jueves, 5 de marzo de 2015

¿Puedes leer estos tres logos?


Nuestra congregación está llegando a las periferias de nuestros espacios conocidos y nos lleva de su mano tal y como lo dice su palabra.

A continuación encontrarán en este material, un pequeño testimonio de cada uno de nuestros hermanos Eudistas que trabajan juntos en el proyecto de Congregación en las Filipinas, hoy los invito a leer lo que ellos han vivido durante su trabajo en la misión como Eudistas, oremos por ellos, ayudemos cuando sea posible, también tú estás llamado a ir a la periferia.

      1. Diez años después

Permítanme compartir con ustedes una breve reflexión personal sobre mi decisión de responder a la invitación que recibí hace 10 años para ir a las Filipinas. Fue en 2005 que Raymond Vaillancourt me propuso ir a la nueva misión de los Eudistas en Filipinas. (Llegué en Mayo de 2006.) Debo confesar que tuve gran vacilación personal en aceptar esta invitación. Me resultaba difícil pensar en ir a una tierra lejana que yo no conocía. Yo estaba preocupado por dejar a mis amigos y familia. También me preguntaba qué pasaría con los proyectos en los que ya estaba involucrado en los Estados Unidos. Siempre es difícil moverse hacia lo desconocido, pero esto significaba trasladarse 8.000 millas! Como Jeremías y los otros profetas, busqué todas las razones posibles para decir "¿por qué yo?"

Diez años después, puedo decir sin ninguna duda que fue la gracia de Dios que me permitió decir "sí". Mis propios temores y vacilaciones se encontraron con aquel estribillo bíblico: ". No tengas miedo" Al confiar en la dirección que Dios establecería, he encontrado alegría y satisfacción en esta retadora obra Eudista. He sido capaz de usar los dones que Dios me ha dado para participar en nuevas áreas de formación y evangelización que nunca anticipé. Mis experiencias anteriores en el ministerio me proporcionaron una base sólida para el ministerio en este nuevo contexto. Mis nuevas experiencias en Filipinas me han ayudado a crecer y me desafían a descubrir nuevos dones y a confiar en el Señor aún más.

Una de mis observaciones cuando miro hacia atrás en mi discernimiento hace 10 años es que a menudo es necesario dejar de lado las cosas a las que nos aferramos si vamos a seguir adelante. Es como el trapecista en el circo. Tiene que dejar de lado una barra para poder llegar a agarrar la otra barra. Tiene que dejar de lado el familiar con el fin de descubrir algo nuevo. Ahora veo que mis vacilaciones de hace 10 años podrían haberme impedido experimentar un nuevo y rico ministerio entre este pueblo fiel y alegre. Por la gracia de Dios, como Abraham, cogí mi tienda y le he permitido al Señor guiarme hacia una nueva tierra. A lo largo de estos años he sentido la guía del Señor. Como reza la placa en mi habitación: "Yo no sé lo que depara el futuro, pero sé quién es el que sostiene el futuro."

“Duc in alto”. Me alegro de haber escuchado el llamado del Señor para entrar en aguas profundas inexploradas. He encontrado paz y satisfacción plantando las semillas de una nueva fundación de los Eudistas en Asia. Animo a cualquiera que pudiera estar leyendo este articulo para que confíe también en la guía del Señor. No tengas miedo de alzar tu tienda de campaña y moverte. Mi experiencia es que el Señor que me llamó a este ministerio en Filipinas nunca me ha dejado. Estoy seguro de que será tu experiencia también.

Ron Bagley, CJM

     2. De la mano del Señor

Llegué a Filipinas el 5 de Octubre de 2009. La primera impresión que tuve al estar en este país los primeros dos años es que no había mucho qué hacer en este lugar especialmente por las dificultades con las que me encontré para la misión: el hecho de no manejar adecuadamente el idioma inglés y el Tagalog.

Al principio, debía preparar las homilías por escrito para poder llegar a la gente. Sin embargo, poco a poco pude empezar a predicar fluidamente en el idioma inglés.

Lo mismo no ocurrió con el tagalog pues es una lengua que posee unas características sintácticas y semánticas diferentes a los idiomas que estamos acostumbrados a manejar en la Congregación como son el inglés, el español y el francés.

Al principio la comida era una dificultad pero con el paso del tiempo, uno se va acostumbrando a la cultura, a la comida, a la forma de ser de los filipinos.

Empecé a darme cuenta del gran respeto que se tiene en este país por los sacerdotes y religiosas. Es de anotar la fuerte piedad popular que caracteriza a la gran masa de los fieles católicos. Hay una gran alegría en las procesiones que se hacen con los santos de devoción del pueblo. Esta es una cultura alegre que expresa su gozo incluso en la eucaristía con la famosa danza del “caracol” especialmente en la provincia de Cavite en donde la comunidad estuvo por varios años.

