jueves, 31 de julio de 2014

Espiritualidad, Religión y Paradigmas de Fe


En reflexiones pasadas hemos dicho que la espiritualidad es la capacidad que tiene el ser humano de buscar o de darle un sentido a la vida...

Como consecuencia de tal afirmación decíamos también que todo ser humano es espiritual por naturaleza, es decir, la espiritualidad es innata, nacemos espirituales. También dijimos que la religión es la manera como un determinado grupo humano se apropia y organiza una determinada espiritualidad para perpetuarla en el tiempo lo más fiel posible a la experiencia fundante, de modo que la religión es adquirida, no nacemos católicos, ni evangélicos, ni budistas, ni judíos, ni musulmanes, etc., o nos hacen o nos hacemos católicos, musulmanes, judíos, etc. Por eso es tan importante saber diferenciar esas dos realidades, porque los paradigmas espirituales y religiosos, como todo paradigma están sujetos al cambio, a la renovación, a la transformación.

Esta realidad espiritual y religiosa nos muestra además, que en todo ser humano hay un conservador y un liberal, uno que quiere mantener y otro que quiere renovar… El epistemólogo Thomas Kuhn da buena cuenta de ello con sus explicaciones sobre las revoluciones científicas, sobre los cambios de paradigmas, sobre la doble realidad humana de conservar y transformar, nos recuerda que el paradigma revolucionario una vez que conquista su lugar de privilegio en el escenario científico desplazando al paradigma antiguo, se vuelve automáticamente en el paradigma normal que luchara ahora por ser conservado, es decir, lo que otrora fuera liberal se vuelve conservador y el ciclo se reinicia.

A continuación quiero compartir con ustedes unos cuentos de un gran filósofo espiritual de la India (Anthony de Mello) que nos pueden ayudar a pensar y a tomar decisiones sobre nuestros propios paradigmas espirituales y religiosos, sobre nuestro conservadurismo y sobre nuestro espíritu libertario; son por así decirlo, cuentos para pensar, sentir y actuar, espero que los disfruten:

La Verdadera Espiritualidad

Le preguntaron al Maestro: «¿Qué es la espiritualidad?».
«La espiritualidad», respondió, «es lo que consigue proporcionar al hombre su transformación interior».
«Pero si yo aplico los métodos tradicionales que nos han transmitido los Maestros, ¿no es eso espiritualidad?».
«No será espiritualidad si no cumple para ti esa función. Una manta ya no es una manta si no te da calor».
«¿De modo que la espiritualidad cambia?».
«Las personas cambian, y también sus necesidades. De modo que lo que en otro tiempo fue espiritualidad ya no lo es. Lo que muchas veces pasa por espiritualidad no es más que la constancia escrita de métodos pasados».
Hay que cortar la chaqueta de acuerdo con las medidas de la persona, y no al revés.

El Gato del Gurú (Anthony de Mello)

Cuando, cada tarde, se sentaba el gurú para las prácticas del culto, siempre andaba por allí el gato de ashram distrayendo a los fieles. De manera que ordenó el gurú que ataran al gato durante el culto de la tarde.
Mucho después de haber muerto el gurú, seguían atando al gato durante el referido culto. Y cuando el gato murió, llevaron otro gato al ashram para poder atarlo durante el culto vespertino.
Siglos más tarde, los discípulos del gurú escribieron doctos tratados. acerca de importante papel que desempeño el gato en la realización de un culto COMO ES DEBIDO.

Huesos para probar nuestra fe

Un intelectual cristiano que consideraba que la Biblia es literalmente verdadera hasta en sus menores detalles, fue abordado en cierta ocasión por un colega que le dijo: «Según la Biblia, la tierra fue creada hace cinco mil años aproximadamente. Pero se han descubierto huesos que demuestran que la vida ha existido en este planeta durante centenares de miles de años».
La respuesta no se hizo esperar: «Cuando Dios creó la tierra, hace cinco mil años, puso a propósito esos huesos en la tierra para comprobar si daríamos más crédito a las afirmaciones de los científicos que a su sagrada Palabra».

Buscar en el lugar equivocado

Un vecino encontró a Nasruddin cuando éste andaba buscando algo de rodillas. «¿Qué andas buscando, Mullab?».
«Mi llave. La he perdido».
Y arrodillados los dos, se pusieron a buscar la llave perdida. Al cabo de un rato dijo el vecino: «¿Dónde la perdiste?». «En casa».
«¡Santo Dios! Y entonces, ¿por qué la buscas aquí?».
«Porque aquí hay más luz».
¿De qué vale buscar a Dios en lugares santos si donde lo has perdido ha sido en tu corazón?

Por: Mauricio G. Pareja Bayter




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