El 25 de febrero es una fecha significativa para la familia eudista: se hace memoria de la Sierva de Dios María de Vallées, quien se convirtió en un personaje clave en la vida de san Juan Eudes, especialmente en su aspecto fundacional.
¿Cómo recuerda san Juan Eudes este acontecimiento?
Esto es lo que nos cuenta nuestro fundador al hacer memoria de la gracia que Dios le concedió al conocer a la “santa de Coutances”:
“En agosto de 1641, recibí de Dios uno de los mayores beneficios que me haya otorgado su divina bondad. En ese tiempo tuve la dicha de empezar a conocer a la hermana María des Vallées. Por su medio la divina Majestad me ha hecho incontables favores, muy señaladas. Después de Dios, me siento agradecido por este favor con la Virgen María, mi Señora digna de todo honor y mi muy querida Madre. Jamás podrá manifestarle cumplida gratitud.Te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has revelado a los sencillos las cosas que escondiste a los sabios y entendidos. Alégrate, María, llena de gracia, el Señor está contigo, bendita tú entre las mujeres, y bendito sea el fruto de tu vientre, Jesús. Amén.”
(Memoriale Beneficiorum Dei, 34)
Este texto del Memoriale, en el cual se observa la importancia de María des Vallées en su vida, refleja igualmente que la Sierva de Dios fue canal efectivo de gracias con la que Dios colmó la vida del padre Eudes.
¿Quién era María des Vallées?
María de Vallées nació el 15 de febrero de 1590 y murió en 1656 en Francia. Recibió muy tempranamente los sacramentos de la Eucaristía y la Confirmación, momento desde el cual se entregó completamente a la divina voluntad. El ambiente en que María nació estuvo marcado por la corrupción, la poca preparación de los eclesiásticos, la miseria y el desamparo de la gente pobre y las prácticas ocultas. María fue una gran mística incomprendida de su tiempo. En efecto, muchos la consideraban una persona que estaba fuera de sus cabales y san Juan Eudes tuvo varias dificultades por su relación con ella. Estas dificultades de salud, junto a los permanentes ataques del maligno y de la gente la agobiaron siempre, hasta llevarla a la tumba. Después de fallecida, creció su fama de santa.
Actualmente es una de las Siervas de Dios de la Gran Familia Eudista.
(Descargue el subsidio de la Unidad de Espiritualidad Eudista para la ocasión en francés, inglés, portugués y/o español).
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