martes, 30 de julio de 2013

AVISO DE FALLECIMIENTO P. HUGO ALBERTO SIERRA HERRERA, cjm

Hoy sábado 27 de julio de 2013, a las 5:30 de la tarde, falleció el P. Hugo Alberto Sierra Herrera, a la
edad de 54 años en la Clínica El Rosario de Medellín. Desde hacía dos meses se encontraba hospitalizado y sometido a tratamientos especializados debido a problemas en la médula ósea que no producía suficientes plaquetas y un estado de bajas defensas en su organismo.

Sus exequias se realizarán mañana, domingo 28 de julio, a las 3:00 de la tarde en la parroquia San Miguel Arcángel de Medellín. Posteriormente será cremado. El día lunes está previsto celebrar también una eucaristía en la Basílica menor del Señor de los Milagros de san Pedro y, para cumplir su voluntad, sus cenizas se depositarán junto a la de sus padres fallecidos.

El P. Hugo Alberto nació el 28 de abril de 1959 en San Pedro de los Milagros (Ant). Hijo de Octavio y Emilia, ya fallecidos. Es el tercero de una familia de cinco hermanos y cuatro hermanas. Realizó sus estudios de primaria en la Escuela urbana de varones de san Pedro de 1967 a 1971. Luego realizó todo los estudios de bachillerato en el Juniorato san Juan Eudes de san Pedro entre 1972 y 1977. Pasó al seminario Valmaría donde inició la probación el 8 de febrero de 1978 y cursó tres años de Filosofía. Durante el año 1981 hizo el tiempo de experiencia pastoral en el seminario mayor de santa Rosa de Osos (Ant). Realizó la formación teológica en la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá entre 1982 y 1985. Se incorporó a la Congregación el 8 de febrero de 1983 y recibió la ordenación presbiteral el 12 de octubre de 1985 en la Basílica menor del Señor de los Milagros de san Pedro de manos de Mons. Juan Francisco Sarasti, cjm.

Recién ordenado presbítero ejerció su ministerio como asistente y director espiritual en el colegio Minuto
de Dios en Bogotá y adelantó al mismo tiempo su maestría en Teología en la Universidad Javeriana. El año 1987 colaboró como formador y encargado del curso introductorio en el seminario regional Juan XXIII de Barranquilla. Entre 1988 y 1991 lo encontramos como formador y ecónomo del seminario mayor de Cartagena. Luego fue enviado a realizar estudios de especialización en Teología Moral en la Universidad Gregoriana de Roma (1991-1993). Al regresar de Europa colaboró algunos meses como ecónomo en Valmaría. Entre 1994 y 1996 se desempeñó como rector del seminario mayor de Santa María la Antigua en Apartadó (Ant). Estando en este servicio misionero en Urabá comenzaron sus dificultades de salud, después de la recuperación de una delicada operación de columna vertebral fue enviado como rector al seminario mayor de Cartagena donde ejerció este servicio entre 1997-1999 pero al finalizar su primer período fue enviado a la residencia eudista de san Miguel en Medellín para un tratamiento médico debido a serias dificultades pulmonares. Durante este largo período de tratamiento y recuperación (2000-2004) prestó valiosos servicios pastorales en las obras de la Congregación en Medellín: vicario en la parroquia san Miguel Arcángel, atención a los padres de la residencia eudista, programas en la emisora Minuto de Dios y ayuda en la Fundación Eudes.

De julio de 2004 a enero de 2005 colaboró como vicario en la parroquia san Juan Eudes del Minuto de Dios en Bogotá y asistente de los laicos asociados de la provincia. En febrero de 2005 se le encomendó la misión como superior y administrador de la Casa de encuentros san Juan Eudes de san Pedro de los Milagros. El P. Hugo amaba entrañablemente esta casa donde descubrió su vocación eudista, allí trabajó con abnegación, la embelleció con gran gusto e impulsó los servicios pastorales de la obra en la región, por la cercanía a su familia estuvo atento a los cuidados de sus padres ya ancianos y enfermos. Por sus dotes como administrador fue nombrado ecónomo provincial a comienzos de 2008 pero no pudo ejercer este servicio porque lo sorprendió un infarto cardíaco. Después de alcanzar una buena recuperación y por su entusiasmo por la pastoral, a partir del 1 de octubre de 2008 se le encomendó la dirección de la parroquia san Miguel Arcángel como párroco y al mismo tiempo la economía de la residencia eudista y de la comunidad local de Medellín. Se entregó con entusiasmo al servicio pastoral en la parroquia, siempre cercano a sus los feligreses, entusiasta con los niños y los jóvenes quienes lo recuerdan con cariño por su espíritu jovial. Con un temperamento impulsivo y primario, perdía en ocasiones la paciencia, acompañada de su “cantaleta”, pero pronto recuperaba la paz y seguía siendo buen amigo de todos. En mayo de 2011 organizó con entusiasmo y creatividad la celebración de los cincuenta años de vida parroquial de san Miguel. En febrero de 2012 se le alivió de la carga pastoral por cansancio y por motivos de salud. Con dolor y nostalgia dejó el servicio de párroco, pero continuó como ecónomo de la comunidad local. La calidad de su servicio, su preocupación por los hermanos mayores y enfermos, bien pueden disculpar las impaciencias y necedades propias de su carácter. Tanto la comunidad local como los numerosos eudistas que somos huéspedes frecuentes de la residencia san Miguel damos testimonio de su calurosa acogida, fraternidad, amor a esta obra de la provincia y afecto por toda la Congregación. Colaboró como integrante del equipo de formación del Teologado san Juan Eudes y mientras tuvo buen estado físico acompañaba a los seminaristas al deporte en los campos de la Bolivariana. Ciertamente los jóvenes del Teologado recordarán con aprecio y gratitud sus desvelos por el cuidado de la casa, su preocupación por el bienestar de cada uno. También resonará por los corredores de san Miguel su famosa expresión de llamado de atención: “ a ver muchachito!”.

El pasado 25 de mayo fue hospitalizado en la Clínica El Rosario de Medellín donde se le diagnosticó un grave problema de médula ósea. A pesar de los cuidados y tratamientos especializados que recibió, no pudo superar las complicaciones colaterales que se presentaron por su fragilidad y antecedentes de salud. Consciente de la gravedad de su enfermedad y fatigado después de dos meses de permanencia en la clínica, decía a quienes lo visitamos en los últimos días, que había cumplido su misión y ya quería estar con el Señor. Como dice el Evangelio de este Domingo, el Señor escuchó su súplica y su deseo: “Pidan, y recibirán; busquen, y encontrarán; llamen a la puerta, y les abrirán. Porque todo el que pide recibe, el que busca encuentra, y al que toca a la puerta le abren” (Lc 11, 9-10). Que el mismo Señor resucitado a quien nuestro hermano Hugo sirvió con alegría y generosidad abra para él las puertas de su mansión eterna y le dé un puesto entre sus santos elegidos en el cielo. Que el testimonio de su vida y ministerio sacerdotal todavía joven sea semilla de muchas vocaciones para la Congregación.

En nombre de la provincia expresamos nuestras sentidas condolencias a toda su familia con la solidaridad de nuestra oración. Los hermanos de comunidad y sus compañeros de estudio sentimos su separación pero sabemos que descansará tranquilo en la paz del Señor.

Como lo prescriben nuestras Constituciones, “los presbíteros celebramos por él dos misas, y los demás participan en la Eucaristía por la misma intención” (Const 46 y RP 46.1).

Bogotá, Julio 27 de 2013. 

Gustavo Londoño, cjm Superior Provincial
 

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