Provincia Eudista Minuto de Dios,
comunidades La Misión y
Carlos Eduardo Acosta, de Bogotá
Queridos hermanos y hermanas:
En este mes de junio, en que celebramos el Corazón de Jesús y de María, nos unimos a toda la Congregación, dando gracias al Señor por la peregrinación-retiro-encuentro “Hacia las fuentes de la identidad y la misión eudistas”, realizada en Francia en mayo pasado. Haciendo eco al “Mensaje a la Congregación” que nos enviaron quienes participaron en esa experiencia, los invitamos a centrar nuestra oración en ese Corazón-Amor, referido a la conversión personal y a la entrega en la fraternidad, y concluir en acción de gracias, con una oración del Siervo de Dios Rafael García Herreros, eudista, cuya causa de beatificación y canonización avanza en Colombia.
Motivación
Bajo la luz del Espíritu Santo, invocado desde nuestros corazones, asumamos cada uno de los tiempos de la oración eudista, pidiendo hacer vida los textos sugeridos. Tomemos un momento para leer el texto en silencio; repitámoslo cuantas veces sea necesario para hacerlo propio y compartamos la oración comunitaria, llevando en el corazón las intenciones de los hermanos de la CJM en todos los continentes.
Texto bíblico
“Ámense los unos a los otros como Yo los he amado” (Jn 13, 34).
Un tiempo para abrirse y acoger
Medita aquella palabra de Jesús: “Sólo una cosa es necesaria” (Luc 10, 42) a saber: servir, amar y dar gloria a Jesús. Todo lo demás es locura, engaño, ilusión, pérdida de tiempo, “aflicción de espíritu, vanidad de vanidades” (Eccl 1, 2.14). Piensa que estás en la tierra únicamente para esa ocupación, la más necesaria, importante y urgente. Y que tus pensamientos, palabras y acciones deben tender a ese fin. Por eso, al comienzo de tus acciones, ten cuidado de ofrecerlas a nuestro Señor, reafirmándole que quieres realizarlas únicamente para su gloria1.
Un tiempo para adorar – dar gracias
Padre santo, te debo honor, gloria, amor, alabanzas, adoraciones, acciones de gracias y satisfacciones infinitas, y me debo yo mismo a ti por infinitas razones. Por mí mismo, nada soy ni tengo para pagar esas deudas. Pero ahí tienes el divino Corazón de tu Hijo amadísimo, que Tú me diste. Te lo ofrezco para cumplir las obligaciones que tengo de adorarte, honrarte, alabarte, glorificarte, amarte, darte gracias, satisfacer por mis pecados, darme a ti y rogarte, por ese mismo Corazón, que me concedas las gracias que necesito2.
Un tiempo para vivir el perdón
Oh Corazón, hoguera ardiente de caridad, consume en nosotros lo que se opone a sea divina virtud y hazla reinar en los corazones de los hijos de Dios3.
Un tiempo para entregarse a Jesús
Me entrego a ti, amor irresistible, y me abandono enteramente a tu poder. Ven a mí y destruye cuanto te desagrada, y establece en mí el reino de tu amor. ¡O amar o morir, o más bien, morir y amar! Morir a todo lo que no es Jesús, amar únicamente, y por encima de todo, al mismo Jesús. Dios de mi corazón, tú me has creado sólo para amarte. Haz que no tenga vida sino
para amarte, que ya no viva sino en ti y de ti, que ya no tenga pensamiento ni diga palabra ni realice acciones sino por ti y para ti. Señor Jesús, quiero que reines dentro de mí. Reina y domina a pesar de mis rechazos. Oh mi amado Jesús, sé Jesús para mí4.
Canto sugerido
“Me entrego a Ti, amor irresistible”: https://www.youtube.com/watch?v=sdI3j3vQUmk
Conclusión
Gracias a Ti, Cristo, podemos amar, y amar con el mismo amor con que Tú nos has amado. Gracias a Ti, Cristo podemos estar seguros de que solo el amor crea, de que solo el amor lo hace todo nuevo, solo el amor nos da esperanza.
Gracias a Ti, Cristo, no tenemos temor ante nuestras debilidades. Gracias a Ti, Cristo, recuperamos la paz y podemos llevar una vida llena de alegría y contemplamos a los hombres con admiración, con simpatía, con fraternidad.
Gracias a Ti, Cristo, superamos las deficiencias del hombre y quisiéramos poner una nota de amor y de fraternidad en todas partes. Gracias a Ti, Cristo, nos sentimos fraternales con el universo, nos sentimos vinculados al Infinito y podemos experimentar la maravillosa alegría de una supervivencia eterna5.
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1San Juan Eudes, “Vida y Reino de Jesús en los cristianos”, No. VII, 5º párrafo.
2San Juan Eudes, “El divino Corazón de Jesús”, capítulo XII, párrafo 10º.
3San Juan Eudes, “El divino Corazón de Jesús”, capítulo XX, Llama de Amor No. 25
4San Juan Eudes, “Ejercicio de Amor a Jesús”, (OC 1, 384-404)
5Siervo de Dios Rafael García-Herreros. “Tú sabes que te amo”, Bogotá, 2010.
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