Octubre 7, 2013
Lk 10:25-37
Una manera para entrar en el Misterio de Jesucristo
La significancia de nuestro recordatorio hoy cae en la conclusión de la redención de la humanidad en Jesús Cristo. Nuestra bendita madre es la primera de los seguidores de Cristo al entrar en la promesa. Lo que celebramos en el recordatorio de Nuestra Señora del Rosario es el amor de Dios que empuja a completar la misma promesa en toda la creación de Dios en el presente.
Al entrar en la redención en el aquí y ahora significa viviendo el mensaje del evangelio de hoy: ¨Amaras el Señor Dios con todo tu corazón, con todo tu ser, con todo tu fuerza, y con todo tu mente, y tu prójimo como si fueras tu¨ (Lucas 10:27), un mensaje que el estudiador de la ley ya conocía muy bien. Es un mensaje que fue afirmado por Jesus con el parábola del buen samaritano, que examina los valores de cada persona y nuestras relaciones. Nuestra existencia en redención debe ser vivido con el principio de amar a Dios, no en la nada vacía y seca de un Dios espiritualizado y encuentros humanos. Sencillamente, aquellas cosas no existen en Dios. Para estar en el corazón de Dios es tener a su alrededor muchas relaciones humanas frecuentemente hechas en el crisol de los cambios de la vida.
La Antigua tradición de orar el Rosario nos ofrece la posibilidad de entrar en el los misterios de Dios abrazando la humanidad en el centro de nuestra existencia, avanzando de concepción, nacimiento, crecimiento, auto-expresión, pasión, muerte y resurrección, todo lleno la presencia dinámica de Dios. Nos trae al misterio de nuestro propio circunstancia personal y comunal mientras conozcamos mejor el Reino de Dios por dentro y en nuestros compañeros. Seguimos el ejemplo de la quien fue tan bendita que su instinto la dejo mantener todo en su corazón a través de las maravillas de Dios manifestados en el tiempo y espacio humano.
Oración
O Santa Trinidad, has nos ver nuestras propias bendiciones que nos praparáste para nosotros a través de los misterios que meditamos con el Rosario por las intercesiones de nuestra Santa Madre, quien es una señal para nosotros de tu lealtad y tu promesa. Que nosotros también podemos ser señales de esta divina gracia al mundo y a los demás. Amen.
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