Hoy celebramos a uno de los mártires eudistas que murió por amor a Jesús: Carlos Nicolás Ancel.
Por rehusarse a proclamar el sermón de juramento a la Constitución Civil del Clero, aprobado oficialmente el 12 de julio de 1790, 829 sacerdotes van a cambiar la historia de los “Pontones de Rochefort”.
La mayoría provenían de las diócesis del norte de Francia, quienes fueron detenidos, a partir de abril de 1794, en dos barcos: los Dos Asociados y el Washigton que debían zarpar para Guyana. Confinados en espantosas condiciones de hacinamiento e insalubridad, muy pronto los prisioneros fueron víctimas de una epidemia de tifo. Desembarcados el 20 de agosto en un hospital de campaña instalado en la isla Madame, 254 prisioneros morirán en el lapso de dos meses. Los 310 sobrevivientes serán embarcados de nuevo en navíos para pasar el terrible invierno de 1794-1795. Transferidos a Saintes en febrero de 1795, serán liberados y devueltos a su ministerio. En total, 547 sacerdotes perecieron a bordo de la Charante, esto es, aproximadamente dos tercios de los prisioneros.
El Papa Juan Pablo II rindió homenaje a su inquebrantable confianza en Dios, a la ayuda mutua que testimoniaron en medio de las peores pruebas, y al profundo sentido de Iglesia que los animó, y beatificó a 64 de ellos en Roma, en octubre de 1995.
Charles-Antoine-Nicolas ANCEL, eudista de Lisieux, fue uno de ellos. Deportado en el barco "los Dos Asociados", murió el 29 de julio de 1794.
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