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La Iglesia, que sabe que nada podemos, que somos impotentes ante el bien, nos hace suplicar: conviértenos Tú, oh Dios, que eres nuestro salvador. Oh protector nuestro, mira sobre tus esclavos, oye las súplicas de tus siervos.
La Cuaresma es el tiempo para la caridad no fingida, el tiempo de dar. Tuve hambre y ustedes me dieron de comer (Mt 25, 35). El juicio final se nos hará acerca de la caridad. Nos lo dice el Evangelio: Lo que ustedes hicieron al más pequeño de los míos, a mí me lo hicieron. Vengan, benditos de mi Padre (Mt 25, 40).
En estos días Dios quiere buscar, como dice Ezequiel, lo que se ha perdido de nosotros. Quiere atraer lo que se ha desviado. Quiere pegar lo que se ha partido. Quiere fortalecer lo que está débil (cf Ez 36, 24-36). Cuaresma: cuarenta días que constituyen los ejercicios espirituales de la Iglesia. A ser fieles, suficientes y poderosos para realizar nuestra renovación cristiana.
(Libro "Morir y resucitar con Cristo")
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