Propuesta por el grupo de los AACE de París
La enfermedad y el sufrimiento pueden a veces perturbar nuestras vidas y las de nuestros
prójimos. Para incitarnos a dedicar tiempo a los enfermos, estar atentos a sus necesidades, se
celebra cada año el 11 de febrero, día de la fiesta de Nuestra Señora de Lourdes la jornada mundial
de los enfermos creada en 1992 por el Papa Juan Pablo II. La proximidad de esta fecha así como la
del 8 de febrero, fiesta del Corazón Immaculado de María nos ha llevado a proponer una oración
en honor de estas dos fiestas.
Lectura de San Juan Eudes :
Carta a Madame de Budos abadesa de la Santa Trinidad de Caen en ocasión de una enfermedad.
Texto n° 24 del leccionario, el último párrafo.
Oración
Cerca de aquel que sufre
« El Señor me ha dado una lengua de experto para que yo sepa responder al cansado » (Is 50, 4)
Señor Jesús, Tú que « has venido a consolar a los que lloran ».
Mira a mi amigo : grita hacia ti su sufrimiento.
Llévale en tu Corazón, apiádate de él.
Permíteme sacar de tu Corazón
palabras y gestos de compasión.
Que a través de mí, tu paz le alcance.
Sumérgeme en tu infinito amor.
Que pueda manifestarle
cuánto me afecta su prueba.
Creo que Tú siempre quieres nuestro bien,
incluso cuando estamos asociados a tu cruz.
Es en la cruz donde revelaste lo mucho que nos amas.
A partir de un texto de San Juan Eudes (OC III, p.96-100)
Oración a María
« María, por su parte, guardaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón » (Lc 2, 19)
Yo te saludo María...
María tú has guardado en tu Corazón
todos los misterios y maravillas de tu Hijo Jesús,
tu corazón que late como el nuestro, que siente, y que
ama.
Enséñanos a decir Sí como tú.
Compártenos tu amor para amarle
tu alegría para alegrarnos de su gloria
tu compasión por sus sufrimientos.
Yo te saludo María...
Tu corazón es tu memoria.
Contemplando a Jesús,
has buscado un sentido a los acontecimientos,
entregándote a Dios con una fe inquebrantable.
Enséñanos María,
a hacer su voluntad en los días felices
ayudándonos tambien a guardar confianza
frente a lo inesperado así como lo incomprensible.
Yo te saludo María...
En tu corazón ha crecido el deseo cada vez más ardiente
de dejar a Jesús vivir en ti,
de compartir sus sentimientos, su amor a su Padre
y a cada persona encontrada.
Ayúdanos María, a formar Jesús en nosotros,
a hacerle vivir y reinar en nostros,
que El nos modele a su imagen.
Yo te saludo María...
Tu corazón es todo acogida, es la morada del Espíritu Santo.
Ayúdanos a dejarnos abrasar por este espíritu de amor
para dar hoy día Cristo al mundo.
A partir de un texto de San Juan Eudes (OC VIII p.429-431)
Canto a la Virgen María
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