples. It is accompanied by responsibilities, commitments and even difficulties. These perhaps are the reasons why some are not comfortable to be Jesus’s disciples. It is so heavy and maybe will put them on the spot of rejection and disappointment. However, Jesus always reminds his disciples in the gospel from the very start that being his disciple will be difficult. He invites his disciples to have faith, trust, live in him and fear no one so that their courage will arise responding to their call of discipleship and their confidence in God will be deepened.

As Jesus sends his disciple in their mission, it is the same mission we have today, it is to make Jesus known in his teachings and his life. Jesus gives certain reasons why we don’t need to be afraid rather to be courageous. Many events happening right now in the world can raise our fears. Some of it could be more devastating than others. Again, Jesus encourages us, “Fear no one.” It does not mean we have certificate to do incredible stunts, or be a superhero or go against the law, but rather fearing no one is a call to carry Jesus in our lives in words and deeds in a very simple way as disciples today. The Father sends Jesus and by the Holy Spirit send us too. Jesus associates all churches in his mission of proclaiming the gospel to all people.

We are all disciples and a humble representative of our family, friends, relatives and others. Our mission is to make Jesus known so that all may witness the truth and salvation Jesus’ offers in spite and despite of every differences and conflicts that divide us. It is truly a challenge for every Christian in the world to be responsible in transferring and sharing our faith and our personal witnessing as part of our mission. Jesus again reminds us today in the Gospel of Matthew, “Fear no one,” because we have our Church that will guide us through her teachings revealed in the scriptures, pass through traditions, taught by the Magisterium and the experience of faith.
Fear is a natural part of being a human and Jesus knows it. Taking over our fear in our own will be more difficult. It is an invitation of deepened relationship and building total confidence in God so that we able to participate in His grace of courage and given virtue of fortitude in overcoming fear. Through our prayers as disciples, we can express our trust in God. As a disciple, fear has no space, but only love and forgiveness is needed to overcome injustices and violence. Let us grab the opportunity today to be responsive disciples by many and little ways. For us to respond this invitation perfectly, we need the grace of courage and virtue of fortitude to overcome our fears and continue the mission proclaiming Jesus as merciful, compassionate and forgiving. 


martes, 27 de junio de 2017

Homélie pour la solennité du Cœur de Jésus.


Paramé, vendredi 23 juin 2017

Avec saint Jean Eudes nous écoutons la Parole de Dieu. Le choix que notre Père Jean Eudes a fait parmi les textes de l’Ecriture Sainte a une visée contemplative : les textes nous font entrer dans une contemplation de l’amour de Dieu. C’est bien ainsi qu’il propose de commencer toutes les démarches de prière : adorer, contempler, s’émerveiller.

Mais est-il possible de contempler l’amour ? Oui, lorsque l’amour a un visage, il est possible de le regarder face à face. L’amour n’est pas une idée mais il est relation : à l’écoute de la Parole nous rencontrons Jésus, nous établissons avec lui une relation. Nous entendons l’Evangile selon saint Jean précisément dans ce moment où l’amour est incandescent, lorsque « Jésus passe de ce monde à son Père », nous contemplons l’amour devenu visible dans cette relation entre le Père et le Fils ; c’est aussi le moment où Jésus est avec ses amis et non plus seulement avec ses serviteurs. Voilà où Jean Eudes nous emmène. Il nous conduit à ce qui a été le but de toute sa vie : il nous conduit à la rencontre de Jésus, l’épiphanie de l’amour de Dieu.

Jean Eudes nous emmène au sommet pour célébrer le Cœur du Sauveur. Il nous conduit à l’acte de foi en écoutant la Parole : l’amour de Dieu s’est manifesté en plénitude en cet homme, Jésus, dans cet être humain. Puisque Jésus est « l’image du Dieu invisible », puisque celui qui le voit voit le Père, Dieu n’a pas une autre facette de l’amour qu’il n’aurait pas révélée dans la personne humaine de son Fils. Dieu n’a rien caché, il a tout donné en son Fils.

