miércoles, 29 de noviembre de 2017

El adviento desde nuestra Espiritualidad Eudista

El adviento, (en latín: adventus Redemptoris, “venida del Redentor”) es el primer período del año litúrgico cristiano, que consiste en un tiempo de preparación espiritual para la celebración del Nacimiento de Cristo. En él, apreciamos, una invitación constante a crear un clima de oración y reflexión, guiados de la mano por los textos bíblicos que nos propone muy sabiamente la Liturgia. Es la ocasión para gritar con insistencia a la luz de nuestra realidad “Ven Señor no tardes, Ven que te esperamos”.

A la luz de este tiempo Litúrgico, la Iglesia Madre y Maestra exhorta a todos sus hijos a caminar en la espera gozosa del Salvador, y sobre todo, a recuperar la confianza y la esperanza que muchas veces se van apagando por las vicisitudes de la vida. Creo que es uno de los momentos más oportunos para recuperar la fe y el entusiasmo y volver así, a levantar la mirada y escuchar con corazón atento y disponible las promesas del Señor que son anunciadas constantemente por la voz de los profetas.

Nuestro Padre fundador San Juan Eudes, Maestro de vida espiritual a lo largo de este tiempo de gracia, nos invita de manera pedagógica y espiritual a sumergirnos en la meditación y contemplación de los siguientes Misterios de la vida de Jesús (OC 3, 452-454).

En la primera semana de adviento consideremos a Jesús que al final de los tiempos llega a “juzgar a vivos y a muertos”. Es el ejercicio de su justicia salvadora, que se practica de continuo en los cielos y en la tierra.

En la segunda semana adoremos el Misterio inefable de la Encarnación. El Hijo del hombre sale del seno adorable de su Padre y, por un amor incomprensible por nosotros, viene a las entrañas benditas de María Virgen. Se hace hombre para hacernos partícipes de su divinidad, se hace Hijo del hombre para que seamos Hijos de Dios.

En la tercera semana contemplaremos a Jesús en el tiempo de su residencia y de su vida durante los nueve meses de su permanencia en las entrañas sagradas de su Madre María. Y también la vida del todo celestial de María en Jesús durante todo este tiempo. Ella, del todo entregada a él, vivía más en él que en ella misma. Tenía una sola alma, un espíritu, un corazón y una vida con él.

Vivir el adviento de la mano de la espiritualidad eudista a través de estas pautas nos ayudarán a asimilar de una manera más pedagógica el Misterio de la Encarnación y a su vez el Misterio del Nacimiento del Salvador. El ejercicio práctico se puede realizar a la manera de Lectio divina, escuchando con atención los textos de la Sagrada Escritura escogidos por la liturgia de estos días junto a la invitación que se nos hace semanalmente por medio de la espiritualidad eudista.

Creemos confiadamente que estas meditaciones nos ayudarán a adentrarnos en el tiempo litúrgico del adviento y nos abrirá el camino para celebrar con alegría y jubilo la navidad, como acontecimiento de salvación para todos los hombres. Gracias a esta espiritualidad eudista muchos hombres y mujeres de Dios siguen creciendo en santidad y sobre todo en opción libre y en compromiso sereno a seguir instaurando el Reino anhelado de Jesús en medio de la historia.

Que esta invitación que nos regala San Juan Eudes a lo largo de este tiempo de Adviento sea provechoso para seguir centrando nuestra mirada y nuestro corazón en Jesús. Él será siempre nuestro horizonte y nuestro ideal a seguir. Que abiertos a la luz del Espíritu podamos prepararnos con docilidad a su venida y así pueda encontrar en nosotros un corazón noble, generoso y bien dispuesto a su llegada. Que la presencia de la Santísima Virgen María nos ayude a formar a Jesús en nuestros corazones, y nos dé la capacidad de formarlo en los corazones de tantos hombres y mujeres que necesitan una mirada de amor. ¡Que viva Jesús, que viva María!


P. Rafael G. Viloria M cjm
Formador Casa de Formación “La Misión”
Provincia de Venezuela
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