miércoles, 20 de agosto de 2014

“Nacimos para amar” III Congreso de la Espiritualidad Lazos de Amor Mariano

El sentimiento de amor nos introduce al bautismo cristiano, la I carta de los corintios 13 nos enfatiza muchos carismas “puedo tener muchos dones, puedo tener sobre abundancia de carismas pero si me falta el amor, nada soy”. Jesús nos llama a amar, en sus momentos de iluminación él nos relaciona con el verdadero ser cristiano “amarse unos a otros como yo los he amado”, es el verdadero amor cristiano que el mismo Jesús nos dejó. La gran fuerza de nuestra fe se basa en el amor, esa fuerza que debemos amar desde nuestro Dios, la gran renovación que podemos aportar al mundo es nuestra fe y esa fe se introduce en el misterio cristiano desde el amor, tenemos que siempre estar atentos pues el ser humano por sí solo, por naturaleza tiene inmensas incapacidades para el amor, la realidad del pecado que nos acompaña nos paraliza y nos limita para amar. El orgullo, el egoísmo por ejemplo, pensar por sí mismo nos imposibilita saber amar, sin amor, no somos auténticos cristianos y eso nos hace incapaces de transcender en la vida espiritual.

El amor es; sobre todas las cosas una donación, es una salida, una entrega el amor no exige nada, el amor se da por si solo, el rencor es uno de esos caminos los cuales nos impiden poder amar, recordar sin dolor no es fácil para muchos el saber perdonar es un camino pedregoso que tiene que ser extenso para llegar a la meta final, el reconocer que la otra persona también involucra el pensamiento y el sentimiento de sí mismo.

Jesús siempre nos ha llamada a amar, él nos recuerda siempre en su evangelio “el que quiera ser mi discípulo niéguese a sí mismo”. Si cargamos con nuestra cruz, si nos negamos nosotros mismo es un poco fácil, porque para Dios no es nada imposible. Dios, no es un Dios de proposición si no de disposición él solo nos quiere amar como sus hijos predilectos.

La misión de todo cristiano deber ser la esencia en la vida espiritual una unión con Dios, desde la familia se crean un campo de amor en rostros concretos, en manos concretas es un mundo donde el amor debe girar en torno a Dios, desde el núcleo familiar se transforma el sentimiento del amor. Cuando hace falta amor, viene la soledad pues como seres humanos esos vacíos nos impenden reconocer el amor como un acto grupal y familiar.

El mundo actual grita y reconoce que la familia debe ser el centro de todo católico, el núcleo primario que nos llene del amor de Dios, pues Dios nos ama en un rostro concreto de una familia.

Al final de la vida descubriremos que lo más importante fue amar, al final de la vida lo importante es hacer una visión de amor en este tierra.

Nunca debemos perder el norte, hay muchas cosas en nuestro mundo pero la esencia de los cristianos, la esencia de los que siguen a Jesús es aprender el camino del amor.

Tu vida es fecunda pues es una huella de amor que solo Dios puede dejar en ti, Dios quiere que todos nos queramos como él nos quiso, nuestra mayor fuerza de amor debe ser Jesucristo en la Cruz, eso no lo podemos olvidar, debemos poner a él como centro de nuestra vida.

Hoy no nos sabemos amar, pero como hijos de Dios nacimos para amar.




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