Rebosantes de gozo, queremos compartirles nuestra gratitud para con el Señor, que una vez más nos ha mostrado su misericordia, y por eso estamos alegres.
La semana del 21 al 27 de junio, sin duda alguna, ha sido para nuestra pequeña Región del Ecuador, semana jubilar: el miércoles 24, rodeado de la comunidad del Seminario Nuestra Señora de la Paz, de Tulcán, a la que preside como Rector; y de los Obispos de las Diócesis fronterizas de Colombia y Ecuador, como también de varios hermanos Presbíteros, Diáconos y seminaristas, llegados desde Quito, y de muchos otros familiares, amigos y discípulos, venidos de distintas latitudes, nuestro querido P. GABRIEL ALBERTO REYES TRISTANCHO, celebró el jubileo de sus Bodas de plata sacerdotales. Damos gracias a Dios que lo llamó y lo consideró digno del Ministerio y oramos por el P. Gabriel para que siga formando pastores según el corazón de Dios.
Y para que la nuestra alegría fuera plena, la semana se cerró, literalmente, con broche de oro, pues el sábado 27 nuestro queridísimo P. HIGINIO ANTONIO LOPERA ECHEVERRI, acompañado del Superior Regional (P. Pedro Pablo Múnera), de su Comunidad Local, algunos familiares, los hermanos Eudistas de Quito, las Fieles Siervas de Jesús y un numeroso grupo de colaboradores del Centro de Espiritualidad “San Juan Eudes”, amigos y bienhechores, celebró con solemnemente el jubileo de sus Bodas de oro sacerdotales.
La efemérides fue celebrada como Dios manda, y el hermano fiel y compañero de misión del P. Higinio, el P. Rafael Campo, no escatimó esfuerzo para organizar los preparativos que estuvieran a la altura de la ocasión y del homenajeado. “Honor a quien honor merece”, podemos decir fue el espíritu de dicha celebración: y verdaderamente se rindió honor y gloria a Dios por la vida y el ministerio del P. Higinio, quien, no deja de sorprendernos con su humildad y sencillez de vida, ya que después de escuchar los elogios y reconocimientos que tanto el Superior Provincial como el Superior General hacían de él en sendas cartas, sólo pudo exclamar: “¿Quién soy yo?” y sobrecogido en su natural estado de contemplación, inició la solemne acción de Gracias al Padre de las Misericordias y Dios de todo consuelo, por el amor de su adorable Hijo Jesucristo y la gracia y el poder del Espíritu Santo. ¡Viva Jesús y María! Y ¡viva el P. Higinio! Apóstol incansable, e insigne hijo de San Juan Eudes.
Fraternalmente,
En Jesús y María,
Amado Pérez Nassi, cjm
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