Sobran más de mil razones por las cuales hay que amar las Sagradas Escrituras. Unas de las principales razones, es que ella es verdadera palabra de Dios, escrita en lenguaje humano, donde Dios nos habla como hijos. Es tan importante esto que la misma constitución dogmática del vaticano II, la Dei verbum en el capítulo III, numeral 11 lo expresa : “Las verdades reveladas por Dios, que se contienen y manifiestan en la Sagrada Escritura, se consignaron por inspiración del Espíritu Santo. la santa Madre Iglesia, según la fe apostólica, tiene por santos y canónicos los libros enteros del Antiguo y Nuevo Testamento con todas sus partes, porque, escritos bajo la inspiración del Espíritu Santo, tienen a Dios como autor y como tales se le han entregado a la misma Iglesia.” (DV, 11). Existe además una tradición histórica verbal, contenida en la doctrina de la Iglesia, que también es palabra de Dios que lo avala y recuerda.
Amar la palabra es un proceso que se da en la medida en que amemos al Padre Dios, porque solo quien lo ama Él puede amar su Palabra, así volverla acción: “Jesús le respondió: «Si alguno me ama, guardará mi Palabra, y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada en él. El que no me ama no guarda mis palabras. Y la palabra que escucháis no es mía, sino del Padre que me ha enviado.” (Juan 14, 23-24).
¡Qué bendición!: ¡Tenemos una palabra revelada que nos ha dado Dios!, pero lo más importante es que la hagamos vida con nuestras acciones y testimonio, aunque muchas veces nos rechacen por esto, ella misma nos guiará y nos dirá la forma de enfrentar las dificultades, hoy nuestro deber es orar por la santificación de los que menos quieren recibirla: “Yo les he dado tu Palabra, y el mundo los ha odiado, porque no son del mundo, como yo no soy del mundo. No te pido que los retires del mundo, sino que los guardes del Maligno. Ellos no son del mundo, como yo no soy del mundo. Santifícalos en la verdad: tu Palabra es verdad.” (Juan 17, 14-17).
¡Querido Hermano!, si, Tú que lees este artículo, ama la Palabra, porque ella te hará feliz, te hará prospero, nada malo te vendrá si crees lo que allí se encuentra: “Porque la Palabra de Dios cuando se recibe produce frutos abundantes de santidad, ayudándonos a cumplir la voluntad de Dios en el mundo. la palabra de Dios es eterna, permanece siempre sus promesas son agua en el desierto, que riegan nuestras vidas para nuestras plenitud y felicidad: “Pero la Palabra del Señor permanece eternamente. Y esta es la Palabra: la Buena Nueva anunciada a vosotros.” (I de Pedro 1, 25).
¡Hermano!; Ama la palabra de Dios porque ella es de incalculable valor, tiene para ti palabras sinceras, reales, sin doblez, que nos traen la salvación: “Las palabras de Yahveh son palabras sinceras, plata pura, de ras de tierra, siete veces purgada.” (Salmo 12, 7).
Ama, la palabra de Dios porque cumplirla por amor a Él, te ayudará a superar los obstáculos de manera distinta, siempre habitará en ti la fe, la esperanza y la caridad. Tus días serán llenos de alegría, y recibirás una promesa de amor igual a la que le dio Dios a Josué, cuando se sintió frágil, débil e indefenso: “Nadie podrá mantenerse delante de ti en todos los días de tu vida: lo mismo que estuve con Moisés estaré contigo; no te dejaré ni te abandonaré.«Sé valiente y firme, porque tú vas a dar a este pueblo la posesión del país que juré dar a sus padres. Sé, pues, valiente y muy firme, teniendo cuidado de cumplir toda la Ley que te dio mi siervo Moisés. No te apartes de ella ni a la derecha ni a la izquierda, para que tengas éxito dondequiera que vayas. No se aparte el libro de esta Ley de tus labios: medítalo día y noche; así procurarás obrar en todo conforme a lo que en él está escrito, y tendrás suerte y éxito en tus empresas.” (Josué 1, 5-8).
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