martes, 20 de agosto de 2013

ORACIÓN COMPARTIDA DEL 19 DE AGOSTO 2013

(Propuesta por los AAE de Francia)


Canto a la Caridad (a elegir)

Estimados hermanos y hermanas: incorporados, seminaristas, asociados y amigos, Desde el principio de su pontificado el papa Francisco nos invita a rezar con y por los pobres. En este día en que celebramos el nacimiento a Dios de San Juan Eudes, recordemos que a lo largo de su vida el fundador de la CJM estuvo atento a su prójimo y defendió a los indefensos.

• Podemos escuchar lo que nos dice en el texto n° 12 del leccionario : « La Caridad » (DEL LIBRO DE SAN JUAN EUDES, PRESBÍTERO, «VIDA Y REINO DE JESÚS EN LAS ALMAS CRISTIANAS». 2, 35: Oeuvres Complétes 1, 257-260.)

Amémonos unos a otros como Cristo nos ha amado.

No sin motivo el Hijo de Dios, después de enseñarnos en su Evangelio que el primero y principal mandamiento es que lo amemos con todo el corazón, con toda el alma y con todas las fuerzas, añade que el segundo es en todo semejante al primero, y es el que nos ordena amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Porque estos dos amores son inseparables: son un mismo y único amor, puesto que hemos de amar a nuestro prójimo con el mismo corazón y afecto con que amamos a Dios, y amar al hermano, no en sí mismo, ni para él, sino en Dios y por Dios, o mejor dicho, es a Dios a quien debemos amar en nuestro prójimo.

Así es como Jesús nos ama: en su Padre y para su Padre, o más bien amando a su Padre en nosotros. Y quiere que nos amemos los unos a los otros como él mismo nos ama. Este es mi mandamiento, que os améis unos a otros (Jn. 15, 12).

Así pues, la caridad cristiana consiste en amarnos mutuamente como Jesucristo nos ama. Y él nos ama de tal manera que su vida entera, su cuerpo, su alma, su tiempo, su eternidad, su divinidad y humanidad, todo lo que él es, todo cuanto tiene y puede lo pone a nuestra disposición, demostrando así que es todo amor por nosotros.

Mira, pues, a tu prójimo en Dios y a Dios en él. Mírale como quien ha salido del corazón y de la bondad de Dios, como una participación suya, creado para regresar a Dios, para alojarse un día en su regazo, para glorificarlo eternamente: como alguien en el que Dios será eternamente glorificado, por vía de misericordia o de justicia.

Mira a tu prójimo como objeto del amor de Dios en cualquier estado en que se halle: porque Dios ama todo
lo que ha creado y no odia a ninguna de sus creaturas; sólo odia el pecado que no es obra suya. Mira a tu prójimo como salido contigo de un mismo principio, hijo de un mismo Padre, creado con el mismo fin, perteneciente a un mismo Señor, rescatado con la misma sangre preciosa de Jesucristo, miembro de la misma Cabeza que es Jesús y del mismo cuerpo que, es la Iglesia; alimentado con el mismo cuerpo y sangre de Cristo, con quien, por lo tanto, debes tener un mismo espíritu, una misma alma, un solo corazón.

Mira a tu prójimo como templo del Dios vivo que lleva en sí la imagen de la santísima Trinidad y el sello de Jesucristo; como porción del mismo Jesús, hueso de sus huesos y carne de su carne; como el ser por quien Jesucristo tanto trabajó y sufrió, empleó todo su tiempo y entregó su sangre y su vida. Míralo, en fin, como a Jesucristo, ya que él nos asegura que cada vez que lo hicisteis con uno de estos mis humilde v hermanos, conmigo lo hicisteis (Mt 25, 40).

