El Año de la Vida Consagrada inició el pasado 30 de noviembre, por ello, queremos recordar, en un primer
momento, las palabras del Papa Francisco en la apertura de este Año, donde señaló en una carta enviada a los religiosos y religiosas que se preparan para vivir este año, los objetivos principales de este tiempo. Así mismo, se resaltará una reflexión sobre la Vida Consagrada hecha por el Capellán de Uniminuto Sur, Edwin Andrés Florez.
En primer lugar, recordaremos los objetivos dados por el Santo Padre: el primero tiene que ver con dar gracias por el pasado, el segundo vivir con pasión el presente y tercero abrazar el futuro con esperanza.
Así mismo pidió a cada orden o instituto que profundice en su carisma y se pregunte si Cristo sigue siendo “su único y primer amor”.
Por otro lado, el Papa también señaló en vísperas del Año de la Vida Consagrada, que se deben abandonar los odres viejos, es decir, costumbres y estructuras eclesiales que no ayuden a su misión. Recordó también que la vida consagrada se renueva constantemente.
"El viento del Espíritu ha continuado soplando con fuerza. Por un lado, impulsando a los Institutos a poner en práctica la renovación espiritual, carismática e institucional que el Concilio pedía. Por otro, suscitando en el corazón de hombres y mujeres nuevas modalidades de respuesta a la invitación de Jesús de dejarlo todo para dedicar la propia vida a seguirlo y a anunciar el Evangelio”.
Sobre el tema, Edwin Andrés Florez, Capellán Uniminuto Bogotá, sede sur, explica claramente lo que significa llevar una vida consagrada.
“Es que podamos tener a Jesús como objeto único de nuestro espíritu existencia, nuestro corazón. Es decir, que Él sea el primero, más aún el objetivo de nuestra contemplación, de nuestro amor, que vivamos en un constante ejercicio de complacencia al Padre, que vivamos unidos a Jesucristo, sumergidos en esa comunidad de la Trinidad: Padre Hijo y Espíritu Santo; esto es llevar una vida consagrada a Dios”.
Muchas veces pensamos, que hablar de Vida Consagrada es hablar únicamente de religiosos y religiosas, sin embargo, Edwin, nos aclara que desde el mismo bautismo somos todos consagrados:
“No solamente los que sienten un llamado a vincularse a una comunidad religiosa son las únicas personas que pueden vivir una vida consagrada. Todo laico, todo bautizado, por el mismo bautismo, está invitado a vivir en santidad, a vivir unido Jesucristo, a ponerlo como el centro de su vida, es decir, a vivir en un Cristo-centrismo constante. Desde su realidad de matrimonio, de noviazgo, de trabajo, estudio, etc. En todo eso se debe buscar agradar a Dios, pensando a Jesucristo como el centro de su actividad. En términos eudistas, desde que se levanta, hasta que se acuesta en la noche, todo su día debe ser una constante alabanza a Dios. Recordemos las palabras de San Juan Eudes: “que cada palpitar de su corazón se convierta en una alabanza al Padre eterno”.
El tema de la consagración, es clave en este tiempo en el que estamos, puesto que cada vez se va perdiendo el sentido mismo de vivir una vida en santidad.
Precisamente, Edwin nos habla de la importancia de este tema en la actualidad:
“La vida consagrada es importante no solamente porque el Papa nos lo pide, sino porque en nuestra actualidad nos encaminamos más hacia la tecnología, ciencia, moda, entre otras cosas que nos alejan del sentido verdadero de la fe. Cuando pensamos en consagrar, pensamos en estar unidos a, estar sumergidos en. Por eso la invitación es a estar sumergidos en Jesucristo, estar inmersos en el misterio de la Santísima Trinidad, en esa comunidad perfecta. Es estar conscientes, por lo menos este año que viene, de que somos llamados a vivir en Jesucristo.
¿Y por qué en estos tiempos?, porque el Evangelio siempre es actual, porque Jesucristo siempre es la respuesta viva y activa de la realidad humana, de cada momento histórico del ser humano”.
La clave está precisamente en esto que nos menciona el Capellán, en que el Evangelio es actualidad, y por lo tanto, fue, es y será la respuesta a todas las necesidades de la vida. Por lo tanto, si vivimos en la consagración, siempre tendremos la respuesta a los problemas que se nos presenten. En este sentido, el Capellán, nos da tres lineamientos para vivir verdaderamente una vida consagrada.
“El primero es la meditación en las Sagradas Escrituras: aquí me doy cuenta de qué quiere el Señor para mi vida;
Segundo, vivir una vida activa en la oración: tener la capacidad de que aquello que he meditado en la Escritura, lo puedo llevar a una relación íntima con Dios a través de la oración.
Tercero, vivir la plenitud de lo que he leído, he meditado, he orado en la comunidad: descubrir a Cristo en la comunidad, darme cuenta de que Él está presente allí. Pues esto nos lleva a descubrir también que Cristo está presente en el otro”.
Finalmente el Capellán de Uniminuto, nos regaló una invitación para vivir una vida consagrada desde nuestras distintas vocaciones.
“Quiero invitarlos para que nos dediquemos el resto de nuestra vida a consagrarnos a Jesucristo, a darle todo el espacio de nuestra vida. Porque Cristo nos pide que moremos, que permanezcamos en Él. Así lo ha dicho en su Palabra: “Sigan unidos a mí, como yo sigo unido a ustedes”. Juan 15: 4
Dispongámonos siempre a recibir a Jesucristo, a permanecer en Él, a estar unidos a Él, a descubrirlo siempre, en cada momento y lugar en el que nos desempeñamos. No tengamos miedo y probemos esta nueva opción de vida que es unirnos a Jesucristo en una vida consagrada desde la vocación que el Señor nos ha regalado”.
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