A todos los incorporados, candidatos y asociados,
1672 20 de octubre 2017
Reciban mi saludo fraterno y lleno de gozo con ocasión de la memoria agradecida del don de esta fiesta litúrgica del Corazón de Jesús, instituida en la Iglesia por nuestro padre fundador.
Al celebrar esta fiesta, en la familia eudista, damos vida a una tradición que hunde sus raíces en la vida y misión de Juan Eudes. No somos nostálgicos de un pasado lejano; vivimos, más bien, la permanente actualidad de la revelación del amor de Dios en Jesucristo, en su Corazón, "principio y origen de todos los dones" (Cf. OC 8, 344-347).
El Corazón de Jesús es el amor de Dios "revelado", manifestado en la totalidad de su ser. En Jesús, conocemos a Dios, a Dios-Amor. Para Juan Eudes, el amor del Padre nos llega por el Hijo y todo lo que el Padre quiere darnos, nos lo da en el Corazón de Jesús: "nos da el ser y la vida con todos los bienes que los acompañan, nos da este mundo inmenso, nos da a sus ángeles como protectores y a sus santos como abogados e intercesores, nos da su santa Madre para que sea nuestra madre bondadosa, nos da los sacramentos y los misterios de su Iglesia, que nos salvan y nos justifican, nos da su eterno Padre como nuestro Padre verdadero; nos da su Espíritu como nuestra luz y nuestro guía, nos da sus pensamientos, palabras, acciones y sufrimientos" (Cf. OC 8, 311-312).
Ante esta revelación del Amor, acojamos la invitación del Señor: "Permanezcan en mi amor" (Jn 15). Vivamos nuestra vida desde la disponibilidad filial y valiente, traducida en actos concretos. Este es el modo real y eficaz como vivimos la espiritualidad del Amor, la espiritualidad del Corazón. El amor se ejerce, "opera por la caridad" (Gál). El amor nos des-centra de sí mismos y transforma nuestra vida en "hoguera de amor" a Dios y a los hermanos.
En el Oficio y en la Misa compuestos por Juan Eudes no hay ningún devocionalismo sentimental, ningún aspecto "sangriento o "sacrificial". Lo que atrae nuestra atención es la totalidad de la vida de Jesús como disponibilidad plena a la Voluntad del Padre, como asimilación interior de la misión que le confió el Padre, como donación total de su ser por la humanidad.
En el símbolo del Corazón se unifican la personalidad de Cristo y del creyente: lo interior es sede delse expresa al exterior en la realización de actos concretos de amor disponible, de amor servicial, de amor-donación.
amor de Dios y de los hermanos que nos llena plenamente y, esta plenitud interior,
Celebremos con gozo esta fiesta; pongámonos a la escucha de la Palabra que nos revela el significado de este misterio de amor revelado en el amabilísimo Corazón de Jesús; y, en toda circunstancia, que este Amor inunde nuestro ser.
En este día recordamos agradecidos el don de la vida eudista de nuestros hermanos que hacen memoria de su incorporación a la CJM: PP. Jorge Iván Gómez (60), Gustavo Arroyave (47), Pedro Nel Ospina (47), Víctor Muñoz (42), Leonardo Arboleda (28) y Carlos García (27).
Deseo que cada uno y que todas las comunidades integren esta memoria gozosa y agradecida por el don de la fiesta litúrgica del Corazón de Jesús hace ya 345, a la celebración eucarística, para que, actualizando este legado de Juan Eudes, podamos vivir nuestra vocación bautismal y ministerial llenos del fuego del amor de Dios .
Que todas estas celebraciones, además, sean auténtica experiencia de renovación interior y de vivencia comunitaria de nuestro bautismo y del ministerio que se nos ha confiado.
Dios, todo amor,
seas mil veces bendito, porque te has dignado
poner los ojos en nuestra bajeza
para enseñarnos la manera
de unirnos estrechamente a Tí.
Haz que sepamos responder a semejante exceso de ternura
y transforma nuestros corazones
en tu divino Corazón
san Juan Eudes
Fraternalmente,
José Mario, cjm
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