miércoles, 11 de marzo de 2015

Mujer y la Nueva Evangelización



La mujer de hoy tiene un importantísimo rol en la nueva evangelización, al reconocerlo y participar activamente en la Iglesia se convierte en un ente transformador de su familia y su comunidad.

El Día Internacional de la Mujer (8 de marzo) se refiere a las mujeres corrientes como artífices de la historia y hunde sus raíces en la lucha plurisecular de la mujer por participar en la sociedad en pie de igualdad con el hombre. La idea de un día internacional de la mujer surgió al final del siglo XIX, que fue, en el mundo industrializado, un período de expansión y turbulencia, crecimiento fulgurante de la población e ideologías radicales.

Jesús lo sigue haciendo

Jesús, con su praxis liberadora en relación a las mujeres, aceptándolas tal como eran, aun con su cuerpo considerado débil a impuro en su cultura, proclama una antropología integrada, que valora al ser humano en su dimensión de cuerpo animado por el soplo divino, como un todo donde espíritu y corporeidad son una sola cosa, como afirma la teóloga brasilera María Clara Lucchetti Bingemer. Es importante recordar aquí unos episodios evangélicos donde Jesús aparece en contacto más directo con la corporeidad femenina, reafirmando su dignidad y su valor como creación de Dios:

  • Curando a una mujer con flujos — impura para los judíos — se expone al riesgo de volverse él mismo impuro al tocarla (Mt 9,20-22; Lc 8,43);
  • Resucitando a la hija de Jairo: La toma por la mano delante de los discípulos (Lc 8,49-56);
  • Dejándose tocar, besar y ungir los pies por una conocida pecadora pública, permite que el anfitrión fariseo ponga en duda su condición de profeta (Lc 7,36-50).

Como lo biológico en la mujer es el punto central por donde pasa la marginación de la cual su persona es objeto, la praxis de Jesús actúa ahí concretamente como liberadora y salvadora, abriendo posibilidades y nuevos horizontes de comunión a todas estas que la sociedad excluía, y proclamando el advenimiento de una nueva humanidad donde la imagen original creada por Dios — "macho y hembra" (Gen 1,27) — pueda llegar a su plena estatura (cf. Ef 4,13).

El Evangelio pues, no presenta un dualismo donde masculino y femenino se oponen, confilictúan o aun se "complementan" románticamente. Ofrece más bien una propuesta de vida y de relaciones donde la mitad de la humanidad, que sigue siendo despreciada y discriminada, tiene derecho y acceso a una relación humana a igualitaria, adulta y responsable.

Mujer y Nueva Evangelización

La mujer de hoy tiene un importantísimo rol en la nueva evangelización y, al reconocerlo y participar activamente en la Iglesia se convierte en un ente transformador de su familia y su comunidad. Hoy Dios la reta a ser esa voz que se levanta valiente para proclamar que ha llegado la luz del mundo, asumiendo el reto de seguirle y demostrar la valentía de aceptar a Dios en su cotidianidad.

El actuar de Jesús destacó la posición de altísima dignidad que Dios le ha dado a la mujer en su plan de salvación. "El Señor escogió nacer de una mujer por escogencia de Dios, el Señor dignificó a la mujer y restauró a la mujer en la sociedad como lo hizo con María Magdalena".

Al recordar una vez más el Día Internacional de la Mujer, desde el CFNE se le ofrece a la mujer una invitación para que tomen un papel activo en la llamada Nueva Evangelización.
Como afirmaba San Juan Pablo II en Haití, nueva en su ardor, nueva en sus métodos y muy centrada, no solo en llamar a quien no ha conocido a Cristo sino a quienes lo han conocido -a través de la Iglesia Católica- pero no han tenido un encuentro verdadero y se han alejado, a fin de que regresen a casa.





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