La gente en Filipinas es humilde y acogedora. A pesar de los dolores causados por las tragedias naturales, mantienen un espíritu de fe y adhesión al Señor que no he visto en otro lugar. Es una cultura que se le aprende a apreciar con el paso de los años. Pasados unos años ya comencé a presidir la eucaristía en tagalog especialmente para el tiempo de navidad. El tener un conocimiento básico de la lengua oficial de Filipinas le permite al predicador llegar con más facilidad al pueblo de Dios. En el momento en que la comunidad compra casa en Quezon City llegan nuevas posibilidades de misión para la comunidad local. Nos empiezan a contactar de varias parroquias para ayudar en las eucaristías a los párrocos. También se nos requiere para escuchar confesiones y dirigir retiros al clero y a las religiosas en general.

El llegar a Quezon City nos ayuda también a ser más conocidos en las Filipinas. El cardenal Tagle ha sido una gran ayuda para la expansión del carisma de los Eudistas en este lugar.

El hecho de estar juntos para la misión en nuestra casa de formación nos ayuda a integrarnos más como familia. En la actualidad tengo la dirección espiritual de varios de nuestros seminaristas. Es una gracia de Dios el poder tener la posibilidad de ayudarles a crecer como personas y como cristianos.

En realidad la experiencia de Filipinas me parece que es una misión que vale la pena vivir especialmente por lo que se aprende del pueblo sencillo y trabajador. Es un pueblo que sigue luchando a pesar de las circunstancias adversas. En este lugar he podido comprobar la sabiduría del dicho popular “…a mal tiempo, buena cara…”.

Que sea esta la oportunidad para invitar en el nombre de Jesús a mis hermanos de todas las provincias a unirse a esta obra del Señor en Asia. Y digo obra del Señor porque es providencial que estemos aquí. Es providencial que hayamos sido acogidos por las hermanas del Buen Pastor que celebraron su centenario hace poco. Es providencial que hayan servido de instrumentos para allanarle el camino a los Eudistas en este lugar. Es providencial que en un comienzo monseñor Tagle quien ahora es cardenal también haya acogido de una manera especial a los Eudistas. Es providencial que hayamos podido encontrar esta casa que la tenía el Señor preparada para nuestros seminaristas. Es providencial que se nos haya apoyado por parte de los párrocos en donde vamos a colaborar constantemente. Es indudable que la mano de Dios está con nosotros especialmente por la intercesión de san Juan Eudes para lograr las vocaciones que tenemos en la actualidad.

Ahora con la esperanza de tener dentro de poco tiempo a tres hermanos en incorporación y después en el diaconado con la gracia de Dios, se presenta un panorama esperanzador para nuestra misión en Filipinas.

En el momento en que escribo esta reseña estoy escuchando una canción del Emmanuel que resuena en mi corazón y me impulsa a seguir orando por esta misión que el Señor se ha preparado desde hace mucho tiempo pero que ahora es una realidad especialmente después de tener el primer presbítero Eudista en Filipinas.

Termino mi misión en Abril próximo pero parte de mi corazón se queda en este lugar.

Creo que ya es hora después de casi seis años, poder darles la oportunidad a otros hermanos Eudistas para que vengan a “saborear” las dulzuras del Reino que el Señor tiene para los que vengan.

Que la Madre santísima que enamoró a san Juan Eudes por la misión enamore también a varios hermanos que quieren regalarle unos añitos al Señor en estas tierras con “Corde magno et animo volenti”,

Con aprecio,
José Ángel Carrillo Gómez, cjm

      3. l’histoire des pères fondateurs

J’écris ces quelques lignes comme une relecture de mon expérience pastorale aux Philippines. L’histoire de mon arrivée aux Philippines a coïncidé avec l’organisation de la toute première année de spiritualité eudiste à l’intention des candidats en formation. J’ai été approché en son temps par le père Bernard Cantin, alors Supérieur de la Vice-Province d’Afrique qui fut le premier à me parler des besoins de la nouvelle fondation aux philippines. La mission en vue consistait juste à aller passer une année académique à Tagaytay afin de contribuer à la formation eudiste des candidats. Ce qui était depuis deux ans seulement ma mission au niveau de la vice-Province d’Afrique. Plusieurs raisons avaient motivé ma réponse positive :

Ma première motivation était fondée sur mes découvertes liées à l’histoire de notre Congrégation. En donnant des cours sur la spiritualité eudiste, j’ai vraiment été marqué par l’histoire des pères fondateurs en Colombie, au Canada et bien sûr en Afrique. Je me sentais redevable à toutes ces personnes qui avaient donné leur vie pour l’implantation de la Congrégation hors de la France. J’ai vraiment été impressionné par la façon dont ils avaient monnayé et relayé à leur tour la générosité apostolique dont Jean Eudes avait fait preuve en son temps dans sa Normandie natale. Je me suis toujours senti interpelé afin de faire quelque chose aussi à mon niveau personnel. Mon élan missionnaire déclenché par cette histoire eudiste est tout autant enraciné et nourri par les Ecritures.

