En este mes de diciembre que ya viene, se inaugurará “El Año de la Misericordia” anunciado por el
Papa Francisco. Entremos de todo corazón en este proyecto.
En la preparación de Navidad, busquemos a nuestro alrededor la gran misericordia de Dios; San Juan Eudes nuestros padre espiritual sabía descubrir por todas partes las delicadezas del Corazón Misericordioso de Jesús.
En esta última semana del adviento, contemplemos a María en espera de su niño. En su Magníficat María alaba la misericordia de Dios para con ella; en su lectura del magníficat San Juan Eudes nos dice “¡que la gloria estalle en tus misericordias, en las maravillas de tu amor! Que seas siempre bendito alabado, glorificado por tus hazañas. El padre de las misericordias no olvida tu sacrificio. ¡Que realice todos tus deseos!”»
A pocos días de Navidad pensemos a los gestos de misericordia para nosotros. Oremos despacioso ese magníficat compuesto por el mismo San Juan Eudes.
Magníficat;
¡Mi alma glorifica el Corazón admirable de Jesús y de María, y mi espíritu exulta de gozo en este Corazón inmenso que me habita!
Sí, Jesús y María me han dado su Corazón para que yo no viva que en su amor.
¡Gracias infinitas por su don inexpresable!
Hizo en mí maravillas, ese Corazón tan bueno; me tomó para él, desde el seno di mi madre. El abismo de mi miseria llamaba el abismo de su misericordia.
Este Corazón tan dulce me ha rodeado siempre de sus más dulces bendiciones.
¡Ha sido para mí un refugio a la sombra de su mano, me ha guardado como la niña de sus ojos!
Me ha escogido para que fuera su sacerdote, me ha contado en el rango de príncipes de su pueblo;
Puso en mi boca sus palabras, haciendo de ella una espada acerada.
Me ha hecho morir, me ha hecho vivir, me ha acompañado por todos mis caminos.
Ha luchado contra todos mis enemigos, y de todas las pruebas me ha librado.
¡Oh Corazón lleno de amor, fuente de todo bien, de ti me han venido bienes incontables. ¡Alabado seas! ¡A ti el amor, a ti la gloria! ¡Que todas las lenguas te canten, que todos los corazones te amén!
¡Que tu gloria brille en tus misericordias, en las maravillas de tu amor!
¡Bendito, alabado, glorificado seas por siempre, por tus hazañas!
¡Que el Padre de las misericordias no olvide tu sacrificio, que realice todos tus deseos!
¡Oh Corazón de Jesús, en la Cruz tú te has entregado por amor para con nosotros, y has conocido el sufrimiento: haz que nuestro corazón se consume en tu fuego, para siempre!
¡Oh Corazón de María, traspasado por la espada del dolor, haz que también nuestro corazón se deje traspasar por el amor que viene de Dios!
¡Oh Corazón de Jesús y de María, hoguera de amor, que nuestros corazones ardan en ti para siempre!
¡Que mueran en tus llamas, y que sean por la eternidad un solo corazón con el Corazón de Jesús y de María!
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Al Dios que es, que ha sido que viene por los siglos de los siglos. Amén
En estos días antes la Navidad, podemos pensar en María que lleva en su seno el niño Jesús; (Referirse y meditar un texto de San Juan Eudes en Vida y Reino, pagina 338)
Debemos mirar y adorar el Hijo en su vientre; miremos y adorémosle solamente a Él. Es de esta manera que María quiere ser honrada, porque en ella y por ella misma no es nada, Pero, su Hijo Jesús es todo en ella; es su persona, su fuerza y su grandeza.
Como es costumbre en esta temporada que se avecina, compartiremos nuestros deseos de paz,
felicidad, justicia y amor con nuestros familiares y amigos.
Para nosotros especialmente, esperamos que esos deseos reflejen las orientaciones que surgieron como esenciales en el congreso de Bogotá para todos los asociados y amigos de la Congregación de Jesús y María.
Por lo tanto, oremos los unos por otros, pero también unidos con los otros para que nuestra comunión en la caridad sea intensa y sincera; para que nuestras comunicaciones sean frecuentes y productivas; para que nuestras responsabilidades en nuestras comunidades y en la iglesia, sean signos de nuestra participación activa en la misión que se nos ha confiado. Que el amor que nació y ardió eternamente en los corazones de Jesús y María pueda nacer y crecer en cada uno de nosotros en esta Navidad.
Estos son los cálidos deseos que compartimos con ustedes los asociados y amigos de la región de Gatineau (Québec) en Canadá.
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