El primero de mayo se celebró el día de un gran Santo, se trata de San José, padre de Jesús, y esposo de María, quien la Iglesia lo reconoce como Patrón de la Iglesia universal, patrón de la buena muerte por morir junto con Jesús y con María Santísima, así como también por muchas comunidades y casas religiosas como su benefactor. Pero sobre todo lo recordamos por ser ejemplo de virtud, perfección, y caridad.
El primero de mayo se celebró el día de un gran Santo, se trata de San José, padre de Jesús, y esposo de María, quien la Iglesia lo reconoce como Patrón de la Iglesia universal, patrón de la buena muerte por morir junto con Jesús y con María Santísima, así como también por muchas comunidades y casas religiosas como su benefactor. Pero sobre todo lo recordamos por ser ejemplo de virtud, perfección, y caridad.
En las Sagradas Escrituras a José le llaman el hombre justo: “Su marido José, como era justo y no quería ponerla en evidencia, resolvió repudiarla en secreto. Así lo tenía planeado, cuando el Ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: «José, hijo de David, no temas tomar contigo a María tu mujer porque lo engendrado en ella es del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados. Todo esto sucedió para que se cumpliese el oráculo del Señor por medio del profeta: Ved que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrán por nombre Emmanuel, que traducido significa: Dios con nosotros. Despertado José del sueño, hizo como el Ángel del Señor le había mandado, y tomó consigo a su mujer”. (Mateo 1, 19-24)
Viendo este relato podemos decir que José pudo en algún momento sentirse deshonrado ante la noticia de que María estuviera embarazada antes del matrimonio, sin embargo no lo dijo a nadie, sólo se alejó. De inmediato recibe un mensaje divino para que comprendiera las cosas que estaban pasando, y así contribuye a la protección de quien es Dios y niño, protegiéndolo con responsabilidad. Por esta razón a San José se le atribuye el apelativo de Padre y protector, porque cuando Herodes se entera que nacería el Hijo de Dios, este decide asesinar a los niños de Israel, y de inmediato Dios le envía un mensaje a José para que se vaya a Egipto con el niño y su Madre: “Después que ellos se retiraron, el Ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: «Levántate, toma contigo al niño y a su madre y huye a Egipto; y estate allí hasta que yo te diga. Porque Herodes va a buscar al niño para matarle.”
( Mateo 2, 13). José es un hombre que cumple la voluntad de Dios, se lleva a la Madre y al niño mientras pasa la calamidad, enfrentándose a una nueva vida lejos de su patria. He aquí lo grande de la misión de San José, quien cuida al niño siguiendo las instrucciones del ángel del Señor: “Muerto Herodes, el Ángel del Señor se apareció en sueños a José en Egipto y le dijo: Levántate, toma contigo al niño y a su madre, y ponte en camino de la tierra de Israel; pues ya han muerto los que buscaban la vida del niño. El se levantó, tomó consigo al niño y a su madre, y entró en tierra de Israel”. ( Mateo 2, 22).
San José es llamado el "hombre del silencio", no se conocen palabras expresadas por él, solo sus obras, sus actos de fe, amor y de protección como padre responsable del bienestar de María y de su excepcional Hijo. Lo más probable es que San José haya muerto antes del comienzo de la vida pública de Jesús ya que no estaba presente en las bodas de Canaá ni se habla más de él. De estar vivo, San José hubiese estado al pie de la Cruz con María. La entrega que hace Jesús de su Madre a San Juan da también a entender que ya San José estaba muerto.
Pero lo más bello de todo es su santificación por medio del trabajo, José era carpintero: “No es éste el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María, y sus hermanos Santiago, José, Simón y Judas?.” (Mateo 13, 55). Sin duda alguna su trabajo es una de las razones de santificación. San josé trabajó toda su vida en el silencio, para dar de comer al Hijo de Dios, y a su esposa Santísima, por ser un hombre justo y bueno, su actividad laboral la realizó con dedicación y perfección, ofreciendo a su niño Dios que estaba en su casa, lo más bello de su obrar. José agradó a Dios no solo con sus virtudes interiores, sino con la exteriores.
El patrón de la Iglesia universal es nombrado por muchos santos de la Iglesia el terror de Satanás, y mucho de ellos le tienen especial devoción, como por ejemplo Santa Teresa de Jesús: "Tomé por abogado y señor al glorioso San José." Tanto así que Isabel de la Cruz, monja carmelita, decía que Santa Teresa: "era particularmente devota de San José y decía que se le apareció muchas veces y andaba a su lado." Teresa nombró a San José como su benefactor y protector y Padre.
También San Alfonso María Ligorio decía: “¿Cuánto no es también de creer aumentase la santidad de José el trato familiar que tuvo con Jesucristo en el tiempo que vivieron juntos?" José durante esos treinta años fue el mejor amigo, el compañero de trabajo con quién Jesús conversaba y oraba. José escuchaba las palabras de Vida Eterna de Jesús, observaba su ejemplo de perfecta humildad, de paciencia, y de obediencia, aceptaba siempre la ayuda servicial de Jesús en los quehaceres y responsabilidades diarios. Por todo esto, no podemos dudar que mientras José vivió en la compañía de Jesús, creció tanto en méritos y santificación que aventajó a todos los santos”.
Del mismo modo San Pedro Crisólogo decía: "José fue un hombre perfecto, que posee todo género de virtudes" El nombre de José en hebreo significa "el que va en aumento. "Y así se desarrollaba el carácter de José, crecía "de virtud en virtud" hasta llegar a una excelsa santidad.” Hoy consagremos nuestros trabajos a este Santo, quien dió de comer a Jesús y se encuentra disfrutando de su gloria, pidámosle cuide nuestras vidas, familias y fuentes de trabajo. Una antigua tradición en la Iglesia dice que quien reza a San José siete Padrenuestros, siete avemarías y siete glorias, pidiendo primero santidad de vida, y luego cualquier cosa material, él concederá lo que pidan.
Oración: San José te encomendamos a todos los desempleados del mundo entero, y pedimos que les des un trabajo digno, también la gracia de Dios para realizarlo con perfección, amor y entrega, para la gloria de Dios. Amén.
Escrito por
RCC Radio Fm
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