ADVIENTO, es la primera etapa del Año Litúrgico. Comienza el cuarto domingo que precede a la Navidad, que, por lo general, corresponde al último domingo de noviembre o al primer domingo de diciembre, depende en qué día del año cae el 25 de diciembre, es decir, el tiempo del Adviento y su organización dependen de la fecha del nacimiento de nuestro Señor Jesucristo.
La palabra "Adviento" proviene del latín Adventus que significa venida, esto indica que el tiempo de Adviento es el tiempo de espera de la venida de nuestro Salvador. Está integrada por 4 semanas contadas de domingo a sábado; cabe aclarar que, litúrgicamente hablando, la semana no inicia el día lunes, sino el día domingo, puesto que el primer día de la semana fue el día de la resurrección, es, por ende, el domingo, el día del Señor.
Durante las 4 semanas de Adviento, que preceden a la Navidad, el color litúrgico característico es el morado. ¿Por qué este color y no otro? Pues bien, tiene una explicación de carácter simbólico, como todo en nuestra liturgia católica. El color morado representa la expectativa, la penitencia, un periodo entre la oscuridad y la luz, ni tan oscuro que parezca tiniebla, ni tan claro que permita ver todo y no nos deje expectativa. Dado que en el Adviento se conmemora el acontecimiento de la espera del Mesías, también dicha conmemoración nos prepara para la "segunda venida de nuestro Salvador", es decir, estamos a la expectativa de su llegada y, por tal motivo, nos "revestimos de penitencia, de época de conversión", muy similar a lo que va a ocurrir con el tiempo de Cuaresma, el cual explicaremos más adelante. En otras palabras, el morado es el color de la "preparación" y de la "penitencia".
La corona de Adviento
Es el primer anuncio ele Navidad, así de sencillo. La corona, tomada de la cultura alemana precristiana, cuando los germanos encendían las ramas verdes que recogían en señal de que esperaban la primavera, fue retomada por el cristianismo para indicar que, al encender la corona (con las 4 velas que la adornan), estamos a la espera de la nueva primavera, es decir, de la vida en Cristo. Esta corona de Adviento tiene como características primordiales las siguientes:
1. Es señal de una esperanza de vida en Cristo Jesús.
2. Jesús es la luz del mundo, que viene a iluminarnos en medio de la oscuridad del pecado.
La palabra "Adviento" proviene del latín Adventus que significa venida, esto indica que el tiempo de adviento es el tiempo de espera de la venida de nuestro Salvador.
3. Jesús rompe con las tinieblas de la muerte y nos da nueva vida.
4. Jesús es una semilla de verdad que contiene la luz que da la vida.
5. Jesús ha venido, está con nosotros y de nuevo vendrá con su gloria.
Las cuatro velas pueden ser: 3 violetas y una rosada, o bien, una morada, una violeta, una rosada y una blanca. ¿Qué significado tienen?
Tanto en una forma como en otra, las velas representan la progresiva llegada de la luz del mundo, pues cada domingo se va encendiendo una de ellas. En el primer caso, los tres primeros domingos se encienden las velas color violeta y el último domingo la de color rosado. En el segundo caso, el primer domingo se enciende la morada, en el segundo domingo se enciende la violeta, el tercer domingo se enciende la rosada y el último domingo de Adviento se enciende la vela blanca, como indicación de que ya, una vez iluminada toda la corona, llega al final la luz que iluminará plenamente a la humanidad: Jesucristo.
Otros símbolos de la corona de Adviento
La forma circular de la corona representa el inacabable amor de Dios por la humanidad, un amor
interminable que no se consume, sino que permanece a nuestro alrededor, igual como debe permanecer nuestro amor al prójimo, que es a lo que nos invita todo el acontecimiento salvífico de Cristo.
interminable que no se consume, sino que permanece a nuestro alrededor, igual como debe permanecer nuestro amor al prójimo, que es a lo que nos invita todo el acontecimiento salvífico de Cristo.
Las ramas verdes simbolizan una vida llena de esperanza, pues el verde es el color de la esperanza y las ramas representan aquello que ha tenido vida, y permanece en la esperanza de conservarse por el inmenso amor de Dios a la humanidad.
Las manzanas al interior de la corona nos conmemoran el pecado que entró al mundo por la falta de Adán y Eva en el jardín del Edén, pero también nos recuerdan la promesa de la venida del Salvador, aquél al cual estamos esperando ansiosos en este tiempo de Adviento.
El listón rojo representa nuestro amor a Dios, amor de Dios que nos envuelve, por eso va, de forma circular.
La navidad
Según la liturgia, el tiempo de Navidad va desde el día en que celebramos el nacimiento del Redentor (25 de diciembre) y el segundo domingo después de la Navidad o el domingo después del 6 de enero, cuando celebramos el Bautismo del Señor. Navidad, en sí, es la aféresis de Natividad que significa "nacimiento". Sabemos por la Tradición católica, que el nacimiento que se celebra es el de nuestro Señor Jesucristo, en otras palabras, el misterio de la Encarnación del Hijo de Dios.
El nacimiento en los evangelios
De los 4 evangelistas que encontramos en el Nuevo Testamento, (Mateo, Marcos, Lucas y Juan), tan sólo dos de ellos nos relatan el nacimiento del Salvador: Mateo y Lucas. Quien nos brinda datos más exactos de la Encarnación de Dios en Jesús es el evangelista san Lucas, que nos relata todo el acontecimiento desde la Anunciación del Arcángel san Gabriel a la santísima Virgen María, hasta el nacimiento de Jesús en un pesebre en Belén de Judá. Más adelante nos va a relatar más detalles de la infancia de Jesús, como su pérdida y hallazgo en el templo a la edad de 12 años, pero por ahora, quedémonos con la Navidad.
"El Espíritu Santo viene en ayuda de nuestra debilidad, orar como conviene; pero el Espíritu mismo intercede por nosotros"
Celebramos, pues, en Navidad, un acontecimiento sin precedentes en la historia de la humanidad: Dios se encarna, es decir, se hace hombre, toma forma humana, para liberar al mundo de la situación de pecado en que había caído. El acto salvífico de Dios a través de su Hijo, Jesús, es la gran manifestación de su inmenso amor por los hombres, y en señal de agradecimiento y como gesto conmemorativo, nosotros celebramos esta gran fiesta el 25 de diciembre, es decir, en la fecha en que para la cultura romana era el día del nacimiento del Nuevo Sol; para los cristianos, ese Nuevo Sol es Jesucristo, quien viene a iluminar a la humanidad para salvarla.
San Mateo nos va a relatar el acontecimiento con menos detalles de los que presenta Lucas, pero no por eso deja de tener radical importancia. En el Evangelio de Mateo encontramos un relato desconocido para Lucas, la llegada de los Magos venidos de Oriente para adorar al Salvador. Este acontecimiento se conoce con el nombre de EPIFANÍA.
Tomado de la Revista Vida Pastoral
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