lunes, 22 de mayo de 2017

Consagración al Inmaculado Corazón de María (San Juan Eudes)

Amable y admirable Corazón de María, madre de mi Salvador, postrado(a) a tus pies, en unión a la humildad, la devoción y el amor de todos los corazones del cielo y de la tierra, que te aman, te saludo, te honro y hoy te escojo como a mi soberana Señora, mi madre querida, la Reina de mi corazón, la orientadora de mi vida, mi protectora, mi abogada y mi refugio en todas mis necesidades espirituales y corporales.

Te ofrezco, te entrego y TE CONSAGRO mi cuerpo, mi alma, mis intereses y mis pertenencias. Deseo que todos mis pensamientos, palabras acciones, respiraciones, latidos de mi corazón y todo lo que existe en mí, en el presente y en el futuro, sean otros tantos actos de honor para ti, y bendiciones para la Santísima Trinidad por todas las gracias que te ha dado.

Virgen amable renuncio y coloco totalmente en tus manos todos mis proyectos, mis deseos, mis pretensiones e intereses declarándote que no quiero tener otros que no sean los de tu Hijo y los tuyos.

Acéptame, querida Señora y Madre buena, en el número de tus servidores y de los hijos de tu Corazón maternal.

Mírame y trátame como alguien que es absolutamente tuyo. Dispón de mí y condúceme, en cualquier parte y en cualquier tiempo, no según mis inclinaciones, sino según tu agrado.

Por mi parte, Virgen santa, hoy tomo esta firme y poderosa resolución: con todo mi corazón te hago esta declaración de honrarte, servirte y amarte, y de atraer a todos los que yo pueda, por todos los medios posibles, para que hagan lo mismo.

Especialmente yo quiero honrar tu Corazón santo con una devoción muy particular. Para esto, con tu ayuda, voy a esforzarme en imitar, en cuanto esté a mi alcance, las principales cualidades y virtudes que adornan tu Corazón, pero, sobre todo, la profunda humidad, el amor ardiente a Dios, la caridad grande hacia el prójimo, la pureza más que angélica y la sumisión para cumplir la divina Voluntad.

Madre de mi corazón, imprime tú misma en mi corazón una imagen perfecta de tu Corazón, de modo que el corazón del hijo (de la hija) sea un vivo retrato del Corazón de la Mamá.

Como memorial de todos estos deseos y resoluciones mías y como marca de una pertenencia perpetua
y de una continua declaración de amor y de fidelidad a tu Hijo amado y a ti, y como testimonio del gran deseo que yo tengo de que solamente Jesús y María vivan y reinen eternamente en mi corazón, deseo de ahora en adelante llevar dentro de mi corazón, todos los días de mi vida, estas palabras escritas en la representación del corazón: VIVA JESÚS Y MARÍA.

Madre de amor, pídele a tu Hijo querido que él mismo las imprima en lo más profundo de mi corazón, de la manera más perfecta, para que en él no entre nada que le desagrade. Une mi corazón con el de mi JESÚS, QUE ES TU VERDADERO CORAZÓN, tan estrechamente, que yo no tenga otros sentimientos, afectos o decisiones sino los tuyos, y que nunca haga yo algo que desagrade al amable Corazón de Jesús y de María, y esto solamente para la gloria y el agrado del Hijo de la Madre y así, yo pertenezca verdaderamente al número de los hijos de tu Corazón.

San José, san Gabriel, san Joaquín, santa Ana, san Juan Bautista, san Juan evangelista, santo Ángel de mi guarda, ángeles todos, santos y santas todos, yo les ofrezco mi corazón: por favor, ofrézcanselo a mi Señor Jesús y a su santísima Madre por todas estas intenciones, y con las oraciones de ustedes consíganme que todo esto se haga realidad en mí para la gloria de su santo Nombre. Amén

(OC VIII 543-545)




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