Cet émerveillement est aussi celui du Pape Pie XII dans l’encyclique Haurietis Aquas : « le Cœur de Jésus-Christ, uni hypostatiquement à la divine Personne du Verbe a, sans aucun doute, palpité d’amour et de tout autre sentiment, et cependant, tous ces sentiments étaient en parfait accord et s’harmonisaient et avec sa volonté d’homme pleine de divine charité, et avec l’amour divin lui-même que le Fils partage en commun avec le Père et avec l’Esprit-Saint, de telle sorte qu’il n’y eut jamais entre ces trois amours, aucun manque d’accord ou d’harmonie. » (n°22) Nous retrouvons la manière sublime avec laquelle Jean Eudes décrit le Cœur du Christ : « Nous avons trois Cœurs à adorer dans notre Sauveur, qui ne sont néanmoins qu'un seul Cœur par l'union étroite qu'ils ont ensemble. « lectionnaire propre 43) En raison de l’incarnation, le Cœur de Dieu nous est dévoilé.

Voilà le contenu de notre témoignage missionnaire : Jésus est cet homme qui a aimé divinement, nous pouvons comprendre la hauteur, la longueur, la hauteur et la profondeur de l’amour parce que cet amour existe et qu’il s’est révélé en Jésus Christ.

Et bien vite nous disons cet homme qui nous a aimés, cet homme qui m’a aimé et qui m’aime infiniment. Car la contemplation se fait participation. Ce mystère devant lequel je m’émerveille, il m’est donné d’en faire l’expérience. Cet amour est pour moi. Nous sommes surpris parfois par la manière de dire de Jean Eudes, à la première personne mais c’est bien l’expérience singulière que chacun peut vivre. Cet amour me rejoint, sa miséricorde m’enveloppe, ce n’est pas un objet que je regarde mais un don que je reçois.

Et c’est aussi le contenu, un deuxième aspect de notre proclamation missionnaire : annoncer à chaque personne qu’elle est aimée sans limite et sans condition. Dans notre condition humaine nous pouvons vivre des choses tellement difficiles, qui nous abiment beaucoup, et pourtant nous savons que jamais cet amour ne nous laissera tomber. Cet amour ne change pas les conditions de notre existence mais il nous donne de les vivre autrement, avec le cœur relié à cet amour. Ce lien intérieur à notre être est comme le proclame saint Paul aux Romains « l’amour de Dieu répandu en nos cœurs par l’Esprit Saint qui nous a été donné ». Il est vital plus que tout de se savoir aimé, accepté, accueilli, sans jugement, alors que celui qui nous aime connaît nos cœurs et tous les recoins plus ou moins obscurs, il connaît les défauts, les trous noirs intérieurs, les révoltes, les mouvements divers de notre ménagerie intérieure… et il nous aime, car cet amour plus fort que la mort est un amour qui communique la vie nouvelle.

Tel est le miracle : l’amour manifesté dans le Cœur de Jésus est l’amour de Dieu, nous le contemplons, nous l’accueillons comme un amour actuel en raison de la Résurrection du Christ. L’accueil de l’amour éternel de Dieu agit en nous est comme les eaux vives qui jaillissent du Temple et qui se déversent dans la mer morte. L’image est d’Ezechiel, celui qui annonce le don d’un cœur nouveau par le don de l’Esprit. En choisissant ce texte en première lecture, Jean Eudes a l’intuition de notre participation à l’amour de Dieu, à l’amour du Cœur de Jésus… Nous avons entendu le commandement nouveau dans l’Evangile : « Aimez vous comme je vous ai aimés ». Cette phrase n’est possible qu’en raison de la participation à l’amour du Cœur du Christ. Et c’est la source de notre joie et de notre dynamisme missionnaire. « Alors votre joie sera parfaite, nul ne pourra vous la ravir ».

Voilà le troisième aspect de notre mission : communiquer l’amour de Dieu, de toutes les manières possibles et imaginables. Notre vocation ultime est là, dans cet amour reçu et partagé. Nous héritons du Cœur selon les paroles de Jean Eudes dans son testament ; c’est un curieux héritage qui se reçoit pour être donné, et plus il est donné plus il est reçu !

