En pasados días hemos celebrado como Casa de Formación las primeras comuniones y confirmaciones de los niños y jóvenes de los distintos barrios en los cuales realizamos nuestro servicio pastoral, los Eudistas en Venezuela vivimos y vemos con esperanza este regalo providente del Señor que nos anima a seguir trabajando en pro de la construcción del reino y en virtud de lo que nuestra Escuela de Santidad nos ofrece. Las distintas celebraciones estuvieron presididas por S.E Mnsr. Trino Fernández, Obispo Auxiliar de Caracas y el Padre Martin Solano, CJM respectivamente, ha sido un tiempo de Gracia hemos sido testigos de los deseos de cambio que existen en nuestra sociedad venezolana y de los anhelos de que se instauren los valores del Evangelio en el corazón de nuestra Patria.
En su Homilía, el Padre Martin Solano reflexionó sobre el significado de su primera comunión, al decirles que La Primera Comunión es sólo la primera; es un comienzo, el comienzo de una amistad que tiene que seguir. Si seguimos recibiendo siempre a Jesús en la comunión vamos a estar siempre unidos a Él y así podemos ser buenos cristianos. Nosotros nos hacemos cristianos por medio del Bautismo, la Confirmación y la Comunión. Pero vean: nos bautizamos una sola vez, porque cuando nos bautizan es como si naciéramos de nuevo para ser hijos de Dios, y se nace una sola vez. También recibimos la Confirmación una sola vez, porque en la Confirmación el Espíritu Santo nos hace mayores de edad como cristianos; es como si cumpliéramos 18 años. Pero la Comunión la tenemos que recibir muchas veces, porque ése es nuestro alimento espiritual, y nosotros comemos todos los días. Jesús en la Comunión es nuestro Pan de Vida: nos hace crecer cuando lo tomamos; nos hace crecer en la fe y en el amor a Dios y a nuestros hermanos.
Además les dijo : ¡No dejen la Misa del domingo! ¡No se olviden de que es el día del Señor! Miren: a los que dejan de ir a Misa, a los que no van más, se les va enfriando el amor a Dios, se van olvidando de todo lo que aprendieron en la catequesis, se van alejando de Jesús. ¡Es una lástima! Piensen siempre que Él los espera en la parroquia, en la capilla, cada domingo. Si no van, el lugar que tenían para ocupar queda libre y nadie lo puede llenar, porque Jesús los espera a cada uno, los quiere a cada uno, los conoce a todos y a cada uno por su nombre.
Por su parte Monseñor Trino habló sobre la acción del Espíritu Santo en nuestras vidas al decir que Todo es nuevo, transformado en bien, en belleza, en verdad; no hay ya lamento, luto… Ésta es la acción del Espíritu Santo: nos trae la novedad de Dios; viene a nosotros y hace nuevas todas las cosas, nos cambia. ¡El Espíritu nos cambia! Y la visión de san Juan nos recuerda que estamos todos en camino hacia la Jerusalén del cielo, la novedad definitiva para nosotros, y para toda la realidad, el día feliz en el que podremos ver el rostro del Señor, ese rostro maravilloso, tan bello del Señor Jesús. Podremos estar con Él para siempre, en su amor.
El camino de la Iglesia, también nuestro camino cristiano personal, no es siempre fácil, encontramos dificultades, tribulación. Seguir al Señor, dejar que su Espíritu transforme nuestras zonas de sombra, nuestros comportamientos que no son según Dios, y lave nuestros pecados, es un camino que encuentra muchos obstáculos, fuera de nosotros, en el mundo, y también dentro de nosotros, en el corazón. Pero las dificultades, las tribulaciones, forman parte del camino para llegar a la gloria de Dios, como para Jesús, que ha sido glorificado en la Cruz; las encontraremos
siempre en la vida. No desanimarse. Tenemos la fuerza del Espíritu Santo para vencer estas tribulaciones.
Finalizo con estas palabras, Es una invitación que dirijo a los que se van a confirmar y a todos: permaneced estables en el camino de la fe con una firme esperanza en el Señor. Aquí está el secreto de nuestro camino. Él nos da el valor para caminar contra corriente. Lo estáis oyendo, jóvenes: caminar contra corriente. Esto hace bien al corazón, pero hay que ser valientes para ir contra corriente y Él nos da esta fuerza. No habrá dificultades, tribulaciones, incomprensiones que nos hagan temer si permanecemos unidos a Dios como los sarmientos están unidos a la vid, si no perdemos la amistad con Él, si le abrimos cada vez más nuestra vida. Esto también y sobre todo si nos sentimos pobres, débiles, pecadores, porque Dios fortalece nuestra debilidad, enriquece nuestra pobreza, convierte y perdona nuestro pecado. ¡Es tan misericordioso el Señor! Si acudimos a Él, siempre nos perdona. Confiemos en la acción de Dios. Con Él podemos hacer cosas grandes y sentiremos el gozo de ser sus discípulos, sus testigos. Apostad por los grandes ideales, por las cosas grandes…
Bendiciones desde Venezuela
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