“No se puede amar a los hombres sin tratar de conocer, comprender y asimilar las culturas de los pueblos. Iluminadas por la luz del Verbo, estas culturas, bajo todas las formas, pueden ser un camino hacia la contemplación de Dios. Ellas son también lugar de comunión indispensable con los hombres, por el cual pasa necesariamente el anuncio del Evangelio. Los Eudistas tienen, pues, la preocupación permanente de asimilar las culturas y las situaciones de aquellos a quienes son enviados. Esta experiencia del encuentro de las culturas comienza en el interior mismo de la Congregación de Jesús y María”. (Cons 80)
Iniciamos leyendo este número de las constituciones de la CJM porque al finalizar un caminar de siete meses, en donde convivieron siete culturas, 17 personalidades en un país que para muchos resultaba distante, podemos hoy sin lugar a dudas decir: que durante este compartir tan diverso, pudimos encontrar un camino hacia la contemplación de Dios.
Y realmente fue todo un camino. Todos los que participamos en el TEI llegamos llenos de expectativas e ambiciones, deseos de conocer la fuente espiritual que moviliza a los eudistas; y puedo decir, con toda seguridad, que cada uno partió con muchos anhelos, con grandes deseos de compartir en nuestras provincias esa fuente de la cual disfrutamos en este tiempo. Pero sobre todo ello, quisiera resaltar que cada uno partió de Drouvre-La-Délivrande con la convicción que en el interior mismo de la congregación tenemos una riqueza internacional la cual podemos explotar sin medida. Así pues, hoy somos 17 personas (2 eudistas, 15 candidatos) que somos mucho más conscientes de la preocupación permanente -que los eudistas deben tener- de asimilar las culturas y las situaciones de aquellos a quienes son enviados.
Lo enunciado no es sólo un discurso para corresponder a un numeral de nuestras constituciones. En aquellos meses el TEI se comprometió en conocer a nuestro Fundador recorriendo sus pasos; oramos, compartimos y reflexionamos en toda la riqueza espiritual del siglo XVII. Pero ello no se quedó allí, durante nuestros estudios, convivimos, compartimos, participamos en diferentes pastorales dando todo lo que estaba a nuestro alcance, tuvimos problemas y los resolvimos juntos, e impulsados por el Espíritu aprendimos a comunicarnos conociendo y respetando nuestras diferencias.
El 29 de junio, celebrando la fiesta de los apóstoles Pedro y Pablo, se dio lugar la clausura de esta gran experiencia. Celebramos la eucaristía y después compartimos la mesa en una gran cena con todos los asistentes. La eucaristía tuvo un elemento providencial, puesto que al meditar en Pedro y Pablo, meditamos en una iglesia que necesita todo ese trabajo en el interior mismo de ella, y que al mismo tiempo, busca “nuevos caminos” que la llevan al mundo entero.
En este día se reflejó toda la dinámica fraternal que caracterizo el TEI, nos acompañaron gran parte de los servidores de la parroquia St Régnobert de la Côte de Nacre1 , hermanas de las comunidades de Nuestra Señora de la Fidelidad, la Sagrada Familia, Nuestra Señora de la Caridad y del Buen Pastor, muchos eudistas de la provincia de Francia, asociados y amigos eudistas, Mgr Jean-Claude Boulanger obispo de la diócesis de Bayeux-Liseux quien presidio la eucaristía, además, muchas personas que tuvieron contacto con nosotros y desearon decirnos adiós.
1 Parroquia que acompañada las comunidades de Basly, Cresserons, Douvres-la-Délivrande (donde vivíamos nosotros), Langrune-sur-Mer, Luc-sur-Mer, Plumetot et St Aubin-sur-Mer.
Todos los que nos acompañaron durante aquella noche resaltaron la riqueza de una comunidad internacional, su diversidad, su alegría intensa en un deseo profundo de transmitir a Cristo; allí el TEI fue testimonio de iglesia, puesto que toda su diversidad entro en la unidad que permite la presencia de Dios entre nosotros. La experiencia del TEI nos habla de esos “nuevos caminos” que estamos llamados a buscar, es un acontecimiento que refleja la posibilidad que la congregación tiene para fortalecerse interiormente; para que, al ser llamados tengamos la posibilidad que JUNTOS en la Misión, comprendamos el mundo y contemplemos a Dios en una vida Fraterna, y así, podamos responder a la divina Voluntad.
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