Ainsi notre mission de disciples missionnaire à l’école de Jean Eudes, dans la variété des situations et des ministères, est de contempler l’amour de Jésus, de recevoir l’amour de Jésus et de donner l’amour de Jésus. Jésus dans nos yeux, Jésus dans nos cœurs, Jésus dans nos mains aurait dit M. Olier.

Aussi, lorsque nous célébrons des Jubilés nous rendons grâce pour cet amour que nos confrères ont rencontré, qui les a saisis, et dont ils ont été et dont ils sont aujourd’hui les témoins. C’est ce qui fait leur grandeur et provoque notre reconnaissance. Lorsque Vincent s’engage pour être incorporé à notre Congrégation, il s’engage avant tout à aimer de toutes ses forces, de toutes ses facultés, de tout son cœur pour porter au monde cette Bonne Nouvelle. Lorsque le Provincial prend ses fonctions, c’est en vue de faire percevoir le pouvoir de l’amour de Jésus et encourager ses frères à aimer davantage là où il les envoie, à dynamiser ses frères et sœurs associés à faire grandir le Règne de Jésus là où l’amour de Dieu les a placés en ce monde. Cela passe toujours par une écoute bienveillante pour être sûr de demeurer dans l’amour.

Si nous mettons d’autres ingrédients que l’amour dans ce que nous faisons – et c’est le cas bien sûr – nous blessons l’autre. Si nous demeurons dans l’amour, à savoir dans l’écoute, l’attention personnelle, la prise en considération… alors tout ce que nous pouvons impulser ou demander est plus facilement accueilli. Nos ministères servent ce projet de Dieu et rien d’autre. Il arrive de nous servir au passage en prenant par exemple une petite gloire personnelle, sachons le reconnaître et remettons notre faiblesse à Jésus. Si nous entretenons l’illusion de notre puissance, idem remettons à Jésus. Quand nous avons à décider quelque chose, même si c’est difficile, ne le faisons pas sans amour.

Une précision : notre cœur sait bien quand c’est le cas ou non, notre conscience discerne ce qui est juste ou non. Il n’y a pas à jouer avec l’idée que l’amour serait une réalité trop vaste pour en parler. C’est l’essentiel de ce que nous avons à vivre. C’est le plus beau de ce que nous pouvons offrir.

Alors en ce jour où toute l’Eglise contemple l’amour de Dieu manifesté en Jésus, célébrons avec une grande joie et dans la confiance tous ces événements – Jubilés, incorporation, prise de fonction – à l’image de Jésus : tout pour la gloire de son Père. Recevons le Cœur de Jésus et recevons de ce Cœur un nouvel élan pour la mission, sans jamais nous décourager de la situation, sans baisser les bras. Je pense à la Province de France. L’amour de Jésus est la source de son dynamisme missionnaire et le contenu de son annonce du Royaume. Pour nous, c’est la même chose : aimer nous pousse à la mission et nous n’annonçons rien d’autre que ce qui nous anime. Le renouveau de la Congrégation viendra de l’intensité de notre amour et c’est pour cela que nous vivons en communauté. Béni soit le Seigneur pour saint Jean Eudes et la Congrégation que nous formons. Béni soit Dieu pour la mission qu’il nous confie en nous donnant son Cœur pour aimer davantage à la plus grande gloire de Dieu. Amen

Jubileo de Monseñor Michel Dubost, cjm, obispo de Evry-Corbeil-Essonnes

 
El domingo 25 de junio, las campanas de la catedral de Evry repicaban a media tarde. Monseñor Michel Dubost, obispo del lugar, invitaba a su familia, a sus amigos y a los feligreses diocesanos a celebrar la misa en acción de gracia por sus 50 años de sacerdocio.

El Padre Dubost, Sacerdote eudista, fue ordenado el 25 de mayo de 1967. Éramos 8 AACE del grupo Essonne-Sud en vivir este momento festivo, con los Padres Pierre-Yves Pecqueux y Gérard Chantereau que representaban la Congregación.