lunes, 18 de enero de 2016

Oración eudista compartida Enero 19 de 2016

Eudistas, misericordiosos como el Padre

MOTIVACIÓN

Al comenzar el 2016, año jubilar de la misericordia, unámonos en oración, teniendo presente a la CJM en todos sus miembros –incorporados, probandos, asociados– y en cada una de sus comunidades locales, obras, misiones y proyectos, mencionados por el padre General en su carta circular del 8 de diciembre de 2015.

Que esta oración compartida lleve el acento del “Juntos para la misión”, que nos identifica en las Constituciones, a fin de que a lo largo del año podamos ser “Eudistas, misericordiosos como el Padre”. “…Lo que movía a Jesús en todas las circunstancias no era sino la misericordia, con la cual leía el corazón de sus interlocutores y respondía a sus necesidades más reales…” (Bula de la Misericordia N. 8).

CANTO INICIAL

Se sugiere: “Juan Eudes, siervo de Cristo” (anexo) u otro canto eudista.

REFLEXIÓN

Juntos para la misión1

“Ustedes deben recordar que la Congregación ha sido establecida por Dios en su Iglesia, y que Él les ha hecho la gracia de llamarlos a ella” (San Juan Eudes, OC X 417).

[...] La dimensión comunitaria era tan evidente para Juan Eudes que las Constituciones primitivas no comportaban un capítulo específico sobre la vida en común. Todas las reglas se dirigían a personas que vivían en comunidad. Las Constituciones de 1983 retomaron la intuición y utilizaron la feliz expresión «Juntos para la misión» (título del capítulo 2).

Este compartir la misión se ha llevado a cabo desde el principio con personas asociadas. « El P. Eudes no se contentó, en sus misiones, con llamar auxiliares desconocidos, que podemos designar con la expresión de asociados ocasionales. Había formado también verdaderos misioneros, que eran para él asociados habituales...» (C. BERTHELOT DU CHESNAY, Les missions de saint Jean Eudes, CNRS, 1967, p. 41-42). [...]

En la escuela de san Juan Eudes2

Apropiándose las actitudes de Jesús, según la escuela de san Juan Eudes, el presbítero y el laico de hoy pueden llegarse al mundo actual “llevando la mirada misericordiosa de Jesús sobre la realidad para descubrir las miserias humanas allí vividas y discernir, desde el evangelio, las causas que originan las situaciones de opresión”. La conciencia de ser voz de Jesucristo en el mundo los llevará no solo a la denuncia valerosa de las injusticias, sino también a propiciar y promover acciones eficaces contra los males que esclavizan al hombre. Así entendió el padre Eudes su doctrina sobre el amor misericordioso del Corazón divino de Jesús y del admirable Corazón de María y solo así esta experiencia espiritual encontrará en el mundo de hoy espacio propio en el empeño cristiano de hacer surgir la civilización del amor habitada por la justicia y la paz.

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1 Tomado de: Equipo Interprovincial de Espiritualidad Eudista, Vivir hoy la experiencia de fundación, 1999.
2 Torres, Álvaro, San Juan Eudes. En Obras escogidas de san Juan Eudes, Centro Carismático Minuto de Dios, Bogotá, 1990, pp 98-99.

TEXTO BÍBLICO

“Todos nosotros, que con el rostro descubierto reflejamos como en un espejo la gloria del Señor, nos vamos transformando en esa misma imagen cada vez más gloriosos: así es como actúa el Señor, que es Espíritu” (2 Cor 3, 18).

ORACIÓN3

Adoremos a Dios, que congrega en la unidad de la CJM a los hijos dispersos.
Démosle gracias por habernos dado la Congregación, y por reunirnos en ella mediante el vínculo de
su amor.

Pidamos perdón por nuestra falta de espíritu fraterno y de colaboración apostólica, para vivir y comunicar la misericordia divina.

Entreguémonos al Espíritu de unidad para que haga crecer en nosotros el amor a la Iglesia y el propósito de trabajar siempre en comunión con nuestros hermanos.

CONCLUSIÓN

Confiamos a María, Madre de Misericordia, las mociones del Espíritu que hemos reflexionado y orado, a fin de que nos consiga de su Hijo la gracia de llevarlas a la práctica, para gloria de Dios y salvación de las almas.

Concluimos con el Magnificat, rezado o cantado.

Somos Misioneros de la divina misericordia, enviados por el Padre de las misericordias para distribuir los tesoros de su misericordia a los miserables, es decir, a los pecadores, y para tratarlos con un espíritu de misericordia, de compasión y de ternura (San Juan Eudes, OC X 399).

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3 Oración inspirada en el número 54 del “Oremos con san Juan Eudes”. Editorial Presencia, Bogotá, 1974.




 

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