En el contexto de la JMJ 2016, tuve la oportunidad de conocer a la familia eudista. Todo fue como por golpe de suerte. Para comenzar, el antiguo párroco de mi parroquia era Eudista y muy amablemente me ayudó a organizar un grupo de jóvenes para ir a la JMJ. Los Eudistas de Francia tuvieron la buena idea de organizar una semana antes la Pre Jornada Mundial de la Juventud para que todos pudieran conocerse.
La familia eudista se ha asegurado que estas JMJ cumplan con mis expectativas. En efecto, mi objetivo principal al ir a la JMJ era conocer a otros jóvenes que, como yo, vivían su fe y con quienes no me avergonzaría hablar de mi amor por Dios. Desafortunadamente no puedo tener esta oportunidad con las personas cercanas a mí. Mi fe, inclusive, había comenzado a declinar antes del viaje; me sentía sola en el mundo. Entonces, los Eudistas no solamente me permitieron conocer a otros jóvenes cristianos, sino que también me ofrecieron la oportunidad de crear amistades duraderas con muchos de ellos, de casi todos los países.
A mi regreso a Canadá, supe que volvería a ver a mis amigos nuevos. Esto sucedió exactamente en agosto pasado cuando pude viajar a Francia. Volví a ver a mis amigos eudistas y al mismo tiempo pude continuar descubriendo a san Juan Eudes, con ayuda de algunos de los organizadores de la JMJ 2016 como Alexis Garel, Anne Bonnefis y Aude Bauguin.
Ahora, espero impacientemente la JMJ 2019 en Panamá, para poder ver a la gran familia de Eudistas en América Latina y darle nuevo aliento a mi fe.
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