Llegar a los 28 años en la vida del ser humano significa haber logrado una serie de metas con sacrificios, angustias, dificultades, pero con grandes satisfacciones, pues es sentirse realizado en una gran parte de su existencia. Es esa mayoría de edad que revela madurez, experiencia, conocimiento y que mira hacia el futuro con mucha más proyección, lo cual hace parte de eso denominado proyecto de vida. El hecho de que una empresa llegue a esa mayoría de edad representa el crecimiento, el progreso, como institución, de la mano de todas aquellas personas que hacen y han hecho parte de ella. Unas crecen económicamente, otras en reconocimiento y muy pocas en un factor altamente significativo como lo es el espiritual, conjugado con lo humano.
La Emisora Minuto de Dios es una de esas entidades que hace parte del Centro Carismático y que, por supuesto, ha crecido enormemente en lo espiritual y humano. Está cumpliendo sus primeros 28 años al aire y es importante mencionar que ha sido una realidad que hizo parte del sueño de un ser visionario, servicial y sensible a la humanidad como lo fue el Siervo de Dios, el padre Rafael García Herreros.
Con él, un especial equipo de personas trabajó incansablemente para conquistar ese escalón, haciendo posible que el 6 de junio de 1987 la Palabra de Dios y las enseñanzas del Evangelio empezaran a penetrar en las almas de los bogotanos, con una frase única y sonora: “Emisora Minuto de Dios, una emisora para la gloria de Jesucristo”.
Los padres Diego Jaramillo Cuartas y Arturo Echeverry, sacerdotes eudistas, junto a otros soñadores sacaron adelante el propósito que ha servido para fortalecer el espíritu de los católicos capitalinos, dando forma a una manera diferente de entregar el mensaje de Jesucristo y su buena nueva sin desprenderse de la realidad que envuelve al pueblo colombiano.
Su primer director fue el padre Arturo Echeverry, encargado de darle sentido a la programación de evangelización, fiel a los preceptos de la Iglesia; posteriormente, entre los directores pasaron: el padre Alberto José Linero Gómez, quien le dio vida al Radiominutón. Con el tiempo estuvieron los padres Ricardo Chinchilla, John Mario Montoya y Jorge Moya, quienes, de una manera particular imprimieron al vestido e identificación de la emisora siguiendo los lineamientos trazados desde la misión del Minuto de Dios y del Centro Carismático.
En la actualidad, la dirección está a cargo del padre Javier Riveros quien asumió esta responsabilidad desde el año 2010, caracterizándose por su entrega con toda la comunidad, dándole continuidad al proceso de evangelización mediante celebraciones como la fiesta de Pentecostés, Radiominutón, las asambleas carismáticas, las eucaristías mensuales y otras actividades alternas que congregan a la audiencia como familia fraterna que se enriquece al recibir los dones y carismas del Espíritu Santo.
Desde luego, este medio radial no se quedó en Bogotá y expandió sus servicios a otras ciudades como Medellín, Barranquilla y Cartagena, cada una con una parrilla propia de programación, respondiendo a las necesidades de su región, ofreciendo más alternativas para el enriquecimiento espiritual. Tanto Bogotá, Medellín, Barranquilla y Cartagena se pueden escuchar en cualquier parte del mundo, gracias al buen uso de las nuevas tecnologías, a través del Real Audio en Internet. En el caso de Bogotá, se puede entrar en www.radiominutodedios.com y disfrutar de 24 horas de programación en todas las franjas: infantil, juvenil, familiar, musical, 100% evangelización.
Desde el nuevo milenio, esta estación radial ha complementado su lema, que la identifica como “Emisora Minuto de Dios 107.9 fm, una emisora Católica para la gloria de Jesucristo”.
Y respondiendo a las necesidades de las nuevas generaciones, a través de las tecnologías y el servicio de internet, ha entrado en la onda de las redes sociales, en Facebook Emisora Minuto de Dios Bogotá 107.9 fm; en Twitter @MinutodeDiosFM y en YouTube Prensa1079.
Feliz aniversario, feliz cumpleaños, felices 28 años para este medio radial que se ha encargado de brindar apoyo espiritual, esperanza y fortaleza en la fe para aquel que necesita estar en el camino y en la presencia de Dios.
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