viernes, 7 de julio de 2017

La vocación de Pablo, tema de la segunda Lectio sobre la formación de Jesús


La Provincia de Colombia publicó la segunda Lectio en la cual se medita sobre la vocación del apóstol san Pablo. En la primera, publicada en junio, el tema se había centrado en la vocación y misión como dones de Dios.

Teniendo como referente bíblico la Carta a los Gálatas y para animar el itinerario de formar a Cristo en nosotros, el padre José Mario Bacci, Superior de la Provincia de Colombia, ha programado un plan de Lectio comunitaria mensual, seleccionando algunos textos de este escrito paulino. Con este ejercicio se propone ofrecer una ayuda que permita a cada eudista, en el seno de su comunidad local, hacer la práctica de la "lectura orante" de algunos textos seleccionados para apropiarse de su contenido y de las exigencias de la Palabra de Dios contenida en el mensaje del Apóstol.

"Pablo estaba seguro y aseguraba que el Evangelio que predicaba no era algo de segunda mano; le había llegado directamente de Dios. Esa era una petición extraordinaria, y exigía alguna clase de prueba. Como prueba, Pablo tuvo el valor de referirse al cambio radical que había tenido lugar en su propia vida". Con estas palabras inicia la lectura de la segunda Lectio que centra su atención en el
capítulo 1, versículos del 13 al 24.

"En realidad Pablo odiaba a los cristianos - continúa el documento- y solo un cambio de Dios en su vida podría haber hecho el cambio en su mentalidad y en su corazón". Y, en efecto, sucede lo inesperado: "Dios lo elige, se revela a él y lo envía a evangelizar a las naciones. De modo que, en la llamada de Pablo, como en toda vocación apostólica hay tres valores: Elección - Iluminación - Misión."

Frente al primer valor, "tras humilde confesión de su larga y orgullosa resistencia a Dios, confiesa, reconocido, cómo solo la gracia de una elección y predilección divina explican que sea ahora apóstol". Frente al segundo, "en la revelación de Damasco se inició un encuentro vital, existencial, intelectual con Cristo. Cristo se le da a conocer y a amar. Cristo se le entraña para poseerlo y vivificarlo, para formarse en él. Por eso Jesús es el modelo y Pablo un modelado divino". Y, frente al último valor, "Jesucristo lo cambió desde dentro, es decir, lo evangelizó para que él lo evangelizara. Anunciar a Jesucristo es evangelizar. Ahora Pablo, anegado en luz por gracia del Padre, debe irradiar esta luz a todos los hombres", continúa el documento.





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