La solemne Eucaristía de este tercer día de Congreso, estuvo presidida por el Cardenal Francisco Errázuris, enviado especial del Papa Francisco, quien, basado en la lectura del Evangelio, explicó que la misericordia de Dios no concibe distinción alguna.
El pasaje del Evangelio se manifestaba la ocasión en que Jesús se encontró con una mujer cananea quien a gritos pedía al Señor que sanara a su hija, pues, esta última, se encontraba poseída por un demonio. Aquí el Señor le dijo a la mujer que había sido enviado para la salvación de las ovejas del pueblo de Israel, y que no estaba bien echar el pan a los cachorros. Sin embargo, la mujer insiste y pide al Señor que la socorra desesperadamente; por eso le dice al Señor que incluso los cachorros comen de las migajas de pan que caen de la mesa del Señor.
Aquí se puede ver, insistió el Cardenal, cómo la mujer aun siendo extranjera, reconoce el poder del Señor. “Acepta sinceramente ser un cachorro bajo la mesa del Señor y recibir de sus migajas, pero con lo que no contaba esta cananea, es que Jesús no da migajas, el pan de Dios se da en abundancia”
De esta manera, resaltó la insistencia de esta mujer al mismo tiempo que su humildad para reconocerse pecadora, por eso “no debemos desmayar cuando pedimos misericordia para alguien, incluso para nosotros mismos, recordemos las palabras que Dios dijo a Santa Faustina: Mientras más grande es la miseria, tanto más grande es el derecho que tienen a mi misericordia”
“Seamos misericordiosos y obtendremos misericordia” “Socórrenos Señor Jesús, transforma nuestro pueblo, que abunde tu amor y tu infinita misericordia”
No hay comentarios:
Publicar un comentario