Es necesario preguntarse si he recibido el Espíritu Santo y todo su poder.
El Siervo de Dios Rafael García Herreros, sacerdote eudista y fundador del Minuto de Dios, vivió una gran experiencia con el Espíritu Santo. Él estaba convencido que para recibirlo, era necesario desearlo. Este Espíritu es Alguien poderoso y consolador.
“Si yo les preguntara a ustedes si han recibido el Espíritu Santo, ustedes me responderían: Sí, ciertamente, en el Bautismo y en la Confirmación. Y si yo les preguntara: ¿Han recibido el poder del Espíritu Santo?, tendrían seguramente una respuesta ambigua. Algunos se contestarían las mismas palabras de los cristianos de Éfeso: “Ni siquiera hemos oído que existe el Espíritu Santo”.
Las características de esta época parece que sean la técnica, la ciencia y el hastío. Estamos cansados de esperanzas no realizadas, y saciados de experiencias. Y saciados de planificación y de proyectos.
Necesitamos a alguien nuevo en nuestra vida. Alguien poderoso y consolador. Alguien infinito y cercano que nos dé gozo, fuerza y paz.
Ese Alguien está llegando cada día al mundo, después de lo que parecería una larga ausencia. Se llama el Espíritu Santo. Para obtenerlo es necesario desearlo. Desearlo mucho. Tener hambre y sed de Él para ser saciados. Es necesario un gran arrepentimiento de los pecados ante Dios y una profunda plegaria.
Sucederá en los últimos días, dice Dios por el profeta Joel, que derramaré mi Espíritu sobre toda carne. El mundo cristiano debe orientarse hacia esta meta. Debemos desear la vida íntima. Alguien poderoso y transformador que irrumpa en nosotros y que realice el mismo acontecer del cristianismo primitivo. Actualmente todo vacila: la autoridad, los grandes principios, lo que parecía inconmovible.
Es necesario alguien infinito y cercano, tierno y fuerte, penetrante y respetuoso de la libertad. Es necesario Aquel que cambio a Pedro de pusilánime en vigoroso, de impotente en milagroso hasta en su sombra. Ese es el Espíritu Santo.
Esta es nuestra idea obsesionante ahora, cuando leemos diariamente lo que sucede en los sínodos de Roma, lo de los sacerdotes insatisfechos, de los divorcios, de las apostasías; cuando nos enteramos de las tristezas de las guerras. Hace falta alguien. Y ese se está acercando poderosamente. Es necesario prepararnos para su llegada. Va a ser maravilloso”.
Padre Rafael García Herreros. El Espíritu Santo. (Bogotá: Centro Carismático Minuto de Dios, 2007), 96.
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