Es claro que para San Juan Eudes La Biblia es la revelación del Ser de Dios y de su Plan de Salvación y, ella
debe hacerse vida en una espiritualidad de encarnación del Verbo de Dios..., de modo que Él viva y reine en nosotros. Dicha espiritualidad debe manifestarse al mundo como un sano ejercicio de la libertad obediente, o dicho en términos actuales: Libertad responsable. Esto nos lleva a otro aspecto de la correlación “Juan Eudes – Biblia”, me refiero al aspecto de la voluntad de Dios.
1. ¿Qué es hacer la voluntad de Dios?
A. Hacer la voluntad de Dios no es inactividad. Es Verbo (Es acción).
B. No es resignación. Es Verbo.
C. La voluntad de Dios hay que construirla.
D. Efesios 1, 9: La voluntad de Dios es el misterio y, el misterio es la voluntad de Dios.
E. El misterio es el Plan de Salvación.
F. La voluntad de Dios es su Plan de Salvación.
G. El Plan de Salvación es el camino que recorremos a lo largo de nuestra vida.
H. El Padre Nuestro es una clara expresión de lo que significa hacer la Voluntad de Dios, entendida ella como la “Obediencia de la Fe”, es decir: Confío en Dios, creo en Dios, le creo a Dios y por eso le hago caso, por eso le obedezco como un buen hijo (con comportamiento de niño pequeño cuando soy niño, de joven cuando estoy en la juventud, de adulto cuando llego a esa edad y de anciano cuando llego a la vejez), es una obediencia encarnada, contextualizada.
2. ¿Cómo podemos entender la voluntad de Dios en el Padre Nuestro?
A. No en forma desencarnada de la realidad:
I. Santificado sea tu nombre.
II. Venga a nosotros tu reino.
III. Hágase tu voluntad.
B. Si en una forma encarnada en la realidad. El texto del evangelio lo expresa literalmente por medio de tres imperativos pasivos que se traducen del hebreo al español de manera correcta como sigue a continuación:
I. Santifica tu nombre (salvando) (Salmo 124, 8).
C. Hacer la voluntad de Dios es por lo tanto, procurar que todo lo que
D. Hacer la voluntad de Dios es buscar la gloria de Dios y la santificación
II. Haz venir tu reino (Romanos 14, 17)
III. Haz tu voluntad (Juan 10, 10)
Pensemos, sintamos y hagamos, lo pensemos, lo sintamos y lo hagamos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Nuestra en cada pensamiento, sentimiento o acto, todo lo que no sea para eso me abstengo de hacerlo.
3. ¿Cómo podemos averiguar la voluntad de Dios en nuestras vidas?
A. Debemos aprender a preguntar: ¿Qué quiere Dios de mí?
B. La salvación inicia cuando nacemos, no cuando morimos.
C. Dios va haciendo mi salvación con todo lo que voy viviendo.
D. La voluntad de Dios no es “someter” es un hacer.
E. No me someto (resigno) a lo que Dios quiere.
F. Hago, procuro hacer, lo que Dios quiere, porque en ello está en juego mi vida.
G. Hago la voluntad de Dios cuando Jesús vive y reina en mí (Romanos 8, 29).
4. ¿Cómo leer la Biblia para descubrir en ella el camino de vida que debemos recorrer?
En esto el modelo propuesto y seguido por San Juan Eudes es muy similar a lo que hoy conocemos como la
“lectio divina” o “lectura santa de la palabra de Dios” (Lectio, questio, meditatio y actio), es decir, leo, cuestiono, medito y actúo.
A. Al leer el texto debemos considerar el cuerpo o exterior del misterio: Esto salvación.
B. Entramos en el espíritu de lo que sucede: Descubrir y sentir los
C. Descubrimos la Buena Nueva que Jesús nos comparte, los efectos logrados
D. Acogemos el don de Dios. Esto sería el equivalente a identificar líneas de significa que cuando leemos la Biblia debemos visualizar la escena que nos narran como si estuviéramos ahí. Todo detalle es precioso. Pensamientos, intensiones y sentimientos que nos presenta el texto: Por ejemplo: Pensamientos, sentimientos e intenciones de Jesús y sentirnos afectados por ellos, es decir, en el caso de Zaqueo (Lucas 19, 1 – 10), yo entro a ocupar el lugar de Saqueo y todo lo que el texto dice de Jesús con relación a Saqueo me lo aplico a mí. (me perdona, me ama, piensa en mí, etc.).
Acción para la vida y procuramos ponerla en práctica.
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