Si midiéramos la importancia de estas verdades, ¡cuánta caridad y respeto tendríamos los unos por los otros! ¡Cómo temeríamos ofender la unión y la caridad cristianas en pensamientos, palabras y acciones! ¡Qué no haríamos y soportaríamos los unos por los otros! ¡Con cuánta caridad y paciencia toleraríamos y excusaríamos las faltas ajenas! ¡Con cuánta dulzura, modestia y miramientos trataríamos a los demás! ¡Qué cuidado pondríamos en agradar a nuestro prójimo, según el deseo de san Pablo: Que cada uno cuide de complacer al prójimo para su bien, para su edificación! (Rom. 15, 2).

Oración :

Adoremos a Dios por el profundo amor que tiene a todas sus criaturas y a cada uno de nosotros en particular.
Bendigámosle y amémosle.
Démosle gracias por los innumerables bienhechores de su amor. Pidámosle perdón por nuestra ingratitud para con El y por nuestras faltas de amor a nuestro prójimo. Entreguémonos al amor de Dios para que venza todas nuestras resistencias y reine perfectamente en nosotros.

Lectura bíblica : Jn. 15, 4-5

Permanezcan en mí como yo permanezco en ustedes. Un sarmiento no puede producir fruto por si mismo si no permanece unido a la vid; tampoco ustedes pueden producir fruto si no permanecen en mí.

Yo soy la vid y ustedes los sarmientos. El que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto, pero sin mí no pueden hacer nada.

Silencio

Oración de intercesión :

O Dios que ha elegido a San Juan Eudes para ser el padre, el doctor y el apóstol de la devoción a los Sagrados Corazones de Jesús y María, permita que a su ejemplo, nos hagamos los prójimos de nuestros vecinos aislados o enfermos y que podamos ir hacia todas las personas a las que poco conocemos y que necesitan nuestra ayuda.

Padre nuestro

Oración final: Magnificat de San Juan Eudes (OC 3,491 ; Oremos con San Juan Eudes 157)

Cántico de alabanza y de acción de gracias al sacratísimo Corazón de Jesús y de María por los innumerables beneficios recibidos de ellos.

Alaba, alma mía, al Corazón admirable de Jesús y de María.
Mi espíritu se regocijó, en mi gran Corazón.
Jesús y María me entregaron su Corazón,
para que Viva Siempre en su amor.


Todos: Gracias infinitas les sean dadas por este don inefable.

¡Cosas grandes hizo en mí este Corazón bueno!
Desde el vientre materno me hizo suyo.
El abismo de mis miserias me atrajo
el abismo de sus misericordias.


Se anticipó a enriquecerme
con los favores de su bondad.
A la sombra de su mano me protegió
y me consintió como a la niña de sus ojos.


Me escogió para ser su sacerdote
y me dio un puesto entre los servidores de su pueblo.
Puso sus palabras en mis labios,
e hizo mi boca como espada acerada.


Me ha purificado y me ha hecho revivir
ha estado en todos mis caminos.
Ha batallado contra mis enemigos,
de todas mis tribulaciones me ha liberado.


Corazón lleno de amor, fuente de todo bien
de ti me vinieron favores sin cuento.
A ti la alabanza, el amor y la gloria,
a ti canten todas las lenguas,
te amen todos los corazones.


Tus misericordias te proclamen grande,
las maravillas de tu amor te revelen a los hombres.


Tus servidores te ensalcen, te alaben
te glorifiquen por siempre.
El Padre misericordioso tenga presente tu sacrificio,
y escuche los deseos de tu Corazón.


Corazón de Jesús
destrozado por nosotros en la cruz,
por el ímpetu del amor y del dolor,
para ti se consuma nuestro corazón
en el fuego perpetuo de tu amor.


Corazón de María
atravesado por dura espada de dolor,
haz que la fuerza del amor divino,
penetre nuestro corazón.


Corazón de Jesús y de María, hoguera de amor
en ti se sumerja nuestro corazón,
se consuma en tus llamas,
para que por siempre se identifique
con el Corazón de Jesús y María. Amén.


Canto a la Virgen María (a elegir)

No hay comentarios:

Publicar un comentario