jueves, 17 de marzo de 2016

El padre Helio Alexander presidió su primera Eucaristía en El Cocuy (Boyacá)


Varios hermanos de comunidad y fieles de El Cocuy lo acompañaron en este gran acontecimiento.


Después de su ordenación presbiteral, ocurrida el pasado 12 de marzo, el padre Helio Alexander Hernández Castro, cjm, se trasladó al municipio de El Cocuy (Boyacá), su pueblo natal, para presidir la primera celebración eucarística.

A la ceremonia asistieron algunos sacerdotes, seminaristas y fieles que viajaron desde Bogotá y muchos de la zona urbana y rural del municipio boyacense que se hicieron presentes para acompañarlo.

En la homilía, el padre Helio Alexander enfatizó en dos momentos fundamentales: el recuerdo de su opción vocacional y un comentario a la Palabra de Dios del día. En el primero, recordó la importancia de sentirse llamado por Dios para una vocación específica, haciendo memoria de la experiencia inicial que vivió con la comunidad de los Padres Camilos y cómo poco a poco el Señor le fue mostrando otras opciones que se concretaron en el ingreso a la Congregación de Jesús y María. Dentro de esta experiencia de fe, recordó de manera especial la importancia de la familia en el acompañamiento, las oraciones de su mamá y el cariño de sus hermanos.

Comentando la Palabra de Dios, que para el V Domingo de Cuaresma de este año propone como evangelio el relato de la mujer que es sorprendida en adulterio (Jn 8, 1-11), el sacerdote eudista destacó que es necesario sentirse pecadores delante de Dios y necesitados de él, de manera que los efectos de su infinita misericordia puedan abundar sobre la vida de cada creyente que decide establecer el reinado de Cristo en su vida.

Para concluir la primera celebración eucarística presidida por él, el padre Helio agradeció la presencia de cada uno de sus hermanos de comunidad, familiares y demás fieles que lo acompañaron e impartió la bendición propia del tiempo de Cuaresma para cada uno de ellos.

Padre Helio, deseamos que el Señor viva y reine en su corazón para que su ministerio sea una prolongación de la vida de Cristo en la tierra.






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