El padre Raúl Téllez Villamil, presidió la Eucaristía en la memoria obligatoria de los mártires eudistas.
En el día en que la Congregación de Jesús y María celebra la memoria obligatoria de los mártires eudistas, asesinados por oponerse a firmar el juramento de fidelidad a la nueva constitución del clero, en época de la revolución francesa, los padres Raúl Téllez, José Prentt Martínez y Edgardo Figueroa, junto con el diácono Alex Hernández, celebraron con los seminaristas de “La Misión” la Eucaristía solemne en la Capilla de la Universidad Minuto de Dios.
En su homilía, el Superior Provincial de los Eudistas del Minuto de Dios, afirmo que “la clave del martirio no es ver la vocación y la misión como un privilegio, sino como un don que se debe comunicar. Por tanto, no hay que quedarse en el camino para buscar las autocomplacencias o para sentirse cómodos”, sino para comunicar esta vida que se da.
“En este día de los mártires, es muy oportuno mirar el pensamiento de san Juan Eudes. Él habla de la vocación al amor y cómo es necesario pagar al amor con el mismo amor. Una persona que es capaz de vivir su vida cristiana desde la vocación al amor está dispuesta al martirio.”
Luego citó a san Juan Eudes, en su obra fundamental “Vida y Reino de Jesús en las almas cristianas”, destacando las cinco cualidades del espíritu del martirio:
- Es un espíritu de fortaleza y perseverancia que no se deja vencer por amenazas o halagos y que solo teme a Dios y al pecado.
- Es un espíritu de profunda humildad que detesta la gloria del mundo y ama los desprecios y humillaciones. Frente a esto, no dejarnos contagiar por la mundanidad, como dice el papa Francisco.
- Es un espíritu de desconfianza de sí mismo y de confianza en nuestro Señor o en aquel que es nuestra fuerza y por cuya virtud todo lo podemos. Un cristiano sabe que si es bueno para algo es gracias a aquel que es bueno, pues nuestra virtud nos viene del seguimiento del Señor.
- Es un espíritu de desprendimiento del mundo y de las cosas del mundo, por lo que se debe sacrificar la vida con todo lo que incluye. Es una ofrenda cotidiana en la que se debe trabajar.
- Es un espíritu de amor ardiente a nuestro Señor Jesucristo que conduce a los que están animados por él a hacerles sufrir por él aquello que él mismo sufrió por ellos. Ese espíritu los posee de tal manera que buscan las mortificaciones y sufrimientos por amor a Cristo, evitando los placeres y deleites del mundo.
Recordando, la última cualidad citó al Siervo de Dios Rafael García Herreros: “García Herreros solía decirnos al recordar este pasaje de san Juan Eudes: «las cosas tan sencillas que haces como el aseo o la aceptación de tu hermano, hazlo por amor a Jesús». Ahí se prueba el amor al Señor.
Finalmente, el padre Raúl pidió “al Señor en esta fiesta, que podamos tener ese espíritu de entrega, de adhesión a Jesús en la vocación al amor, en el compromiso con los hermanos, para que el martirio sea la ofrenda de nuestra vida vida, así como María se hizo esclava y se entregó a la voluntad del Señor.”
H. Flórez P.
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