Los Asociados de la Parroquia San Juan Eudes, Caracas,
Provincia de Venezuela,
Marzo 2014
Nos sentimos felices de ofrecerles esta posibilidad de una oración común para todos: incorporados, formandos, asociados, amigos y colaboradores de la Congregación de Jesús y María que están en tantos países y a los cuales nos sentimos unidos por la oración y el carisma eudista.
En las circunstancias difíciles que atraviesa nuestro país, sólo podemos poner nuestra confianza en el Señor, dueño de la historia, sabiendo que Él escuchará nuestras súplicas si volvemos a Él con un corazón arrepentido por nuestros pecados y decididos a emprender el camino de conversión al que nos invita esta Cuaresma.
1. Salmo 22 (23) El Señor es mi pastor
El Señor es mi pastor, nada me falta:
en verdes praderas me hace recostar,
Me conduce hacia fuentes tranquilas
y repara mis fuerzas;
me guía por el sendero justo,
por el honor de su nombre.
Aunque camine por cañadas oscuras,
nada temo, porque tú vas conmigo;
tu vara y tu cayado me sosiegan
Preparas una mesa ante mí,
enfrente de mis enemigos;
me unges la cabeza con perfume,
y mi copa rebosa
Tu bondad y tu misericordia me acompañan
todos los días de mi vida,
y habitaré en la casa del Señor
por años sin término
1.1. Unos momentos de silencio para renovar personalmente nuestra confianza en el Dios que nunca nos abandona
2. Lo que nos dice la Palabra de Dios: 1 Tim. 2, 1-6
Ante todo recomiendo que se ofrezcan súplicas, peticiones, intercesiones y acciones de gracias por todas las personas, especialmente por los soberanos y autoridades, para que podamos vivir tranquilos y serenos con toda piedad y dignidad. Esto es lo bueno y lo aceptable para Dios que quiere que todos los hombres se salven y lleguen a conocer la verdad. No hay más que un solo Dios, no hay más que un mediador, Cristo Jesús, hombre él también, que se entregó a sí mismo como rescate por todos.
3. Oración de San Juan Eudes para el tiempo de Cuaresma
Jesús, santificador de los tiempos, te adoro como el autor del santo tiempo de Cuaresma y como la fuente de la gracia que en él se encierra.
Adoro los designios que en esta Cuaresma tienes sobre la Iglesia, sobre esta comunidad y especialmente sobre mí. Es tiempo de conversión, de gracia y bendición.
Durante él me quieres conceder favores especiales. Haz que no ponga obstáculo a tu acción.
Quiero, Señor, emplear esta Cuaresma como la última de mi vida.
Pasaste tu retiro en el desierto, en la soledad, alejado de toda compañía, en silencio perpetuo, en oración continua, en penitencia rigurosa, ayunando, durmiendo en duro lecho, sufriendo muchas privaciones.
Quiero amar, contigo y por tu amor, la soledad, el silencio, la oración y la penitencia.
Concédeme que me prive de toda palabra ociosa y ponga mis delicias en encontrarme contigo en la oración, y practicar por tu amor alguna penitencia.
Que yo pase este tiempo y el resto de mi vida en el servicio de mi Dios y de mi prójimo haciendo tu divina voluntad. Amén. (OC 3,386)
4. Reflexión personal:
Esta Cuaresma ya ha empezado, ¿cómo la he vivido hasta este momento? ¿Qué me falta por mejorar?
5. Oración final
Aquí estoy ante ti, Señor.
Crea en mí un corazón nuevo;
quebranta mi corazón de piedra con el martillo de tu Palabra
y moldea un corazón como el tuyo,
con el agua, el fuego y el aliento de tu Espíritu.
Qué alegría saber que eres Padre.
Abrázame, y tu amor me cambiará el corazón,
sé mi amigo y ayúdame a caminar y a superarme.
Devuélveme, porque lo perdí, el gozo de sentirme hijo tuyo.
Olvida el mal que hice y ayúdame con tu amistad a renovarme.
Que nazca en mí un corazón puro y una voluntad firme contra las tentaciones.
Que tu fuerza me acompañe siempre y me ayude a superarme.
Dame Vida, que yo quiero vivir.
¡Tú que eres el Dios de la Vida!
Y con ella contaré a los demás lo grande que es tu amor.
Abre mi corazón y mis labios, Señor,
para que proclame tu cariño y salvación a todos.
Amén
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