La Congregación de Jesús y María, la Congregación de Nuestra Señor de la Caridad del Buen Pastor y la Sociedad del Corazón de María, celebran el 19 de agosto la fiesta de su fundador San Juan Eudes, Padre Doctor y Apóstol del Culto litúrgico a los Corazones de Jesús y de María. A continuación reproducimos el pensamiento del Padre Rafael García Herreros, sacerdote perteneciente a la escuela de santidad fundada por el sacerdote francés, maestro espiritual de la congregación a la que perteneció el fundador del Minuto de Dios.
La Congregación de Jesús y María tiene por fundador a un hombre que fue esencialmente evangelizador.
Toda la vida de san Juan Eudes, fue evangelización incansable, fruto de una larga preparación de profundas súplicas al Espíritu Santo y de una fuerza carismática realmente admirable que penetraba todo su ser.
Los pueblos de Normandía, las grandes ciudades de Francia, París, la Corte Real, las aldeas, por todas partes se oyó su palabra penetrante y conmovedora, que llevaba un excepcional mensaje de conversión y de amor a Cristo. Juan Eudes conformó una comunidad ante todo evangelizadora, como
dice la Constitución: “Los Eudistas consagran todas sus fuerzas al servicio de Cristo y de su Iglesia, trabajando mediante las diversas funciones del ministerio, la oración y el testimonio de su vida, en la proclamación del Evangelio, para despertar la fe” (Cap. I, Numeral 5).
El caso de san Juan Eudes es realmente impresionante. Era una vida de amor a Jesucristo continua, sin interrupción, una vida de plegaria, de cada momento. Una vida apostólica por ejemplo, por la conversación, por la predicación.
Era toda una fuerza poderosa del Espíritu que le invadía para llevar el mensaje. Las palabras que escribió Pablo VI en Evangelii Nuntiandi se cumplieron superabundantemente en san Juan Eudes: “La Buena Nueva proclamada por el testimonio de vida, deberá ser tarde o temprano proclamada por la Palabra de Vida. No hay evangelización verdadera mientras no se anuncie el Nombre, la doctrina, la vida, las promesas, el reino, el misterio de Jesús de Nazaret, Hijo de Dios” (No. 22).
Cuando vemos este ejemplo tan excepcional y tan atractivo de entrega total de san Juan Eudes a proclamar el Evangelio, cuando tomamos conciencia de que ésta es la misión de los Eudistas, no podemos menos de anhelar para nosotros una fuerza nueva, poderosa, transformación del Espíritu Santo en nuestras vidas, para que seamos verdaderos proclamadores del Evangelio de Cristo. “Vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio a toda creatura” (Mc 16,15). Juan Eudes conocía la Biblia como pocos, era su libro amado; su lectura principal era el Nuevo Testamento.
Ahí descubrió los tesoros del amor de Jesucristo y el misterio de su Corazón. Juan Eudes tiene una actualidad sorprendente y una afinidad profunda con este tiempo de renovación en el Espíritu Santo.
La Comunidad de los Eudistas está llamada a ser ante todo evangelizadora con la fuerza del Espíritu. La comunidad de los Eudistas presenta a los jóvenes deseosos de vida evangélica y de llevar el Evangelio a todas partes una oportunidad incomparable y campos insospechados.
La figura de san Juan Eudes es una exigencia tremenda para nosotros los Eudistas, un ideal que no es inalcanzable, que debemos tratar todos de apropiar con el poder del Espíritu Santo.
Juan Eudes fue el maravilloso sacerdote del siglo XVI que cubrió a Francia, y que descubrió caminos intransitados de amor, de adoración, de alabanza, de plegaria continua.
Tomamos conciencia de que ésta es la misión de los Eudistas, no podemos menos de anhelar para
nosotros una fuerza nueva, poderosa, transformación del Espíritu Santo en nuestras vidas, para que seamos verdaderos proclamadores del Evangelio de Cristo. “Vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio a toda creatura” (Mc 16,15). Juan Eudes conocía la Biblia como pocos, era su libro amado; su lectura principal era el Nuevo Testamento.
Ahí descubrió los tesoros del amor de Jesucristo y el misterio de su Corazón. Juan Eudes tiene una actualidad sorprendente y una afinidad profunda con este tiempo de renovación en el Espíritu Santo.
La Comunidad de los Eudistas está llamada a ser ante todo evangelizadora con la fuerza del Espíritu. La comunidad de los Eudistas presenta a los jóvenes deseosos de vida evangélica y de llevar el Evangelio a todas partes una oportunidad incomparable y campos insospechados.
