martes, 2 de diciembre de 2014

Jesús nace para nuestra salvación

No soy amigo de las frases de cajón y más aquellas que se utilizan en torno a lo espiritual porque adormecen al cristiano, son muy fáciles de decir y a la vez no dicen absolutamente nada. Para esta época en la que se acerca la celebración de la navidad como para la pascua de resurrección, dos frases campean en las redes sociales, en muchas homilías y en un sinnúmero de comentarios litúrgicos.

Hablo de dos frases en particular: “Jesús resucita en nuestro corazón” y también “Jesús nace en nuestro corazón”. Alguno que me lee podía pensar que soy amargado o demasiado exigente y pretencioso a la vez, pero no es así; en honor a la verdad pienso que repetir esas frases a cada rato son muestra de que existe un estancamiento del proceso espiritual que denota poco crecimiento de quien la expresa y tiende a provocar eso mismo sensación en quienes la escuchan.

Lo anterior lo digo con mucho respeto y teniendo presente que la congregación a la que pertenezco, la de los Padres Eudistas, es una congregación cuyo centro espiritual es el corazón amante de Jesús y María. El corazón de Jesús en palabras de Juan Eudes es “una hoguera que arde de amor por la humanidad”, esa premisa espiritual nos invita entonces a formar a Cristo en nuestros corazones, pero desde los principios de la misericordia al otro; le conocemos como nuestro Señor a través de su palabra pero ese conocimiento se ha de concretizar y ha de movernos en pro del desposeído, del afligido y en fin de todo aquel que esté necesitado.

Si siento a Jesús que se forma en mí corazón, a Jesús que hace arder mi interior con su amor es para moverme hacia el otro como ejecución clara de la experiencia de Dios que tengo y así comunicarlo de modo concreto. Comunico su salvación, esa misma que he conocido en la celebración de la Eucaristía en la comprensión de su misterio de entrega y amor en la cruz, en el mensaje de su palabra expresada también con hechos (Flp. 2, 6-11), todo eso me mueve hacia el otro, la salvación que me comunica Jesús me muestra la vida de modo distinto dándole sentido a mi existencia y me invita a decirle a los demás que muestro estar en el mundo tiene sentido.

Jesús nace para salvarnos, el “Niño Dios” nace para que con su historización sintamos a Dios cercano y la
salvación presente en medio de nosotros (Lc. 17, 21). Por lo tanto no nos distraigamos en frases de cajón y abramos la mente a comprender la importancia de ser salvados por Jesús, tocados por él, animados por él y en consecuencia empujados hacia los hermanos, amando de verdad a aquel que está junto a mí; yo debo actuar como prójimo del necesitado socorriéndolo, curándolo, animándolo mostrándole cuanto le ama Dios (LC. 10, 25-37).

Jesús nació para nuestra salvación, eso te quiero comunicar en esta semana. Dios te quiere salvar de la muerte, te quiere liberar del pecado; el Señor nace para darnos vida y vida en abundancia (Jn. 10, 10).

Oremos juntos: “Señor Jesús, que este adviento que vivimos nos prepare para recibirte y entregarte de modo concreto a los más necesitados; que te llevemos a ti con vestido, alimento, abrigo y consuelo a los más desposeídos. Que haya en todos los rincones del mundo muestras concretas del mor que tu nos enseñaste y mostraste. Señor que impulsados por la fuerza de tu espíritu nos amemos los unos a los otros como tú nos has amado” Amén.





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