Agua fresca para la Iglesia.
Dentro de esta magnífica experiencia hemos tenido la gracia de compartir con dos hermanos sus incorporaciones y ordenaciones diaconales. Se trata de los hermanos que residen en la casa la Misión, Wilfrido Briones y Héctor Manzanarez. Willy se incorporó al Congregación y fue ordenado diácono el mismo día, el 14 de marzo, de manos de Monseñor René Coba. Héctor se incorporó el 25 de marzo, día insigne en nuestra Congregación, y fue ordenado diácono por manos del mismo Monseñor Coba, el 28 de marzo. Estás celebraciones han sido de gran bendición para los que caminamos en el mismo proceso.
La compañía de varios sacerdotes eudistas y diocesanos hace notar la unidad y aceptación de la congregación en este bello país. Después de cada celebración compartimos como familia una cena brindada por la casa.
Demos gracias a Dios por estos dos nuevos hermanos diáconos al servicio de la iglesia universal y oremos por ellos para que sean siempre verdaderos servidores del Señor en los hermanos.
Un nuevo Lector.
Otra gracia recibida fue la institución del ministerio del lectorado de nuestro hermano Manuel Fernando Paredes, en ceremonia presidida por el Superior Provincial. Su ministerio laical no solo se reduce a la lectura de la Palabra. De ahora en adelante sus esfuerzos serán para ser Evangelio vivo. Oremos por él para que su vida sea transfigurada y sea luz para muchos.
Vida común.
Ya cumplimos dos meses de estar en esta bendita experiencia que para nosotros ha sido una gracia de Dios. Avanzamos en la experiencia espiritual de San Juan Eudes, en los lazos de hermandad y en el compromiso con las comunidades donde realizamos pastoral.
Conocer las Constituciones de la manera que la experimentamos, de la mano del Padre Álvaro Torres, ha aclarado muchas dudas con respecto a la pertenencia a la Congregación.
Este grupo sigue destacándose por su sentido crítico constructivo, por su unidad y por la madurez con la que se ha afrontado las situaciones difíciles propias de la convivencia.
Pedimos a todos seguir orando por nosotros para que el Amantísimo Jesús nos dé un ardiente deseo de amarle y servirle por siempre.
Viva Jesús y María.
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