La figura de san Juan Eudes es una exigencia tremenda para nosotros los Eudistas, un ideal que no es inalcanzable, que debemos tratar todos de apropiar con el poder del Espíritu Santo.
Juan Eudes fue el maravilloso sacerdote del siglo XVI que cubrió a Francia, y que descubrió caminos intransitados de amor, de adoración, de alabanza, de plegaria continua.
Que no dejó ocasión ni oportunidad de hablar de Jesucristo. Su propósito de evangelización, su propósito de existir, está sintetizado en estas palabras suyas: “Jesucristo debe vivir en nosotros, y nosotros en Él sólo existir. Su vida debe ser nuestra y ésta una continuación y un reflejo de la suya. No tenemos derecho de vivir sobre la tierra sino para llevar, manifestar, santificar, glorificar y hacer vivir en nosotros el nombre, la vida, las cualidades, las perfecciones, los designios e inclinaciones, las virtudes, las acciones de Jesús (Vida y Reino, Cap. 1).
Juan Eudes fue evangelizador y fundó la comunidad como evangelizadora para siempre, siguiendo el impulso del Espíritu en cada época.
Un verdadero Eudista según san Juan Eudes debe ser ante todo evangelizador de Jesucristo: “Los Eudistas se sienten llamados a anunciar el mensaje evangélico para hacer del género humano la familia del Padre, en la que la plenitud de la ley es el amor” (Const. Cap. 2, Vers. 11).
El Eudista debe ser el hombre que arda de amor a Cristo y lo comunica a sus vecinos y a sus lejanos, usando todos los medios que tenga a su alcance. Actualísima la vocación de los Eudistas: evangelizar con sinceridad, con entusiasmo, con el ardor carismático de los Hechos Apostólicos.
Este es el magnífico Juan Eudes que hubiera debido nacer en nuestra época y usar todos los medios que actualmente tenemos para difundir el Evangelio. ¡Qué palabra tan bella, tan abrasadora sería la de Juan Eudes actualmente! Cuando se encuentra todo un mundo ansioso de Dios, ansioso de perfección, ansioso de verdad, pienso que Juan Eudes quedaría bien en esta época. Nosotros, la Congregación de san Juan Eudes, deberíamos reflexionar mucho si no es el caso de encender vivamente nuestro ardor evangélico y si no debemos caracterizarnos en este mundo por poseer el secreto, el ardor, el entusiasmo de una evangelización moderna para el mundo actual, inspirada en una experiencia nueva del Espíritu Santo.
Siervo de Dios Rafael García Herreros
Sacerdote Eudista
Que no dejó ocasión ni oportunidad de hablar de Jesucristo. Su propósito de evangelización, su propósito de existir, está sintetizado en estas palabras suyas: “Jesucristo debe vivir en nosotros, y nosotros en Él sólo existir. Su vida debe ser nuestra y ésta una continuación y un reflejo de la suya. No tenemos derecho de vivir sobre la tierra sino para llevar, manifestar, santificar, glorificar y hacer vivir en nosotros el nombre, la vida, las cualidades, las perfecciones, los designios e inclinaciones, las virtudes, las acciones de Jesús (Vida y Reino, Cap. 1).
Juan Eudes fue evangelizador y fundó la comunidad como evangelizadora para siempre, siguiendo el impulso del Espíritu en cada época.
Un verdadero Eudista según san Juan Eudes debe ser ante todo evangelizador de Jesucristo: “Los Eudistas se sienten llamados a anunciar el mensaje evangélico para hacer del género humano la familia del Padre, en la que la plenitud de la ley es el amor” (Const. Cap. 2, Vers. 11).
El Eudista debe ser el hombre que arda de amor a Cristo y lo comunica a sus vecinos y a sus lejanos,
usando todos los medios que tenga a su alcance. Actualísima la vocación de los Eudistas: evangelizar con sinceridad, con entusiasmo, con el ardor carismático de los Hechos Apostólicos.
Este es el magnífico Juan Eudes que hubiera debido nacer en nuestra época y usar todos los medios que actualmente tenemos para difundir el Evangelio. ¡Qué palabra tan bella, tan abrasadora sería la de Juan Eudes actualmente! Cuando se encuentra todo un mundo ansioso de Dios, ansioso de perfección, ansioso de verdad, pienso que Juan Eudes quedaría bien en esta época. Nosotros, la Congregación de san Juan Eudes, deberíamos reflexionar mucho si no es el caso de encender vivamente nuestro ardor evangélico y si no debemos caracterizarnos en este mundo por poseer el secreto, el ardor, el entusiasmo de una evangelización moderna para el mundo actual, inspirada en una experiencia nueva del Espíritu Santo.
Siervo de Dios Rafael García Herreros
Sacerdote Eudista
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