jueves, 17 de septiembre de 2015

¿Qué pasa si leemos la Biblia?


Son infinitas las gracias y bendiciones que Dios nos da cuando leemos las Sagradas Escrituras. Si se nombraran cada uno de los regalos que recibimos al meditar y al practicar la palabra de salvación de seguro no cabrían en ningún libro, sin embargo; solo los que se abren con docilidad a ella pueden atestiguarlo.

Por ser septiembre el mes en que la Iglesia hace hincapié en el valor invaluable de la Palabra de Dios, enumeraremos algunas ventajas espirituales que repercutirán en nosotros, al hacer vida las Sagradas Escrituras:

  1. Lo primero que vamos a decir con respecto a la palabra de Dios, es que está llena de vida y es eficaz. Es profunda, penetra hasta lo más íntimo del ser humano, haciéndonos confrontar frente a las dimensiones humanas, frente nuestras pasiones y sentimientos, ese es el poder que tiene, porque ella es perfecta y tiene un mensaje de salvación para cada uno de nosotros: “Ciertamente, es viva la Palabra de Dios y eficaz, y más cortante que espada alguna de dos filos. Penetra hasta las fronteras entre el alma y el espíritu, hasta las junturas y médulas; y escruta los sentimientos y pensamientos del corazón.”(Hebreos 4,12).
  2. Toda escritura es inspirada por Dios, es palabra de Dios en lenguaje humano, tiene un mensaje; nos educa, nos corrige, nos alienta, nos sostiene, nos da vida, nos humaniza, nos incita a obrar como Dios quiere y a obrar en justicia y en verdad: “Toda Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para argüir, para corregir y para educar en la justicia; así el hombre de Dios se encuentra perfecto y preparado para toda obra buena.”(2 Timoteo 3,16-17).
  3. Si sientes que no puedes seguir, que estás perdido, que tú vida no tiene rumbo, allí está la palabra de Dios para guiarte, para alumbrar tus senderos: “Para mis pies antorcha es tu palabra, luz para mi sendero.”(Salmo 119,105).
  4. ¡Recuerda!; leer y escuchar la palabra no es suficiente para encontrar la paz en nuestras vidas,
    es importante hacerla acción, ponerla en práctica. La palabra de Dios es para ponerla en obra y de esta manera ser verdaderos cristianos: “Poned por obra la Palabra y no os contentéis sólo con oírla, engañándoos a vosotros mismos.”(Santiago 1,22).
  5. Leer y practicar nos llevará a la felicidad, pues solo seremos felices cuando cumplamos la voluntad de Dios. La palabra de vida será nuestra agua en el desierto, nuestra esperanza, nuestra vida, nos llevará a creer en aquel que nos ama, y está con nosotros: “El que crea en mí», como dice la Escritura: De su seno correrán ríos de agua viva.”(Juan 7,38).
  6. Poner por obra la palabra de Dios además de vivificar nuestras almas, llenarnos de paz y gozo, nos ayuda a rechazar toda obra del mal. Nos dará la salvación, salvación que todos anhelamos y aclamamos con toda nuestra voluntad: “Por eso, desechad toda inmundicia y abundancia de mal y recibid con docilidad la Palabra sembrada en vosotros, que es capaz de salvar vuestras almas.”(Santiago 1,21).

No queda más que decir, que quien obra conforme a la palabra de Dios, recibe infinitas bendiciones. ¡Hoy es tu oportunidad hermano!, oportunidad de conocer el amor de Dios en los evangelios, de emprender el camino antropológico y de purificación del Antiguo testamento, de experimentar la paz al recitar los salmos. Solo conociendo la palabra podemos experimentar verdaderamente el amor de nuestro creador, como dice el salmo primero, refiriéndose al que medita la palabra de Dios:

“¡Dichoso el hombre que no sigue el consejo de los impíos, ni en la senda de los pecadores se detiene, ni en el banco de los burlones se sienta, más se complace en la ley de Yahveh, su ley susurra día y noche!.Es como un árbol plantado junto a corrientes de agua, que da a su tiempo el fruto, y jamás se amustia su follaje; todo lo que hace sale bien.” (Salmo 1, 1-3).







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