En los meses de julio y agosto, algunos asociados se ofrecieron para realizar obras de limpieza, jardinería y de acondicionamiento, además de algunas chapuzas en la Casa General, lo que también les permitió vivir una experiencia de vida fraterna, como gusta hacerlo la familia eudista.
Aquí se presentan algunas de las opiniones de los participantes:
« ¡Qué bien se está aquí!” ¡Cuántas veces lo hemos dicho durante estas dos semanas! Era como un estribillo, dicho y repetido hasta más no poder. En efecto, da una idea del estado de espíritu que vivimos durante aquella experiencia de servicio. Nos encantó el ambiente de fraternidad y sencillez que animó nuestras ocupaciones: entre vías, el descubrimiento cultural de Roma, las tareas, preparar las comidas, compartirlas, sobre todo las cenas en el jardín, la misa diaria… Tuvimos la suerte de vivir aquel descanso veraniego junto con Nathalie, Yves-Marie y Cécile con los que estamos en equipo AACE: tomamos el tiempo de conocernos mejor. Si tuviéramos que elegir una expresión que resuma esa estancia, diría : “espíritu de familia”. Compartir tiempo con Michèle y Gilles, Alexis, Pierre-Yves, Hyacinthe y Jean-Michel nos permitió anclarnos un poco más dentro de la familia eudista.
“¡Qué bien se estaba allí!”… ¡sin ninguna nostalgia! Quitrie y Jean-André
Aquella experiencia fue un verdadero descanso veraniego en nuestras vidas, un tiempo de encuentro fraterno muy apreciado, y también un tiempo de vida en pareja para nosotros, lejos de nuestros hijos y de los quehaceres diarios. En resumidas cuentas un tiempo para volver a lo esencial. Y en cuanto a la idea de poner a disposición de la Congregación un tiempo de servicio, fue un momento en que las competencias de cada uno fueron aprovechadas. No, no me he perdido nada de aquel momento de servicio/turismo. Yves-Marie
Jean-Michel contactó a los amigos y asociados para venir a dar tiempo para la Casa, a cambio de alojamiento en la Casa General. Yo no lo dudé mucho, pues le había prometido a Jean-Michel venir a visitarle a Roma, para reencontrarme con esta ciudad que ya había visitado con en el 2001. Al principio pensaba estar solo, y no sabía qué tareas me esperaban en la Casa. Pero me fui confiado. Al final, descubrí que Quitrie y Jean-André estaban aquí con amigos eudistas de Rennes y que Pierre-Yves Pécqueux iba a venir también con los Capou. Entonces, es mucha la alegría encontrarnos y vivir juntos, vivir el encuentro y la vida fraterna en comunidad. Hicimos sobre todo tareas de arreglo y de limpieza. Fue una manera de hacer vivir esta Casa que resulta ser más bien vacía durante el verano. También descubrí una Casa General con la sencillez y la acogida calurosa y fraterna de Jean-Michel, Hyacinthe y Gerson. Estar al servicio de la Congregación es también un modo de vivir nuestra misión de asociados Eudistas. Alexis
Y esto queda por hacer:
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