Par ailleurs, j’avoue mon ma réponse positive n’était dépourvu d’intérêt « personnel.» Apres tout, Dieu sait nous attirer par toute sorte de choses que nous aimons. Je nourrissais le désir personnel de parler anglais et aller aux Philippines pour une année, je me disais bien, allait me permettre de porter à un niveau supérieur ma pratique de cette langue. Je n’avais donc pas hésité à dire oui puisque c’était juste pour une année et que de toutes les façons, j’allais rentrer en Afrique après quelques mois comme j’en avais l’habitude. Il faut noter l’extraordinaire fait qu’en quatre ans de sacerdoce j’avais déjà fait trois pays : la Côte-d’Ivoire, la France et le Bénin.

J’arrivai donc aux Philippines en Juin 2010 et en Mars 2011, c’était la fin du programme de l’Année de Spiritualité. Rentré comme prévu en Afrique, j’ai repris la mission de formation dans un séminaire propédeutique au Nord de la Cote d’Ivoire. C’est là-bas que le projet de transfert de la maison de formation de Tagaytay à Manille, m’était parvenu avec une nouvelle invitation de partir pour aider les candidats que je connaissais déjà pour avoir passé une année avec eux. De 2012 à 2015 j’y suis donc retourné pour continuer la mission dans la maison de formation à Manille. Le temps est passé très vite, je me suis intégré très rapidement et me suis fait des amis un peu partout. Des salutations lancées par des inconnus en route : Hi Jo ! Aux questions qui me sont posées très souvent à cause de ma grande taille: are you a basketball player? Es-tu un jouer de basketball? Les Philippines vont rester une étape importante dans mon parcours ministériel. D’ailleurs, c’est la mission dans laquelle j’ai plus duré pour le moment 4 ans en tout. J’ai la joie d’accueillir des candidats et d’échanger avec un nombre d’entre eux. Tout cela m’a enrichit énormément. Ai-je apporté quelque chose autant que j’en ai gagné? J’espère que oui!!! Mais là c’est aux autres d’en juger.

Mission accomplie ? Je ne pourrais pas affirmer cela parce que les besoins restent encore énormes sur place. Par contre je suis en mesure de dire que j’ai apporté ma contribution à cette fondation et que je suis devenu un maillon de cette longue tradition des personnes qui depuis Abraham ont été appelées par le maitre de la moisson pour aller dans le pays qui leur a été indiqué. Sur un plan purement spirituel, j’en suis venu à la conclusion que la vocation au ministère sacerdotal est intimement liée au mystère pascal lui-même tel que Saint Paul l’a exprimé dans la deuxième aux corinthiens : « Ainsi la mort fait son oeuvre en nous, et la vie en vous.» 2Co4 :12. Je ne veux pas dire par là que je n’ai pas eu de joie dans la mission qui été la mienne ici mais tout simplement souligner que chaque nouvelle mission demande qu’on accepte de mourir a un certain confort. D’ailleurs quitter les philippines ou je me suis fait des nouveaux confrères et des amis qui sont chers à mon coeur va être une nouvelle mort pour moi, mais cette mort est nécessaire pour donner la vie ailleurs. Je remercie le ciel et la terre et tous ceux que le Seigneur m’a fait rencontrer au cours de cette mission. Que le ciel soit béni.

Edem Anselme AFOUTOU
anselmeafoutou@hotmail.com

     4. Family Systems Theory

Dear Brother Eudists, recently, I had the opportunity to spend six months in the Philippines at our house of
formation in Quezon City, Metro Manilla.

After two successful and rewarding years as pastor of Ascension Church in the Diocese of San Diego, I accepted Ron Bagley’s congregation-wide invitation to make a contribution to the formation of our seminarians in our newest foundation. My stay there lasted from the beginning of July to the end of December 2014.

During my term I taught pastoral psychology and homiletics to 10 of our seminarians participating in their “special year.” In addition to my “in house” responsibilities with our men, I also had the exceptional pleasure of teaching Family Systems to over 300 formators from all over the island of Luzon and to introduce the theory to hundreds of college educators.

My stay in the Philippines was enlightening. Not only did I get the opportunity to learn, first hand, about the rewards and challenges of forming men for the priesthood; but, I also had the chance to do this in the Philippine culture. The experience of living and working in Asia was one that I will never forget or be able to duplicate.

An unexpected benefit from my experience was the gift of some extra time to pursue extensive reading in the
fields of Family Systems Theory as well as the theology of Vatican II on the occasion of its 50th anniversary.

I highly recommend that anyone who is looking for the opportunity to share his expertise with our men in formation and/or anyone looking for a sabbatical-like opportunity consider spending some time in the Philippines.


Fraternally,
Robert J. Perelli, CJM



En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, yo ...
renuevo ante ti, Señor Jesús, en presencia de María, Virgen y
Madre, y de todos los santos, el compromiso que asumí, cuando
por tu misericordia, fui incorporado en esta Congregación. Quiero
vivir y morir en ella, para servirte y glorificarte lo mejor que me
sea posible, con el poder de tu gracia. Renuncio a mis propósitos
egoístas para seguir tu voluntad, la que quiero encontrar en las
decisiones de los superiores y en las constituciones de esta
Congregación. Señor Jesús, te suplico me concedas esta gracia y
pongo mi confianza en la intercesión de la Virgen María, de san
José, de san Gabriel, de san Juan Evangelista, de san Juan Eudes, y
de todos los santos

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